domingo, 4 de marzo de 2012

Capítulo 26:Vivo de nuevo

El guarda carcelario Alfonso Fernandez estaba a punto de abandonar su puesto cuando se percató que alguien había llamado a la puerta.Intrigado, apagó la radio y corrió a abrir, temiendo que se tratase de algún superior.

-Bienvenido, ¿que se le ofrece?-PreguntAlfonso aliviado, tras comprobar que no conocía a aquel hombre.

-Vengo a pagar una fianza.-Dijo el hombre.No tenía excesivas ganas de estar allí.Ni siquiera parecía ilusionado de liberar al preso.

-Por supuesto.¿De quien se trata?

-Paco Bentrón.Según creo recordar, eran....

-Quinientos mil euros.¿Como piensa pagarlos?

-¿Puede ser en metálico?

-¿En metálico?-preguntó Alfonso sobresaltado-Bueno, si.Tenemos un procedimiento,suele ser para sanciones más pequeñas pero...

-Está bien, aquí lo tiene-El extraño hombre sacó un sobre repleto de billetes.

-Señor, aquí solo hay.....-Antes de que pudiera terminar la frase, notó algo frío en el pecho.Bajó la mirada y pudo comprobar con horror el cañón de una 9mm que le apuntaba directamente al corazón.

-¿Seguro que falta dinero? Que raro, lo acabo de contar y juraría que estaba todo.Le diré lo que vamos a hacer: Usted va a coger la llave de la celda de Paco Bentrón y va a abrir la puerta.A continuación, le dirá que recoja sus cosas y le enviará hasta esta sala.Como se le ocurra hacer alguna tontería, no solo le llenaré la cabeza de plomo, si no que usaré el cierre de emergencia para abrir TODAS las celdas.Imagínese, doscientos presos furiosos contra un par de guardas desarmados.Ya sabe lo que tiene que hacer, hágalo rápido.Y sin mirar atrás.

Alfonso asintió y se dispuso  a caminar hacia la celda del preso solicitado.Con el corazón en un puño, avanzaba lentamente por los pasillos de aquella cárcel, temiendo que un movimiento brusco asustase al hombre que le estaba apuntando.En realidad, nunca fue consciente de en que momento el cañón de aquel arma dejó de señalar hacia el, ya que haciéndole caso al hombre, había decidido no girar la cabeza y limitarse a seguir sus órdenes.Cuando llegó a la celda, golpeó los barrotes, provocando la excitación del preso, que yacía dormido.Normal, no debían ser ni las cinco de la mañana.

-¿Que quiere?-Preguntó molesto Paco

-Han pagado su fianza-Contestó Alfonso, paralizado por el miedo.

-¿En serio?Si ascendía a....

-Quinientos mil euros, lo sé.Hay millonarios que creen que hacen el bien sacando a criminales de la cárcel.Y a veces no tan millonarios.Es despreciable.Si por mi fuese, la gente como tú se pudriría el la cárcel, pero.... bueno, es igual -Se cortó Alfonso, con miedo de que le disparase por entretenerse demasiado.-Recoja sus cosas y siga recto por este pasillo.Al final, verá una puerta abierta que le llevará a la libertad.

-¿Quien ha pagado la fianza? ¿Ha sido mi hermano?

-¿Su hermano el ministro? Desde luego, no ha sido el quien me ha dado el dinero.-Respondió Alfonso, mientras se corregía mentalmente "ni él ni nadie me ha dado el dinero".-¿No puede darse prisa? Mi turno ya ha acabado.

-Está bien, ya estoy listo.

-De acuerdo.Prosiga por ese pasillo y llegará enseguida, no tiene pérdida.

Paco obedeció por vez primera desde que estaba en prisión.Ahora que salía, no tenía ningún sentido seguir haciéndose el duro.Pero durante los dos meses que había permanecido en prisión, se había negado a realizar cualquier tarea impuesta por los carceleros, convirtiéndose así en un preso especialmente conflictivo.De ahí las malas formas con las que el guarda le había tratado ahora que salía, supuso.Se habían quedado con ganas de venganza.

Tras recorrer el pasillo, accedió por la puerta entreabierta que el carcelero le había indicado, esperando ver al otro lado a su salvador.En vez de eso, tan solo vio su nombre escrito en un papel donde también figuraba un número de teléfono.Recogió el papel y lo introdujo en uno de sus bolsillos.Acto seguido, abrió la puerta que daba al exterior, situada al lado contrario por el que él había accedido.

