sábado, 31 de marzo de 2012

Capítulo 31:Sabía Demasiado

Sergei se despertó en una habitación mugrienta y sombría, sobre una camilla incómoda, rodeada esta por varias bandejas retráctiles en cuya superficie se amontonaban decenas de aparatos quirúrgicos junto a diversas jeringuillas cuyo contenido no fue capaz de identificar.


Ante el, una silueta borrosa, casi inapreciable, que poco a poco fue descubriéndose ante sus ojos, hasta mostrarle a la perfección el rosto de un hombre alto, de unos treinta y cinco años, pelo castaño y ojos azules, el cual pareció resucitar cuando comprobó que Sergei había regresado en sí.


Tras pronunciar unas palabras que apenas pudo seguir por el movimiento de sus labios (aún borroso ante sus ojo), dos hombres que hasta ahora custodiaban la puerta de entrada de aquella sala se acercaron y comenzaron a dirigir la camilla, que atravesó lentamente los largos pasillos de aquel misterioso y  psicodélico cruce entre un manicomio y hospital de campaña.


A medida que el resto de los sentidos comenzaban a reactivarse , pudo darse cuenta, por ejemplo, de las apretadas correas que apenas le permitía mover el brazo unos escasos centímetros.
Escandalizado, comprobó con horror que aquellos hombres no eran de los suyos.Y entonces comenzó a recordarlo todo


Recordó como avanzaba por los fríos y contaminados bosques de Prypiat, cuando una patrulla enemiga les capturó.Recordó también las miradas tan vacías como muertas de algunos de los soldados enemigos, quienes obedecían más al estereotipo de simples "carne de cañón" que a valientes soldados con facultad de decisión.


¿Que habría pasado con el resto de su grupo? Quizá habrían muerto, quizá el gélido clima ucraniano había ingerido ya todos los restos que no pudieron ocultar las balas.Pero por una razón o por otra, sabía que lo descubriría en breve.


Al fin, la camilla detuvo su obligada andadura por los corredores centrales y se introdujo por una puerta situada a la izquierda del mismo.Ahora la vista ya no le fallaba, de modo que pudo observar con total resplandor la cara del hombre que le aguardaba sentado sobre una incómoda silla."¡Vicente!"Exclamó Sergei, acompañado de su siempre fiel acento ruso.


Al escucharlo, el hombre que permanecía sentado sobre la silla, observando el suelo pensativamente, decidió levantar la cabeza y contemplar al hombre que acababa de entrar, no precisamente por su propia voluntad, en aquella sala.


-¿Sergei, eres tu?-Preguntó el hombre, cuyos ojos se habían inundado de esperanza repentinamente.


-¿Vicente? Menos mal, creía que esos cabrones te habían matado


-No te daré ese gusto, compañero.Aún no.¿Que harán con nosotros?


-Supongo que creerán que estamos al mando de la toma de Prypiat.Buscarán información.


-¿Información?


-Exacto, información de la que nada sabemos.Pero no se darán por vencidos, nos apretarán las tuercas hasta que...


-¿Hasta que?


Vicente lamentó haber dicho aquello, que había sido fruto de un acto reflejo.Como única respuesta, la mirada muerta y derrotista de Sergei.Esa mirada casi constante, tan solo modificada de vez en cuando cuando el frío ucraniano decidía olvidar que había dejado el Vodka, provocaba en Vicente una sensación aterradora en una situación normal.Ahora, con el dúo encerrado en un lugar desconocido y a merced del enemigo, ese efecto se intensificaba hasta límites insospechables 


La habitación quedó envuelta durante unos segundos en un completo silencio. La saliva corría por ambas gargantas, mientras sus cerebros intentaban buscar una salida a aquella pregunta.No la había.En realidad, si había una.La que nadie quería escuchar.


Pero el silencio no duró mucho.Los hombres que habían llevado la camilla hasta aquella sala entraron de nuevo en la estancia.Cogieron a Vicente por los brazos y se lo llevaron fuera del ángulo de visión de Sergei, pese a su sólida resistencia,


-¿Es usted Sergei Svladischi?-Preguntó uno de los hombres del grupo, cuya voz, suave y aterciopelada, desentonaba claramente con lo que Sergei habría podido esperar de un oficial.No obstante, su alta estatura y su cuerpo fuerte y fornido, así como su mirada intimidadora y su cabeza rapada provocaban en Sergei la sensación clasista que se podía esperar que crease su voz.


-Depende de quien lo pregunte-Dijo Sergei, dispuesto a no colaborar


-Estaba usted en Prypiat.Puede usted ser acusado de terrorismo.Con las leyes ucranianas, podrían caerle más de cincuenta años.Si lo prefiere, puede colaborar con nosotros.Mañana puede estar cenando con su familia.


-Buen intento, pero no lo ha conseguido.Me matarán de todas formas.NO venderé a mis camaradas por mucho que me apunten con sus fusiles.


-Sabemos de sobras que no cederá por intimidación, es superior a todo eso.Pero tenemos aquí una jeringuilla que lleva su nombre, "Virus del miedo" se llama.Es experimental ,pero se espera que pueda fomentar el miedo mediante la segregación de dopamina.


-Ya, un nuevo "virus de la verdad", ¿no es así?.Los creía más listos a los rojos.Después de todo, han echado un pulso más que digno contra nosotros.Usted debe ser la excepción.-Dijo Sergei, fingiendo una falsa tranquilidad.Sabía que hacer aquello era un arma de doble filo, pues o bien acababa libre o bien muerto.Pero pensó que merecía la pena arriesgarse.


-No sea patético.El virus del miedo no le hará cantar.Pero puede que la posibilidad de que usted mate a su mujer, si lo haga.Este virus conduce al infectado a un estado de locura irremediable.Es algo así como la rabia en personas, sorprendente.Morirá a las 72 horas, dejando tras de si decenas de nuevos infectados.
Sus amigos, su familia,  todos muertos.Afortunadamente, tenemos un antídoto.Usted dirá.Pero le advierto que el tiempo se le acaba.Dos horas después de que el virus comience a correr por sus venas, dejará de actuar con cordura .Aunque reconozco que no será un gran cambio para usted, cuatro horas después de la infección sus órganos comenzarán a desgarrarse.No habrá vuelta atrás.


-Ya, la estrategia del virus mortal y el antídoto.Con quien cree que está hablando, ¿con un niño de 5 años?.


-Esperaba que dijera eso. Eh aquí las pruebas que corroboran mis palabras.Traedle de nuevo-Ordenó el oficial.


Uno de los soldados abrió una puerta situada al fondo de la estancia, en el extremo contrario por el que Sergei había accedido.Tras ella, apareció de nuevo Vicente, con la camisa rasgada y el cuerpo lleno de arañazos.


-¿Que coño te han echo?-Preguntó Sergei


Vicente no le respondió.Se le quedó mirando durante unos segundos, tras los cuales se abalanzó sobre él como una bestia.Sergei se deslizó hacia la parte trasera de su camilla, huyendo del irreconocible Vicente.No fue eso lo que impidió que le tocase, si no los grilletes que llevaba atado a ambas piernas, que le impidiron avanzar mas allá de la puerta.


-Hijo de puta, vas a morir- Creyó entender Sergei en el único sonido que salió de la boca de Vicente.Más que una frase estructurada, había sido un sordo gruñido.Tras ello, corrió a refugiarse en una de las esquinas de la estancia, se tapó la cara y cual niño pequeño comenzó a llorar


-¿Que le pasa?-Preguntó Sergei, escandalizado.


-Está bajo los efectos del miedo extremo.Se ha vuelto un ser casi irracional.No distingue entre amigos y enemigos, no tiene miedo pues el miedo es su modo de vida.Y lo que es mejor, conserva todos sus conocimientos.Puede manejar una pistola o empuñar un fusil, pero no puede pararse a distinguir entre soldados o civiles.Es perfecto.Imagínese despertarse en su casa, dentro de cuatro o cinco horas, en su cama junto a su mujer y con una pistola en la mano.Producto de una ira irracional, abriría fuego contra todo aquel que hubiese en su casa.Sus hijos, su mujer, sus padres.... No contento con ello.Saldría a la calle.Y ahí se desataría una verdadera masacre.¿Cuando cree que puede tardar en llegar una unidad de las fuerzas especiales?.En Kiev puede que tan solo unos minutos, pero en Tserkwa, en donde viven sus padres...
Puede que una hora o dos.Suficiente para matar a cien o incluso doscientas personas, si hay suficiente munición para todos.Y le aseguro que si la hay.


-¿Puede salvarse él?-Preguntó Sergei, quien aún pensaba en Vicente


-¿Este hombre? Podría, por supuesto.Pero no tenemos ninguna intención de gastar el exclusivo brebaje en simple "carne de cañón".Sin embargo usted...


-Está bien, colaboraré.Pregúntenme lo que quieran.


-Me alegra que haya tomado esa decisión.Lamentaría mucho tener que matarle.


-No sea hipócrita, usted celebraría mi muerte, como el resto de sus "camaradas". 


-Ciertamente, pero es usted un hombre inteligente.Sería para mi una verdadera pena desperdiciar su talento.Permítamene decirle que se equivocó de  bando.


-Se lo permito, pero no lo aprecio.


-¿Me desprecia, verdad, Sergei?


-Citando a Bogart, "Si llegase a pensar en ti, posiblemente lo haría".


-Me alegra comprobar la similitud entre nuestros gustos cinematográficos.


-Si no le importa, prefieron hablar de ellos en otro momento.Si usted dice la verdad, apenas debe quedarme media hora de cordura.Y dudo que usted decida arriesgar su "preciado brebaje" una vez sea un monstruo.


-Por supuesto.Sabemos por nuestras fuentes en el gobierno ruso que cada cierto tiempo se reúnen en Moscú los principales líderes fascistas.Héroes de guerra, generales, y empresarios que financian al grupo terrorista junto a Putin y Makarov, máximos dirigentes de Rusia.¿Cuando se celebrará la próxima reunión?


-Se celebra una cada tres meses.La última fue en enero, así que habrá otra este mes, posiblemente la semana que viene.Se dice que será la más grande de todas las celebradas hasta ahora.Serán invitados varios presos que cayeron capturados en misiones contra comunistas.También nacional socialistas alemanes ajenos hasta ahora a la organización.-Respondió Sergei, a quien no le importaba ya que fuese de sus camaradas, si no tan solo su vida y la de su familia.


-¿Ve como no era tan difícil? Aquí lo tiene- El oficial le entregó una pequeña botella en cuyo interior yacía un líquido que Sergéi no había visto nunca. Absorbió su contenido con sorprendente rapidez, siendo consciente de que el tiempo se le acababa.


Nada más acabar de beber, cayó al suelo, al tiempo que comenzaba a expulsar espuma por la boca.


-¿De veras creía que le dejaríamos marchar?.Sabe demasiado como para ello.O bueno, sabía- Dijo el oficial dejando escapar una sonrisa macabra.


Haciendo gala de una cordialidad similar a la de los soldados japoneses, quienes realizaban "actos purificación " tras finalizar cada combate frente a los americanos en la segunda guerra mundial, el hombre que había envenenado a Sergei se quitó el sombrero de pana y se arrodilló ante el cadáver.Tras un minuto de silencio en honor al muerto, se despidió diciendo "Hijo de puta, sabías demasiado.No pude evitarlo"

domingo, 25 de marzo de 2012

Capítulo 30:Sangre, sudor y desesperación.


Las primeras luces de la mañana comenzaban a filtrarse entre los barrotes de su celda, al tiempo que los guardias realizaban,un día más., sus continuos bagajes exentos de orden, comprobando una y otra vez a cada uno de los presos.
De vez en cuando, un puñado de carceleros aburridos decidían revisar el estado de algunas de las celdas.Aprovechando la inspección, los guardias instalaban al malogrado preso en una celda de exclusión durante varios minutos, a veces varias horas.Lo que debían pasar los presos allí, era secreto de sumario.Nadie se atrevía a preguntar, y muy pocos salían de allí con la facultad del habla intacta.Los más afortunados recibían brutales palizas.Los más afortunados...

Por supuesto, los guardias no se contentaban con hacerse respetar.En multitud de oasiones los carceleros no actuaban simplemente por ocio.La mayor parte de las veces, aquellos hombres encargados de vigilar a los reclusos eran gente pobre y de bajo nivel de estudios.Solían "saquear" literalmente las celdas.Cualquier objeto de valor, era substraído automáticamente.

Javier vivía indiferente a todas aquellas disputas.Procuraba mantenerse siempre al margen de todo aquello.Sabía que en la cárcel una palabra más alta que otra era firmar su sentencia de muerte,con lo que solía preferir permanecer sentado, contemplando las múltiples heridas que mostraba la superficie de su piel.Y sobretodo pensaba, pensaba mucho.No paraba de intentar indagar en el contenido de aquella traición.

Desgraciadamente, aquel día los barrotes de su celda vibraron al contacto con la porra de uno de los guaridas:

-Inspección sorpresa.Salga de la celda.-Le ordenó uno de los guaridas



-No me diga más.¿Otra inspección? Han registrado mi celda cuatro o cinco veces esta semana, joder.-Dijo Vicente, intentado ganar algo de tiempo mientras guardaba todo objeto de valor en el escondite  de emergencia, un ladrillo medio suelto en la pared.

No tenía muchos objetos objetos de valor, en aquella vieja y agobiante celda.Había ido a parar a la cárcel de Avaré, donde  al contrario que en el exterior, los libros valían una fortuna.La mayoría eran presos políticos, o militares que habían decidido declinar órdenes.Gente que estaba entre rejas por tener una forma de pensar diferente, y muchas veces, como en el caso de  los militares "sublevados", quienes habían decidido declinar una orden de arresto contra una decena de personas por manifestarse pacíficamente, incluso me arriesgaría a decir que mejor.Obviamente, en aquella fría cárcel había también había cabida para crueles asesinos.Pero estos nunca habían matado una mosca con sus propias manos.Eran caciques, acostumbrados a tener un ejército musculoso bajo su mando.Ahora yacían solos en la cárcel, y pese a que su poder dialéctico, propagandístico más bien, seguía intacto, les faltaba un puñado de hombres fuertes y estúpidos que escuchasen sus palabras.Definitivamente, la extrema seguridad de aquella cárcel era, cuanto menos innecesario.Ninguno de los presos estaba capacitado para huir, era imposible.Torretas vigilando día y noche, guardias las 24h... Vicente solo podía esperar que alguien se pronunciase misteriosamente a su favor desde el exterior de aquel presidio.

-No descansaremos hasta encontrar algo y lo sabes.Vamos, dínoslo.Dinos donde escondes la droga, solo nos llevaremos una parte.Piénsalo bien, es cierto que nos llevaríamos una parte.Pero lo que te quedes podrás hacer con él lo que quieras, impediremos que nadie se meta en tus asuntos.¿Que me dices?.Venga, dínoslo.

-Le he dicho muchas veces que no soy un jodido camello.No guardo ningún tipo de droga en mi celda, registrenla todas las veces que quieran.Estoy limpio.

-Está bien.¿Sabes lo que toca,no? A la celda de exclusión 18.Que pena, podíamos haberlo hecho por las buenas pero....-Dijo uno de los hombres, visiblemente enfadado por no conseguir lo que buscaba.

Vicente comenzó a caminar rumbo a las celdas de exclusión bajo la atenta mirada del subfisil que le apuntaba a la espalda.Por el camino, los presos que normalmente se mostraban indiferentes dejaban escapar una mirada de compasión, pues sabían de sobras lo que venía ahora.

Al fin, llegó hasta la puerta de  la celda 18, ahora también llamada "el infierno":Habían convertido aquello en una auténtica sala de tortura, bloqueando toda fuente de luz y privando a los presos que allí le alojaban de todo tipo de "comodidades", como cama o váter.

Javier ya había estado allí en varias ocasiones, siempre con el mismo resultado, por lo que supuso que los guardias le darían una paliza y lo dejarían tranquilo.Pero aquella vez fue diferente.Dos de los tres guardias que le habían acompañado, se situaron, fusiles en mano, a los lados de la puerta, la cual cerraron tras de sí.El otro, dejó su arma posada contra la pared y le miró fijamente.Se quitó la camiseta y comenzó a aflojarse el cinturón.Entonces fue cunado Javier pudo comprobar con horror que no iba a poder resistirse a lo que le venía encima.

Javier comenzó a llorar, mientras las manos de aquel hombre se deslizaban por sus muslos.Al principio solo un leve sollozo, pero fue aumentando de intensidad.Ahora lloraba como nunca lo había echo.Ni los gruesos muros de las celdas de exclusión pudieron detener sus llantos.Entonces pudo comprobar que aunque yaciese en prisión, sometido a la crueldad de carceleros corruptos, su voz seguí siendo libre.Así que siguió llorando, intentando que alguien les escuchase.Pero el tiempo se le acababa.Yacía ya desnudo y contra la pared.Tras él, un hombre fuerte y musculoso, cuyas viles acciones respaldaban sus dos ayudantes.Y sus fusiles 

No debía ser la primera vez que lo hacían, pues la acción había sido tan rápida como sistemática.Pero eso no importaba ahora.Javier estaba contra las cuerdas y sin posibilidad de resistirse a la transgresora actitud del carcelero.

-Cállate.-Dijo el hombre tras golpearle con el codo en la clavícula. -O las cosas pueden empeorar.