No tenía a donde ir.Ni dinero, ni teléfono, ni casa.Estaba a unos 30 kilómetros de Lugo, y a unos 500 de su casa en Madrid.Comprobó los bolsillos del pantalón, una prenda que había encontrado junto al papel con su nombre.El derecho estaba vacío, pero en el izquierdo había una cartera que debía llevar unos treinta euros en monedas.Paco comprendió perfectamente lo que aquello significaba.Miró a su alrededor.Al fondo, junto al Parking, había un teléfono público,Se dirigió hasta él e introdujo aquel número.El aparato dio sañal y comenzó la llamada.

-¿Estás fuera?

-Si.¿Quien es usted?

-Le he sacado de la cárcel, pregunto yo primero.Usted perteneció a los Grapo, ¿no es así?

-Prefiero no contestar, pero digamos que sabía de gente que sí lo hacía

-Me conformaré por el momento.Ellos le traicionaron.¿No tiene ansias de venganza?

-Por supuesto.Llevo días planeandolo.Pero en absoluto podía imaginarme que sería tan pronto.

-Escuche.Usted sabe información confidencial acerca de la organización.La necesitamos

-¿Y que me ofrecen a cambio? 

-¿A parte de la libertad? Todos los medios necesarios para que borres del mapa a los culpables de que estés en prisión.

-No suena mal en absoluto.Supongo que ahora me toca a mi el turno de preguntar.¿Quienes son ustedes?

-Somos parte del bando fascista.

-No colaboro con fascistas.

-No colaborarás, simplemente es un pacto de intereses.Tu consiguen venganza sin que nadie te achaque nada por la misma, y nosotros información.

-¿Como piensan conseguir impunidad para mi?

-No te mancharás las manos.Eso será cosa de nuestras tropas.

-Si pudiesen cargarse a los que me metieron aquí, ya lo habrían hecho, aunque por otras razones.

-No podemos, a menos de que tengamos esa información.Digamos que tenemos espías.Tanto personas como instituciones espías.Si pudiésemos saber un par de cosas sobre como funcionan las cosas al otro lado del frente, conseguirías la venganza.

-Está bien, hay trato.Pero de los asesinatos me ocupo yo.Ustedes denme solo equipo.Y un ayudante, a poder ser.Les contaré todo lo que sé.¿Podría decirme donde y cuando nos podremos ver? Sus treinta euros  no llegan a nada, y aún debo llamar a mi hermano para que venga aquí.

-Mañana a las ocho en punto en la Plaza de Armas.

-¿Ferrol?-Preguntó Paco extrañado

-Exacto.Allí está el hombre que le metió entre rejas.

-Está bien, buenas noches... o buenos días, como usted quiera.

-Buenas noches.

Paco colgó el teléfono y antes de llamar a su hermano se dispuso a pensar.Estaba a punto de delinquir de nuevo.Pero aquello no era un delito cualquiera: era la venganza.la venganza que mueve el mundo desde hace milenios corría por su sangre y era ya demasiado tarde como para detenerla.El hombre que había llevado a cabo esa operación moriría, así como el que dio su nombre a las autoridades tras su detención por su mujer.Su mujer.No le habían acusado de homicidio, lo cual quería decir que su mujer continuaba viva.Debía ir a verla a Madrid.Pero tenía miedo.Miedo te haberse convertido en un monstruo para ella.

Paco siempre había sido amable y atento con ella.Pero desde que le habían traicionado, hace ya cinco años, se había mantenido en una tensión constante que los estaba matando a los dos.Algo más a ella, por supuesto.Pero como ya he dicho, la venganza campaba libre y era ya imposible detenerla.No descansaría hasta acabar muerto o victorioso.

Y parte de su venganza pasaba por Julián Ballesteros, el hombre que le había pedido doscientos cincuenta mil euros por sacarle de la cárcel.Aquel cabrón capitalista debía morir también.Sabía lo que quería hacer.No quería colaborar con los fascistas, aquello era un paso tan necesario como sucio, del que esperaba no tener que volver a hablar.Quería cambiar los mandos de la organización.Los que estaban ahora se habían vuelto corruptos por culpa del poder.Debía cambiarlos a todos, fuese como fuese.Volvería desde el exilio prometiendo un cambio en la estructura comunista.Un país comunista debía abrirse al mundo como nación, pero no como pueblo, como mantenían los capitalistas.Debía de ser el poder quien se junte con otros gobiernos.

Abrir sus fronteras a empresas.Mantener a sus ciudadanos con leyes comunistas dentro de un país capitalista.Eso provocaría un rendimiento brutal, y un enorme enriquecimiento de los estados.Quería tomar como modelo China y no Cuba, como sostenía la cúpula actual.Quería cambiar las cosas, y de paso vengarse.Aunque fuese lo último que hiciese.

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