Ya no había vuelta atrás.El sudor de aquel hombre se mezclaba ya con las lágrimas de Javier, que ahora ya no lloraba, si no que permanecía todo lo indiferente que le era posible en aquella situación.Como si aquel fuese un problema de dignidad y las lágrimas pudiesen estropear la poca que aún conservaba.

Afortunadamente, la acción no pudo terminar.Un cuarto hombre, que se había quedado vigilando fuera, golpeó la puerta.

-Que coño pasa, dije que nada de interrupciones.Abridle, espero que tenga algo importante que decir o me lo cargo.-Dijo el hombre mientras se vestía, indiferente al hecho de que acababa de violar a un preso.

-Señor, se han oído disparos.Se requiere la presencia de todas la unidades en la puerta norte.Los militares están en camino.

Los cuatro hombres salieron corriendo, olvidándose completamente de Javier, que yacía en una esquina, llorando.Pero ahora la venganza se mostraba ante él, iluminándole el camino.

Aquellos hombres habían salido con tanta prisa, que ni tan siquiera había cerrado la puerta.Estaba abierta de par en par, y tenía una fuerza de atracción para él malogrado Javier que ni tan siquiera pudo analizar las repercusiones de atravesar esa puerta.En tan solo unos segundos, se descubrió a si mismo caminando por el pasillo de la cárcel, mientras podía escuchar a la perfección los disparos de varias armas de fuego muy cerca de su posición.

Vagaba sin rumbo, con el simple objetivo de evitar cualquier silueta humana que veía por los pasillos.Estaba demasiado obcecado en salir como para trazar un plan.Casi sin darse cuenta, acabó en la zona de seguridad, donde se abrían las celdas.Al contemplar aquel botón, situado bajo un letrero de "apertura de emergencia", un escalofrío recorrió su sucio cuerpo.Una vez más, no tuvo tiempo para pensar, ya que al fondo del pasillo, siguiendo sus pasos, pudo vislumbrar a un par de hombres, que no iban vestidos como carceleros.Desde luego, no quería esperar a averiguar quienes eran.

Presionó el botón y una sirena comenzó a sonar.Ahora reinaba el caos.decenas de presos corrían despavoridamente en todas direcciones, mientras los carceleros, en un intento desesperado por restablecer el orden, habían comenzado a disparar contra los presos.

El ambiente olía a sangre, sudor y desesperación.El sonido ensordecedor de la sirena se juntaba ahora con gritos de dolor y disparos de armas de fuego.Estaban disparando contra presos completamente desarmados, aquello era una masacre.

En medio de aquella locura, uno de los presos consiguió alcanzar uno de los extintores que yacían cada cien o doscientos metros en la pared.Sin más bandera que la desesperación y el miedo a la muerte, aquel preso, héroe para unos, villano para otros, golpeó súbitamente la cabeza de uno de los guardias, quien se tambaleó un segundo antes de perder el sentido.

En medio de aquel caos, el hombre del extintor no se percató ni tan siquiera de que el carcelero al que acababa de aniquilar portaba un subfusil, cosa que aprovechó Javier, más acostumbrado a aquel tipo de situaciones (aunque nunca tan extremas, todo ha de ser dicho).Recogió el fusil del suelo y ascendió por una de las escalerillas hasta la segunda planta, que se encontraba completamente vacía.Desde allí, abrió fuego contra varios guaridas.Demasiado concentrado en lo que pasaba bajo sus pies, no fue consciente de como cinco o seis hombres salieron de la nada y le acorralaron contra una esquina.No eran guardias, pero iban bien armados y vestían uniformes militares.

Antes de que pudiese formular ninguna pregunta, uno de aquellos hombres le roció con un spray, tras lo cual Javier se mareó.Unos segundos después, perdió el conocimiento.Ahora estaba a merced de aquellos misteriosos hombres.Pero mientras aquel veneno comenzaba a circular por sus venas, pudo pararse a pensar.Apenas habían pasado cinco o seis minutos.Hace apenas cinco minutos estaba en su celda, pensativo.Ahora su única esperanza era que hubiese mañana, por macabro que este fuera.

domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo 29:Reunidos

La lluvia golpeaba con imponente tenacidad el cristal de la casa de Gozález, al tiempo que este embalaba sus últimas cosas.De pronto, su mano se deslizó sobre una de las fotos que había sobre la mesa de su despacho.


Su mujer.Desde que murió, González había intentado alejarse de aquel lugar cuanto le fuera posible.Pero habían pasado ya casi dos años, y cayó en el error de creer haberlo superado.Esas cosas nunca se superan, supuso.Agarró el marco y acercó la fotografía a un lugar luminoso donde pudiera contemplarla con más comodidad.Su mujer yacía tan hermosa como siempre, mostrando la misma sonrisa que la había acompañado durante absolutamente todos los momentos de su vida.Era así hasta tal punto que media hora antes de que el monitor que indicaba sus constantes vitales se apagase por última vez, seguía mostrándola.Gonález recuerda a la perfección aquel sonido, el sonido que apagó sus esperanzas, el último sonido que escuchó su mujer, el sonido que se antepuso al último "te quiero":Era un sonido atroz,  el frío y áspero sonido de una máquina, una puñalada sonora directa a lo más profundo de su malogrado corazón.Fue lo más parecido a un adiós que alcanzaron a decirse antes de que ella emprendiese "el último viaje".


Gonález recordaba a la perfección la fugaz conversación que mantuvo con un atrevido enfermero que se decidió a auxiliarle moralmente mientras su mundo se desmoronaba.Su mujer debía llevar ya un par de horas muerta, y el yacía junto a los pies de su camilla, diciéndole todas aquellas cosas que uno solo alcanza a decir una vez tiene la certeza de que nadie puede oírlas.


-¿Cree usted en dios?-Le interrumpió el enfermero


-Desgraciadamente, no.-Contestó González, quien no tenía muchas ganas de hablar


-¿No necesita creer usted en nada para levantarse cada mañana y encontrarle un sentido a su vida?


-El sentido está en la propia vida, me parece muy patético recrear seres imaginarios con el fin de justificar hechos reales.Eso se lo dejo a nuestros "amigos" americanos, a quienes parece encantarles hacer cruzadas.Pero comprenderá que hoy no es el día idóneo para mantener una conversación sobre si somos criaturas evolucionadas o simples peones en un ajedrez celestial.


-Saldrá de esta.-Contestó el enfermero


-¿Como dice?


-Digo que no se preocupe, saldrá de esta.Es usted un hombre racional, y si hasta ahora ha encontrado razones para seguir viviendo, volverá a encontrar otras muy pronto, se lo aseguro..


-Hojalá fuera tan fácil.Hace años que ella era mi única razón de ser.Ahora no sé que será de mi.No se preocupe, su conciencia estará tranquila, le aseguro que mi vida no depende de que usted me consuele o no.


-Está bien.¿Puedo hacer algo por usted? Llamelo como quiera, pero me siento extrañamente en deuda con usted.La conocía, manteníamos sendas charlas durante algo más de media hora todas las tardes.Ella le idolatraba.Estoy seguro que usted fue su último pensamiento.


-En realidad, si que puede.Desearía ver sus ojos azul turquesa por última vez.Quiero que su mirada permanezca para siempre ligada a mis recuerdos.Una vez más y no se me olvidarán jamás


-Me temo que no puede ser.Veré cuando alguien.... fallece, los globos oculares.... se giran y....


-Comprendo.Déjeme solo, por favor.Tan solo diez minutos más para poder despedirme.Antes me preguntó si creía en dios.Cada vez lo tengo menos claro.Hace media hora le habría dicho que no sin dudarlo, pero ahora que contemplo a mi mujer, tumbada en la camilla como siempre, con los ojos cerrados, parece que nada hubiese pasado.No alcanzo a comprender que una persona pueda "apagarse"tan repentinamente.La sigo sintiendo conmigo, sigo intentando no hacer ruido para intentar no despertarla.Pero esta vez no lo hará.La observo como siempre.Pero esta vez, hay una diferencia.Su sonrisa se ha apagado, supongo que es la señal de que ya no es ella.


Después, la nada, la más absoluta nada acompañada con desesperación y trágico llanto, un dolor tan áspero como real, que poco a poco fue carcomiéndole por dentro, hasta tal punto que decidió enterrar junto a su difunta esposa todo aquello que un día había significado algo  para él.Se aisló del mundo.


Hacía ya dos años que aquel cáncer de páncreas se la había arrebatado.Y desde aquel día, desde aquel 14 de julio de 2010, había decidido que era mejor vivir una vida vacía que una llena de dolor.Se limitó entonces a contemplar el paso de los días desde la ventana de su despacho, y antepuso el trabajo a todo lo demás, con el fin de no volver a pensar en ella.Pero ya no podía segur escondiéndose a sus miedos como un niño, debía regresar a la que un día fue su casa, aunque solo fuera por su mujer.Pero aquella foto que ahora tenía entre sus manos, donde podía observar a la perfección sus ojos azules, su pelo castaño cuidadosamente peinado cada maña y su siempre fiel sonrisa inocente, era demasiado.Al final, no pudo contener las lágrimas y comenzó llorar.Y mientras sollozaba  desesperado,  no pudo apreciar como aquella foto se resbalaba entre sus dedos antes de impactar contra el frío suelo.

La foto se rompió en mil pedazos, en concordancia con el corazón de su dueño.Esquirlas de cristal salieron disparadas en una y otra dirección, bajo la mirada desesperada de González, quien contemplaba con inquietud los restos de su pasado, el cual estaba reducido a una foto echa añicos sobre el polvoriento suelo de un piso vacío.Se dice que un hombre es tan solo su pasado.Y para González, su único pasado era su mujer, la cual había terminado sus días colapsada de morfina sobre una mugrienta cama de hospital.

Tras lavarse los restos de los últimos daños que, esperaba, su mujer podía propiciarle (unos pequeños cortes mínimamente profundos en su mano derecha), se sentó en el sillón y encendió la falsa chimenea.Por la ventana continuaba oyendo el voraz rumor del viento gallego, combinado con el impacto de miles de gotas de agua que descendían a gran velocidad por la atmósfera, para terminar impactando en el parabrisas de algún coche aparcado a la intemperie.Pero nada de eso importaba a González, quien continuaba escuchando como su mujer le susurraba con tan solo cerrar los ojos.Hasta podía notar su aliento, y como su piel se le erizaba cada vez que ella le miraba.Es curioso ver la capacidad de almacenaje que tiene el cerebro humano.Creemos haber olvidado algo hace tiempo, pero nada se olvida.Todo permanece guardado, almacenado en el subconsciente, a la espera de un momento en el ser recordados de nuevo, desestabilizando así al pobre hombre o mujer que en su día había bebido para olvidar, creyendo ingenuamente que podía ahogar sus penas.

Y precisamente eso hizo González.Sacó una botella de Wisky del mueble bar y le dio un trago rápido y profundo, procurando no pensar que aquella botella había sido un regalo de bodas, de una boda de la que ya no quedaba nada.


Permaneció allí sentado, mientras la lluvia no cesaba en su empeño de inundar las calles, y mientras el alcohol comenzaba a circular por sus venas, hasta que comprobó en su reloj que eran casi las tres.La simple idea de tener que dormir allí, con unas sábanas cuyo último uso se remontaba probablemente a cuando su mujer aún vivía, le resultaba tremendamente espantosa.


A decir verdad, no era esa la única razón por la que debía darse prisa.No había informado a nadie de su ausencia, por tanto había venido completamente solo, sin ningún tipo de escolta.Si en la base se daba la voz de alarma, más vale que estuviese verdaderamente herido o le caería un buen puro.Agarró las últimas cajas y echó un ultimo vistazo a su antiguo hogar, que aguardaba vacío y desnudo un nuevo amanecer que nunca llegaría.Oprimió la llave de la luz y acto seguido cerró la puerta."Cuando una puerta se cierra...."-Pensó, aliviando ligeramente sus angustiosos pensamientos.Llamó al ascensor e introdujo la llave en el botón que daba acceso al parking.Apoyó las cajas en el suelo y se relajó.


Cuando el ascensor se hubo detenido,las recogió y comenzó a caminar hacia su coche.
El parking era grande, debía contar con más de 200 plazas.La sensación de inmensidad se veía incrementada por el completo silencio que se imponía en la estancia.El silencio, no obstante, no era realmente absoluto, ya que se veía interrumpido por unos constantes pasos que se oían a lo lejos.


González se detuvo a mirar, pero no pudo alcanzar a ver nada.Siguió avanzando, bajo el agobiante sonido de aquellos constantes pasos fantasmas.Finalmente, al torcer una esquina, pudo relajarse al observar a un inocente vecino, a quien saludó aliviado.


Se dio la vuelta y prosiguió la búsqueda de su coche.Pero no pudo .Una punzada en la parte baja de su abdomen seguida de un frío brazo que le rodeó el cuello, le diezmó.El hombre que él había identificado como un vecino (aunque obviamente ahora sabía que no era tal) le sujetaba con determinación, inutilizando uno tras otro los pobres intentos de González por repeler el brazo que rodeaba su cuello para poder al fin respirar.


Ante la imposibilidad de deshacerse del hombre que le sujetaba, decidió cerrar los ojos y esperó el momento de su muerte.El momento de reunirse, al fin, con su difunta mujer.Posiblemente aquel hombre había echo más por él  en apenas un segundo que muchos amigos y familiares durante dos largos y angustiosos años.Había echo lo que nadie se atrevía a hacer por él, volviendo insignificante de golpe cualquier problema que pudiera tener.Conforme el dolor provocado por el puñal que yacía incrustado en su espalda disminuía y empezaba a escasear el oxígeno en su organismo, iba creciendo en su mente un extraño sentimiento de paz.En sus últimos momentos, incluso dedicó una inconsciente sonrisa a su agresor, quien estaba ocupado ya en prender fuego a su cadáver.Afortunadamente, González no sintió nada.Ahora estaba en un lugar mejor, junto a su mujer.

domingo, 11 de marzo de 2012

Capítulo 28: La Franqueza de los caidos

En algún lugar de Ucrania


Llevo ya tres días aquí escondido y empiezo a tener un hambre atroz.Debí ser más sensato a la hora de escoger refugio, pero todo ocurrió tan rápido.... ahora ya es demasiado tarde, tan solo puedo esperar.
Se que deberé recibir lo que venga con los brazos abiertos, tanto si es la muerte como si es el rescate.Ambas opciones son mejores que estar aquí.


Todo ocurrió muy rápido.Me dirigía al norte, embarcado en la búsqueda de mi mujer, cuando comencé a oír un leve silbido, el cual fue aumentando de intensidad hasta igualar los decibelios de un avión a reacción en apenas segundos.Finalmente, el silbido cesó.Pero tras él dejó una terrible explosión, a tan solo unos metros de donde yo me encontraba.Se trataba de un bombardeo, seguramente de los rusos.Decidí detenerme y buscar refugio.Paré el coche e intenté buscara a alguien que pudiese auxiliarme.Las calles estaban completamente vacías, pero no por el bombardeo.Por el estado de las casas situadas a ambos lados de la calzada, aquel pueblo no podía estar deshabitado.Todo estaba impecable.Pero sin embargo, no había vida.Las calles estaban repletas de coches, pero todos estaban perfectamente aparcados, alineados al milímetro con el bordillo de la acera.No tuve mucho tiempo para contemplar el paisaje, pero aquello me recordaba  los pueblos de cartón piedra que se montaban durante la guerra fría para pruebas nucleares.Tras percatarme de que sería imposible encontrar vida humana en aquel pueblo, y menos durante el bombardeo, comencé a correr sofocadamente, con un rumbo desconocido, en la búsqueda de algún refugio seguro.Perdí un tiempo precioso, ahora me doy cuenta.Las posibilidades de encontrar un búnker en aquel lugar eran las mismas que las de encontrar una iglesia en cuyo interior yaciera un ascensor celestial que pudiera conducirme a la vida eterna.


No obstante, por un segundo creí ver algo similar.Por una carretera que salía del pueblo, pude observar como un comboy militar avanzaba dirección oeste, en sentido contrario a mi marcha.Obviamente la cosa debía ir mal, si los militares se retiraban.Pero de nuevo, invertí mi tiempo en observar detenidamente aquel comboy.Con mis escasos conocimientos miltares (ni tan siquiera hice la mili, todo lo que se lo he adquirido a base de documentales y películas de serie B), pude determinar que aquellos hombres no estaban en retirada, ni acababan de recibir el relevo.Sencillamente, aquellos hombres no venían del frente.No eran los típicos militares, con el pelo rapado y musculosos.Eran hombres y mujeres cualquiera, algunos de más de cincuenta años, vestidos con uniformes militares.Tampoco parecían ser los habitantes del pueblo en operación desalojo, ya que todos portaban armas, aunque de bajo calibre.


La mayoría de los vehículos eran BTRs, una especie de vehículo blindado para transporte de tropas de la época soviética.No obstante, iban armados con M2, unas ametralladoras pesadas del calibre 50, que, aunque antiguas (ya se usaron en la segunda guerra mundial), son muy eficaces.Pero también pude observar una especie de transporte especial, como los usados para transportar misiles.Este estaba especialmente blindado, y viajaba en el medio del comboy.Obviamente, ese debía ser el objetivo de aquel grupo: sacar lo que fuera que contuviera aquel camión del pueblo.Sin tiempo para pensar, presioné la manilla de una de las puertas y, como no, estaba abierta.Nadie en su sano juicio saldría a la calle en medio de un bombardeo.Aquella puerta debía estar abierta desde hace mucho antes.Miré a mi alrededor, y pude liberar mi mente de mis peores pesadillas.Aquella casa tenía un televisor, un ordenador sobre la mesa y un frigorífico repleto de comida,lo que significaba que no estaba en zona de prueba de armas atómicas


Al poco cesaron los bombardeos, pero yo preferí resguardarme en el edificio al menos durante unos minutos.Lo que menos deseaba era ser alcanzado por algún misil rezagado.Me tocaba esperar, así que me puse a pensar que habría en aquella zona.¿Por que habían bombardeado aquel pueblo, aparentemente vacío y exento de vida?
¿que contenía aquel transporte especial? Desde luego, algo que no explotaba.Si se hubiese tratado de una cabeza nuclear, nadie hubiese sido tan insensato de autorizar un bombardeo para hacerse con ella.Ansiaba respuestas en medio de un mar de dudas, como siempre.Da igual si estoy en mi casa junto a mi mujer o en Ucrania, resguardado en medio de un pueblo fantasma.Mentalmente, siempre estoy en el mismo lugar.Vivo en busca de respuestas. Ansio encontrar el lugar donde yacen las piezas de mi puzle que faltan.... cuando el realidad, no tengo la certeza de estar haciendo el puzzle correcto.

Miré por la ventana, sin saber que hacer.Y entonces fue cuando vi a esos cabrones.Eran decenas de hombres, con uniformes militares y máscaras anti gas.Ellos también me vieron, y pude comprobar que no eran de los mios cuando comenzaron a correr hacia mi.Aterrado, comencé a buscar un refugio dentro de la casa, un lugar donde no pudieran encontrarme.Si aquellos hombres habían bombardeado el pueblo, no les importaría nada acabar conmigo.No podía salir del edificio.Intentar huir mientras me apuntaban a la cabeza una decena de cañones de M16 sujetas por expertos militares hubiese sido un suicidio.Decidí ocultarme en el falso techo.Tras levantar una de las placas de plástico que formaban el mismo, ascendí y me quedé inmóvil.Pude escuchar perfectamente como aquellos hombres irrumpían bajo sus pies y hablaban agitadamente en ruso, un idioma para mi completamente desconocido.Desde entonces, llevo aquí dentro tres largos días, viendo pasar sigilosamente los minutos y las horas.Le he quitado la pila al reloj; contemplar lo lento que avanza el tiempo aquí dentro intensificaba enormemente mi agónica espera.

Pero ahora empiezo a tener hambre.Gasto mis últimas fuerzas en escribir en este trozo de papel.Pero empiezo a quedarme sin tinta y sin superficie en la que apuntar nada.Escribo alumbrado tan solo por la raquítica luz solar que se escapa por los agujeros de la cubierta.Los mismos agujeros por lo que entra un frío atroz, los mismos agujeros por donde el viento ucraniano accede a mi nuevo refugio cada mañana para recordarme lo jodido que estoy.Pero poco a poco mi vida se marchita, yazco ya en un estado de semiinconsciencia.Llevo tres días sin emitir un sonido y temo el día en el que deba volver a hacerlo.La espalda me duele horriblemente, ya que apenas me muevo, por temor a que el precario suelo que me sustenta ceda repentinamente.Bajo mis pies, continúo escuchando las conversaciones.No se que hacen, pero las escucho.He levantado una de las placas del techo para intentar divisarlos, pero no he podido.Pero están ahí, tienen que estar, les escucho.Llevo tanto tiempo escuchándoles, día y noche, que hasta creo poder entenderles.Hablan mucho.Al principio, durante las primeras dos o tres horas, gritaban.Ahora solo son murmullos.Creo que ellos también se quedan sin fuerzas.Quizá no sea el único que está abandonado aquí.


Lo que daría por un poco de comida.... quizá hace un día, o incluso unas horas, me hubiera atrevido a bajar.Pero ahora es demasiado tarde.Tengo el cuerpo dormido por la falta de nutrientes y de movimiento.Estoy en manos de dios y de la suerte, y desgraciadamente no creo en ninguna de las dos.
Pero ahora entiendo a los que sí lo hacen.Tratan de engañar a su mente, creer que todo va a salir bien sin que apenas tengan que hacer nada.Es un mecanismo de defensa, tan ancestral como comprensible.La religión no es un teorema político, y por supuesto no es comparable a una teoría científica.La religión se sustenta no por que sea posible la existencia de un dios todopoderoso, si no por que fomenta unos valores, unos valores originales que intentaban hacer un mundo mejor.La biblia no puede leerse, tiene que interpretarse.Y hablo desde la ignorancia parcial en lo que a este tema se refiere, ya que nunca lo he leído.Pero actuando con lógica, entiendo que es imposible que en pleno siglo XXI alguien se crea que un tipo separó las aguas solo con pedírselo a Dios.Se debe entender la biblia como un texto metafórico, un libro como otro cualquiera que intenta trasmitir un mensaje adornándolo con echos interesantes.No separó las aguas físicamente, si no que luchó contra viento y marea para liberar al pueblo, fue el salvador de los esclavos.

A partir de ahí, toda reflexión, ya sea para desprestigiar dicho texto basándose en datos científicos o respaldar actos deplorables como campañas imperialistas, extremistas musulmanes o cleros con más posesiones que el pueblo, que está formado por quienes  sustentan realmente el mundo, es cosa de sucios demagogos que vieron en la biblia un negocio, como pasa con todo hoy en día.


Como dije antes, un hombre solo es libre cuando es capaz de pensar por si mismo, sin entender este acto como un instrumento de rebeldía si no como un proceso natural y necesario a nivel tanto individual como colectivo.Afortunadamente, pensar en gratis e incontrolable.Pensar es único en su clase, es la única acción que nadie debería poder reprocharnos.

Pero que absurdo ponerse a reflexionar sobre dios en una situación como esta.No sé... supongo que ante la muerte, todo hombre ve la vida de forma diferente.No tiene miedo a pensar.Resulta irónico,  tan solo vemos con claridad la vida cuando esta se nos escapa.Esa es la triste realidad: un hombre solo es libre cuando la muerte no la interpreta como una amenaza, si no como una bendición.Solo en ese momento un ser humano puede pensar sin prejuicios.Un hombre solo es capaz de decir la verdad cuando sabe que esta va ha ser olvidada.

Me encuentro realmente mal.Acabo de vomitar sangre.Tampoco entiendo mucho de medicina, pero puedo ponerme en lo peor.Posiblemente esté empezando ya a comerme mis propios órganos.¿Es eso posible en solo tres días?.Siempre he comido mucho, pero dudo que tres días sean suficientes para tal echo.Voy a dejar de escribir, las fuerzas me fallan y la mente también me empieza a fallar.Veo borroso....

miércoles, 7 de marzo de 2012

Capítulo 27: Algún día

González estaba sentado en el asiento reservado para España dentro del congreso de la organización.Se acercaba su turno de palabra, y no tenía muy claro lo que debía decir.Había sido petición suya que fuesen los españoles quienes coordinasen la operación de Ucrania, la cual no iba bien en absoluto.


Todas las mirabas se posaban ya sobre él en aquel momento.Era consciente de que sus palabra podían provocar la histeria total en los líderes internacionales.Al fin, el estrado quedó libre y González empezó a avanzar por el pasillo.A medida que avanzaba podía notar los cientos de miradas que le contemplaban intrigados.Le sudaban las manos y notaba como su cabeza yacía apunto de explotar.Los oídos, lejos de quedarse indiferentes ante tal marea de sensaciones cuanto menos agradables, proyectaban en su cabeza un insoportable pitido, probablemente debido a la enorme presión que González tenía encima.Si aquello no salía bien, estaban fuera.Y los lideres internacionales no toleraban bien la derrota:


-Camaradas, no es un secreto que lo sucedido en Ucrania ha sido un tremendo fracaso.Hace trece días, cuando se celebró el último congreso, nadie se esperaba que Rusia interviniese, provocando una guerra civil.Pero por desgracia, así ha sido.Nuestras tropas estaban armadas para desaparecer tras los árboles.Una vez pierden el factor sorpresa son muy vulnerables al intenso fuego enemigo.Sin una intervención nacional, la organización deberá abandonar Ucrania.


-La nación de China, a cuyo gobierno represento, se niega rotundamente a una intervención a nivel nacional.Los rusos se han arriesgado.Si aceptamos su reto puede que ganemos, pero provocaremos aquello que intentamos evitar: una guerra mundial.¿O acaso se ha olvidado de para que se creó esta organización?-Dijo el representante chino, Shiun- Tzumin, dirigiéndose a González en un perfecto inglés.


-Por supuesto que lo recuerdo.Fuimos creados para refundar el comunismo.Los rusos  nos han arrastrado a su terreno y debemos decidir.Corremos el riesgo de perder si acudimos al frente, es innegable.Pero desde luego, no ganaremos si no actuamos.Debemos intervenir para impedir que los fascistas tomen un estado.


-¿Como vamos a "impedir" algo que ya ha sucedido? Despierte de una vez, el estado ruso nos ha declarado la guerra ante nuestra incapacidad para tomar decisiones.Los fascistas ya tienen ese estado del que tanto habla.Interviniendo en Ucrania no haríamos nada, tan solo le daríamos a los rusos los argumentos que buscan para declarar la guerra al comunismo.-Dijo de nuevo el representante chino


-Nuestra intervención en Ucrania es mucho más que una simple misión defensiva.Este es el primer gran conflicto desde que pereció el acuerdo de paz.Una derrota ahora, podría desmoralizar a las tropas.Debemos intervenir usando todos nuestros medios.Por lo tanto, considero necesario que las naciones de china y corea se reúnan con el líder ruso para dejarle bien clara nuestra postura.Si no abandonan Ucrania, se enfrentarán a la posibilidad de iniciar una guerra nuclear-Afirmó el representante cubano, Eduardo Monselvas.


-Ni hablar.Debemos explorar otras opciones antes de entrar en guerra directa contra Rusia.Una vez que nuestros fusiles sean disparados en suelo ruso, será imposible evitar la hecatombe.Es cierto que debemos frenar a los rusos, pero una intervención militar sería solo dotar a su ejército de la sensación de amenaza necesaria para comenzar una guerra.Si hasta ahora se han resistido a declararnos la guerra, ha sido por que la voluntad popular es de mayoría comunista.Pero ante todo son rusos, y si el país está en peligro, no tendrán dudas a la hora de apoyar una intervención-Contestó el representante coreano, quien opinaba, al igual que el chino, que una intervención en Rusia solo dificultaría las cosas.


-Creo que en este tema debo ser yo, en nombre del estado ruso, quien tome una decisión- Dijo Yuri Prietchenko, uno de los hombres con más peso en la organización, puesto que el estado ruso había estado desde siempre en el centro de todas las miradas, por su condición de miembro fundador de la misma-Si bien es cierto que el estado ruso  representa un serio problema, opino que no contamos con los medios necesarios para iniciar una guerra internacional.No obstante, es obvio que algo debemos hacer.Propongo que la caída de Putin se prepare desde dentro.Aún contamos con decenas de coroneles y generales bajo nuestras órdenes, así como incontables soldados que prefirieron no trabajar directamente para la organización.Eso por no hablar de la voluntad popular, que, como usted bien ha dicho, sigue siendo en su mayoría comunista.Si por algún casual, Putin muriese, Rusia quedaría a merced del ejército, según lo reflejado en su constitución.Y a excepción del jefe del ejército, amigo, por no decir marioneta, de Vladimir Putin,todos los altos cargos de la estructura militar rusa están aún bajo nuestros mandos.Tendríamos el control total.Obtendríamos tiempo tras su muerte, mientras el país fuese controlado por el régimen militar,en el que deberíamos iniciar una campaña de desprestigio contra los seguidores de Putin.Tras esto, podríamos convocar elecciones libres con la seguridad de que conseguiríamos la mayoría absoluta.


-¿Está usted proponiendo que matemos a Putin y demos un golpe de estado?-Preguntó el líder Cubano, Fidel Castro, uno de los pocos presidentes presentes en la sala, ya que la mayoría de países decidían enviar un representante que no trabajase de cara al público para que nadie se cuestionase las largas ausencias durante las abundantes cumbres de la organización, que aveces se alargaban más de una semana.


-Ocasiones desesperadas requieren medidas desesperadas.No soy partidario de la violencia.Nadie aquí presente lo es.Pero hay determinados momentos en los que no hay otra salida.Es inviable una intervención militar en Rusia, pero es evidente que si no acabamos con ellos, serán ellos los que acaben con nosotros.Rusia es un país potente militarmente, pero concede muy pocas libertades al pueblo, lo que es un arma de doble filo.Ahora mismo, la democracia a desaparecido en el país y el pueblo está enfurecido.Si logramos convocar unas elecciones justas, ganaremos.-Respondió Prietchenko


-En realidad, estábamos ya trabajando en ello.Nuestras tropas en Ucrania han capturado una unidad, que, en teoría, ha sido entrenada por los rusos.Les estamos interrogando, y esperamos que en breve consigamos lo que queremos.Buscamos un punto de reunión.Sabemos que cada cierto tiempo se reúnen, incluido el presidente de la organización fascista en la sombra.Si logramos incluir a un espía en esa reunión lo habremos conseguido.Y tengo también al hombre idóneo para la misión.Se trata de un agente venezolano.Se encuentra en manos brasileñas, pero sabemos que los fascistas van a liberar a presos situados en esa cárcel.Hemos falsificado su identidad.Los rusos creen que es Vicktor Trekemedev, un agente ruso infiltrado en Venezuela.Si pican el anzuelo, estará en la reunión, y por lo tanto, nosotros también.


-Excelente, veo que al menos ha tenido la determinación de planear un plan "B", pues desde luego, su plan A no ha hecho más que empeorar la ya de por si difícil situación.-Respondió de nuevo Shiun- Tzumin, quien siempre había apostado por un nuevo replanteamiento del comunismo, más autoritario, casi al nivel del esclavismo, contrariando así cada propuesta de sus hasta ahora camaradas dentro de la organización, que en su mayoría eran Marxistas.


-Le reitero que si bien es innegable que hemos herrado, también es verdad que usted debe llevarse su porción de culpa.No fuimos solo nosotros los que en su día nos mostramos indiferentes a la posibilidad de que Rusia entrase en la guerra.Eso fue debatido en esta misma sala y conmigo hablando desde este mismo estrado.Y aquel día, nadie se dignó a opinar que los rusos pudiesen significar una verdadera amenaza para nuestros planes.


-Cálmense señores.Debemos debatir otro tema importante;la revisión del pacto de apoyo que nos vincula a EEUU-Dijo Fidel Castro, presidente del congreso de la organización.-Con respecto al primer punto, creo que todos hemos estado de acuerdo en aguardar los resultados del plan de González.Exponga su postura antes de retirarse, señor González.


-Los Estados Unidos de América son nuestro principal objetivo, todos lo sabemos, incluso ellos.No se podrá calificar ninguna operación de éxito mientras no demos un golpe contra la mesa en la lucha contra en capitalismo.Pero debemos aguardar, no estamos listos.Debemos superar una fase de asentamiento, la cual pasa por hacerse con los mandos de una nación soberana y por acabar con el fascismo.Tras ello, deberemos irnos independizando paulatinamente, reforzándonos hasta que un día, quizá dentro de algunos años, consigamos la fuerza necesaria para cumplir nuestro objetivo.Pero debemos hacerlo paso a paso.Por ahora los americanos son nuestros aliados.Unos aliados de los que no debemos depender, pues el día menos pensado nos darán la puñalada, pero aliados, a fin de cuentas.Los Estados Unidos, junto con sus "dependencias", tales como la Otan o la Unión Europea, constituyen un bloque demasiado fuerte para ser derrotado en un día.Ese golpe deberemos darlo el día que quejemos de ser "terroristas" para convertirnos el "héroes".Y ese paso solo se consigue con la victoria.Debemos ganar en Rusia, y reimplantar en la misma la añorada Unión Soviética.Ese será el punto en el que nuestras relaciones con los caciques capitalistas se irán a pique y será hora de coger los fusiles.Pero mientras la paz pueda ser preservada, así deberá ser.Algún día nos alzaremos de nuevo.Algún día acabaremos con la injusticia en el mundo, conseguiremos la igualdad entre pueblos y razas, la igualdad entre clases y entre sexos, eliminaremos las fronteras y quemaremos las banderas.Seremos todos una pequeña parte de un todo.Algún día..... y si no moriremos en el intento.

domingo, 4 de marzo de 2012

Capítulo 26:Vivo de nuevo

El guarda carcelario Alfonso Fernandez estaba a punto de abandonar su puesto cuando se percató que alguien había llamado a la puerta.Intrigado, apagó la radio y corrió a abrir, temiendo que se tratase de algún superior.

-Bienvenido, ¿que se le ofrece?-PreguntAlfonso aliviado, tras comprobar que no conocía a aquel hombre.

-Vengo a pagar una fianza.-Dijo el hombre.No tenía excesivas ganas de estar allí.Ni siquiera parecía ilusionado de liberar al preso.

-Por supuesto.¿De quien se trata?

-Paco Bentrón.Según creo recordar, eran....

-Quinientos mil euros.¿Como piensa pagarlos?

-¿Puede ser en metálico?

-¿En metálico?-preguntó Alfonso sobresaltado-Bueno, si.Tenemos un procedimiento,suele ser para sanciones más pequeñas pero...

-Está bien, aquí lo tiene-El extraño hombre sacó un sobre repleto de billetes.

-Señor, aquí solo hay.....-Antes de que pudiera terminar la frase, notó algo frío en el pecho.Bajó la mirada y pudo comprobar con horror el cañón de una 9mm que le apuntaba directamente al corazón.

-¿Seguro que falta dinero? Que raro, lo acabo de contar y juraría que estaba todo.Le diré lo que vamos a hacer: Usted va a coger la llave de la celda de Paco Bentrón y va a abrir la puerta.A continuación, le dirá que recoja sus cosas y le enviará hasta esta sala.Como se le ocurra hacer alguna tontería, no solo le llenaré la cabeza de plomo, si no que usaré el cierre de emergencia para abrir TODAS las celdas.Imagínese, doscientos presos furiosos contra un par de guardas desarmados.Ya sabe lo que tiene que hacer, hágalo rápido.Y sin mirar atrás.

Alfonso asintió y se dispuso  a caminar hacia la celda del preso solicitado.Con el corazón en un puño, avanzaba lentamente por los pasillos de aquella cárcel, temiendo que un movimiento brusco asustase al hombre que le estaba apuntando.En realidad, nunca fue consciente de en que momento el cañón de aquel arma dejó de señalar hacia el, ya que haciéndole caso al hombre, había decidido no girar la cabeza y limitarse a seguir sus órdenes.Cuando llegó a la celda, golpeó los barrotes, provocando la excitación del preso, que yacía dormido.Normal, no debían ser ni las cinco de la mañana.

-¿Que quiere?-Preguntó molesto Paco

-Han pagado su fianza-Contestó Alfonso, paralizado por el miedo.

-¿En serio?Si ascendía a....

-Quinientos mil euros, lo sé.Hay millonarios que creen que hacen el bien sacando a criminales de la cárcel.Y a veces no tan millonarios.Es despreciable.Si por mi fuese, la gente como tú se pudriría el la cárcel, pero.... bueno, es igual -Se cortó Alfonso, con miedo de que le disparase por entretenerse demasiado.-Recoja sus cosas y siga recto por este pasillo.Al final, verá una puerta abierta que le llevará a la libertad.

-¿Quien ha pagado la fianza? ¿Ha sido mi hermano?

-¿Su hermano el ministro? Desde luego, no ha sido el quien me ha dado el dinero.-Respondió Alfonso, mientras se corregía mentalmente "ni él ni nadie me ha dado el dinero".-¿No puede darse prisa? Mi turno ya ha acabado.

-Está bien, ya estoy listo.

-De acuerdo.Prosiga por ese pasillo y llegará enseguida, no tiene pérdida.

Paco obedeció por vez primera desde que estaba en prisión.Ahora que salía, no tenía ningún sentido seguir haciéndose el duro.Pero durante los dos meses que había permanecido en prisión, se había negado a realizar cualquier tarea impuesta por los carceleros, convirtiéndose así en un preso especialmente conflictivo.De ahí las malas formas con las que el guarda le había tratado ahora que salía, supuso.Se habían quedado con ganas de venganza.

Tras recorrer el pasillo, accedió por la puerta entreabierta que el carcelero le había indicado, esperando ver al otro lado a su salvador.En vez de eso, tan solo vio su nombre escrito en un papel donde también figuraba un número de teléfono.Recogió el papel y lo introdujo en uno de sus bolsillos.Acto seguido, abrió la puerta que daba al exterior, situada al lado contrario por el que él había accedido.

No tenía a donde ir.Ni dinero, ni teléfono, ni casa.Estaba a unos 30 kilómetros de Lugo, y a unos 500 de su casa en Madrid.Comprobó los bolsillos del pantalón, una prenda que había encontrado junto al papel con su nombre.El derecho estaba vacío, pero en el izquierdo había una cartera que debía llevar unos treinta euros en monedas.Paco comprendió perfectamente lo que aquello significaba.Miró a su alrededor.Al fondo, junto al Parking, había un teléfono público,Se dirigió hasta él e introdujo aquel número.El aparato dio sañal y comenzó la llamada.

-¿Estás fuera?

-Si.¿Quien es usted?

-Le he sacado de la cárcel, pregunto yo primero.Usted perteneció a los Grapo, ¿no es así?

-Prefiero no contestar, pero digamos que sabía de gente que sí lo hacía

-Me conformaré por el momento.Ellos le traicionaron.¿No tiene ansias de venganza?

-Por supuesto.Llevo días planeandolo.Pero en absoluto podía imaginarme que sería tan pronto.

-Escuche.Usted sabe información confidencial acerca de la organización.La necesitamos

-¿Y que me ofrecen a cambio? 

-¿A parte de la libertad? Todos los medios necesarios para que borres del mapa a los culpables de que estés en prisión.

-No suena mal en absoluto.Supongo que ahora me toca a mi el turno de preguntar.¿Quienes son ustedes?

-Somos parte del bando fascista.

-No colaboro con fascistas.

-No colaborarás, simplemente es un pacto de intereses.Tu consiguen venganza sin que nadie te achaque nada por la misma, y nosotros información.

-¿Como piensan conseguir impunidad para mi?

-No te mancharás las manos.Eso será cosa de nuestras tropas.

-Si pudiesen cargarse a los que me metieron aquí, ya lo habrían hecho, aunque por otras razones.

-No podemos, a menos de que tengamos esa información.Digamos que tenemos espías.Tanto personas como instituciones espías.Si pudiésemos saber un par de cosas sobre como funcionan las cosas al otro lado del frente, conseguirías la venganza.

-Está bien, hay trato.Pero de los asesinatos me ocupo yo.Ustedes denme solo equipo.Y un ayudante, a poder ser.Les contaré todo lo que sé.¿Podría decirme donde y cuando nos podremos ver? Sus treinta euros  no llegan a nada, y aún debo llamar a mi hermano para que venga aquí.

-Mañana a las ocho en punto en la Plaza de Armas.

-¿Ferrol?-Preguntó Paco extrañado

-Exacto.Allí está el hombre que le metió entre rejas.

-Está bien, buenas noches... o buenos días, como usted quiera.

-Buenas noches.

Paco colgó el teléfono y antes de llamar a su hermano se dispuso a pensar.Estaba a punto de delinquir de nuevo.Pero aquello no era un delito cualquiera: era la venganza.la venganza que mueve el mundo desde hace milenios corría por su sangre y era ya demasiado tarde como para detenerla.El hombre que había llevado a cabo esa operación moriría, así como el que dio su nombre a las autoridades tras su detención por su mujer.Su mujer.No le habían acusado de homicidio, lo cual quería decir que su mujer continuaba viva.Debía ir a verla a Madrid.Pero tenía miedo.Miedo te haberse convertido en un monstruo para ella.

Paco siempre había sido amable y atento con ella.Pero desde que le habían traicionado, hace ya cinco años, se había mantenido en una tensión constante que los estaba matando a los dos.Algo más a ella, por supuesto.Pero como ya he dicho, la venganza campaba libre y era ya imposible detenerla.No descansaría hasta acabar muerto o victorioso.

Y parte de su venganza pasaba por Julián Ballesteros, el hombre que le había pedido doscientos cincuenta mil euros por sacarle de la cárcel.Aquel cabrón capitalista debía morir también.Sabía lo que quería hacer.No quería colaborar con los fascistas, aquello era un paso tan necesario como sucio, del que esperaba no tener que volver a hablar.Quería cambiar los mandos de la organización.Los que estaban ahora se habían vuelto corruptos por culpa del poder.Debía cambiarlos a todos, fuese como fuese.Volvería desde el exilio prometiendo un cambio en la estructura comunista.Un país comunista debía abrirse al mundo como nación, pero no como pueblo, como mantenían los capitalistas.Debía de ser el poder quien se junte con otros gobiernos.

Abrir sus fronteras a empresas.Mantener a sus ciudadanos con leyes comunistas dentro de un país capitalista.Eso provocaría un rendimiento brutal, y un enorme enriquecimiento de los estados.Quería tomar como modelo China y no Cuba, como sostenía la cúpula actual.Quería cambiar las cosas, y de paso vengarse.Aunque fuese lo último que hiciese.

sábado, 3 de marzo de 2012

Capítulo 25:Amor Platónico

Julián se encontraba sentado sobre el asiento del coche que acababa de alquilar con el fin de partir en la búsqueda de su mujer.Sus filtros de búsqueda habían sido algo extraños, en concordancia con su estado emocional.Su mayor prioridad, aparte de la de adquirir un coche diésel a buen precio, era encontrar un vehículo que pudiese conectar a su móvil, y poder así escuchar una voz conocida.Era extraño, pero en aquel momento su cuerpo parecía pedirle la cercanía de alguien a quien revelarle sus secretos.Y en falta de ese alguien, de esa persona especial, había decidido acudir a su música.Desde que era apenas un crío, Julián había encontrado siempre en la música su escudero más fiel, alguien que, pese a no poder escuchar sus problemas, sabía resolverlos a la perfección con tan solo seleccionar los acordes correctos.


Aquello le había mantenido cuerdo en los momentos más angustiosos de su vida, en tramos que, como en aquel,se encontraba solo y necesitaba un hombro en el que apoyarse.Nunca había sido uno de aquellos hombres con ideas del medievo que creían que la masculinidad  era directamente contrapuesta al sollozo , pero sin embargo, pese a que los sentimientos intentaban impedirlo una y otra vez, Julián era un hombre extremadamente práctico.Intentaba prescindir de las emociones siempre que podía, y sabía de sobras que las lágrimas eran tan solo  una vía de escape para diversas substancias culpables de la "tristeza".También sabía que el cuerpo estaba perfectamente ideado para liberarse de aquellas substancias con normalidad,  sin necesidad de recurrir a la lágrima fácil.Tan solo lloraba cuando la presión era tal que abandonaba la lógica en la cuneta y emprendía un viaje tan absurdo como sobrecogedor hacia lo desconocido, tal y como estaba haciendo ahora.Ni siquiera estaba seguro de que se tratase del mismo Sergéi.Y aunque así fuese , puede que su mujer no estuviera allí.Quizá ni siquiera estaba en Ucrania, quizá estaba en casa de alguna amiga, esperando a que Julián le encontrase.Quizá aquel viaje había sido en vano.


Pero estaba harto de reflexionar.Quería recuperar al hombre, más bien al joven, que se levantaba cada mañana con ganas de cambiar el mundo.Esta harto de moderación, quería volver a luchar por causas mayores, arriesgando su vida para sentirse vivo de nuevo, pero sabiendo que, ganase o perdiese, habría merecido la pena apostar.Quería volver a ser el mismo adolescente incorregible y revolucionario, y dejar de ser un esquirol de los que tanto había odiado diez años atrás.Iba a decirle a su mujer "este soy yo", sin pararse a pensar en las posibles respuestas.Dicen que la revolución es cosa de jóvenes.Es mentira.Lo que pasa es que los adultos se dejan someter, de un día para otro asumen su nuevo rol, interpretan que su vida ha cambiado, conocen a alguien, firman una hipoteca.... y de pronto, una mañana se levantan y y se dan cuenta que ya no queda nada de aquel joven impulsivo.Van a pedir una hipoteca y se dan cuenta de que un día ellos quemaron ese cajero.Pero no hacen nada, siguen con su plan de "futuro".Se casan y tienen hijos.De la noche a la mañana, se cambian de bando.


Julián no estaba dispuesto a  acabar así.Quería revelarse contra lo establecido y gritar bien alto "¡Me la suda la inflación,me la suda el IPC y me la suda todas las jodidas mierdas que lleváis años inventándoos para controlarnos!¡Somos el pueblo, joder! ¡Tenemos un poder inimaginable, que ya lo habría querido para si Hen His Khan! Nuestras manos son las que labran sus tierras, las que construyen sus casas y las que arreglan sus coches.Nuestros impuestos llenan de ceros sus cuentas en suiza, y aún así tienen la poca vergüenza de violar nuestros derechos.
¡Maldita sea,soy un jodido ser humano! un ser humano que no solo piensa, si no que desde ahora también actúa.Crisis, desaceleración.... llámalo "x", solo se que no es culpa del pueblo y el pueblo no pagará por ello".


Con esa idea partió por las maltrechas calles ucranianas rumbo a la supuesta casa de Sergéi.Quería ponerle las cosas fáciles a su mujer: le enseñaría quien era, esta vez sin tapujos ni mentiras.Era consciente de que su mujer no le conocía.Siempre había creído que era ella la que había cambiado.Pero no, ella seguía estando como el primer día.Era Julián quien estaba harto de vivir una vida que, desde luego, no era la suya.Estaba harto de aquella pantomima,de aquellos años perdidos por una mujer que le era infiel.Pero todo había acabado.Era consciente de que su mujer renunciaría a su nueva forma de ser, más aún sabiendo que ya no era la primera persona en su vida.Pero en el fondo, era lo que estaba buscando.Ser libre, al fin.


Modificó la lista de reproducción seleccionada.Había emprendido el viaje con canciones melancólicas, como si fuese a ponerse de rodillas ante su mujer.Pero ahora, tan solo una hora después, se había dado cuenta de que eso no era lo que quería hacer.Quería recordar quien era.Apartóse a un lado de la carretera y comenzó a rastrear entre la memoria de su teléfono hasta encontrar una canción que simbolizaba perfectamente su ruptura con el pasado.Más bien, un autor al completo que había puesto música a una vida largamente interrumpida.Tras seleccionar la carpeta "Loquillo", reemprendió la marcha, acompañada ahora por el rock que ponía ritmo a unas letras llenas de sentido.Era como se sentía ahora, lleno de energía caótica que debía manejar, manteniendo la mente fría.Siempre con la mente fría.Podía cambiar, pero diez años no pasan el balde.No podía borrarlos así como así, no sería cuestión de un mes ni de dos,si no de años de esfuerzo, como siempre.Pero esta vez, en la dirección correcta.


Tras hora y media de trayecto, alcanzó la dirección que González le había indicado.Llamó a timbre, y comprobó con horror que la vivienda estaba vacía.Negándose a claudicar, rodeó la casa en busca de vida, con idéntico resultado:nada.Allí no había nadie.Esa era otra de las posibilidades que no había barajado.Julián se negó a regresar con las manos vacías.Se aseguró de que ningún vecino curiosos le vigilase, y empotró una piedra de algo más de cinco kilos contra el cristal de la puerta trasera de aquella vivienda unifamiliar.Tras ello, accedió a la estancia y comenzó a registrarla.No había rastro de su mujer, pues ni tan siquiera lo había de Segei.


Estaba ya dispuesto a claudicar cuando sobre la mesa del salón descubrió una tarjeta que ponía "Hotel оболонки хребта".
Aquella ficha arrojó un haz de luz entorno aquella búsqueda.Se detuvo un momento, pensando que aquello era una locura.Estaba en Ucrania, en la vivienda de un hombre que ni tan siquiera conocía en busca de una pista sobre su ingrata mujer.Por un momento pensó en volver al hotel, rendirse.A decir verdad, ahora que su misión era tan solo hablar con su mujer, ya no corría tanta prisa.


"Que coño, no tengo nada que perder"-Se logró convencer, tirándose de golpe al vacío.

Julián se guardó la tarjeta en el bolsillo tras comprobar la dirección.Antes de abandonar la estancia, se aseguró de que aquello no hubiese sido grabado por ninguna cámara de seguridad.Tras percatarse de que su escandaloso delito quedaría impune, regresó a su coche e introdujo la dirección que indicaba la tarjeta en el GPS.Se trataba de una posada al sur de Chernóbil.Todos los aventureros que se deciden a buscar emociones en la boca del infierno solían alojarse allí.En la galería fotográfica pudo comprobar que el hotel debía estar realmente cerca del área de exclusión, ya que desde el último piso se podía divisar a lo lejos la valla que separaba el infierno de la tierra.

Se dio cuenta que si su mujer realmente estaba allí, podía correr peligro.Debido a su emplazamiento, peligrosamente cerca del área de la misión que las tropas comunistas estaban a punto de llevar a cabo en suelo ucraniano, aquel hotel podría haber sido elegido por tropas de uno u otro bando para resguardarse en las frías noches ucranianas.Debía llegar hasta allí cuanto antes, o ambos podrían correr peligro.

Comprobó desesperado que la tarjeta no contenía ningún número de teléfono.Debía llegar hasta allí como una exhalación si no quería que la conversación con su mujer se convirtiera en un monólogo.

Metió una marcha más y comprobó el GPS.
Una hora, solo una hora más y todo habría acabado.
Estaría de nuevo con su mujer, y podría al fin liberar su maltrecho corazón.


Con el fin de relajar un rato su mente, detuvo su gastada lista de reproducción y encendió la radio.Rastreó las sintonías, en la procura de algo interesante, cualquier cosa, que consiguiese liberarle un rato de sus pesadas cargas mentales y le hiciese sentirse libre, aunque fuese por un segundo.

De pronto, tuvo que detener la búsqueda.Creyó escuchar "Ukrainian Civil War" en la sintonía de la radio internacional.Se detuvo asustado y comenzó a escuchar.Efectivamente, había oído bien.Continuó escuchando.Pese a que el inglés nunca había sido su fuerte, pudo comprender como había sucedido todo.Hablaban de terroristas comunistas que intentaron dar un golpe de estado.Según ellos, fue tras esto cuando las tropas rusas invadieron ucrania en favor de los fascistas.Al final, había sucedido.Rusia había roto las apariencias y se había volcado en el conflicto.

Pese a esta última noticia, que incitaba a Julián claudicar en su empeño, no paró.Metió quinta y continuó rumbo a la oscura boca del lobo.Si iba morir, sería tras decirle a su mujer quien era.