miércoles, 29 de febrero de 2012

Capítulo 24: Sin elección

Javier se encontraba disfrutando de sus últimos momentos de paz antes de la operación.Estaba sentado en la parte trasera de uno de los tres coches del comboy que se dirigía hacia Río de Janeiro, en busca de venganza por el asesinato de Chávez.Sus compañeros de unidad yacían intranquilos, pues no llegaban a encontrarle sentido a aquella operación kamikaze.Siendo fieles a la verdad, Javier tampoco tenía muy claro el porqué de entrar en una país extranjero solo para vengar secretamente la muerte de su presidente.Pero lo que si que tenía muy claro es que era una orden clara y concisa, y que la desobediencia se pagaba caro en el ejército.


Javier era un tipo de unos treinta años, bajo,delgado y de piel pálida,que lucía una cuidada barba unos pequeños ojos azul celeste que le daban un toque de astucia felina.Desde luego, su perfil encajaba más con el de un marinero eslavo que la de un militar venezolano.Pero si Javier estaba donde estaba, no era en ningún caso por su físico.


Hacía ya diez años, la FPLN (Frente Patriótico de liberación nacional), organización terrorista de corte fascista, le había capturado mientras servía en una misión de recostrucción del sur del país, que se había visto azotado por grandes inundaciones.Tras cinco años de cautiverio, había conseguido huir, justo el día antes de que le fusilasen.Cuando volvió a Bogotá, Chávez le condecoró con la medalla de la nación, lo cual le llevó a ser elegido para trabajar directamente para la organización.Aquello no le entusiasmaba demasiado, ya que durante su cautiverio había decidido que si sobrevivía abandonaría el ejército y buscaría un trabajo lejos del frente.Pero pese a ello, servía con admirable eficacia en cada pequeña misión que se le encomendaba


Pero aquello no era otra pequeña misión contra los cárteres de la droga.Se trataba de atacar a un civil brasileño en su propio país sin la autorización del gobierno.Cualquiera con un poco de sensatez en las venas se hubiese negado a aceptar aquella misión,  prefiriendo la muerte que condenar a la misma a una decena de jóvenes soldados.Pero Javier no pensaba así.Si por algo se había caracterizado siempre era por su obediencia sumisa, que si bien le había servido para ser siempre admirado por sus superiores, también le había provocado un par de problemas por exponer a demasiados riesgos su vida.Y aquella no era una excepción.


En un principio, todo marchó bien.Consiguieron acceder a la vivienda sin mayor problema, una mansión de tres pisos situada a las afueras de Rio, con una finca de algo más de tres mil metros cuadrados.Pero en cuando entraron en la casa, las cosas empezaron a ponerse feas.


-¿Veis algo?-Preguntó Javier


-Negativo, plantas 1 y 2 despejadas.-Le comunicaron por el radio transmisor portátil


-Planta tres igualmente vacía-Le contestó otro.


-Joder, aqui tampoco está.Sótano y garaje despejados.-Otro de los soldados terminó de golpe con las pocas esperanzas que aún conservaba la unidad.


-Genial, esto está vacío.Nos vamos, cuando menos tiempo estemos aquí, mejor.Estamos cometiendo un delito y nadie se jugará el culo por nosotros-Ordenó Javier


-Me temo que no va ha poder ser.Tenemos compañía.-Uno de los soldados, que se encontraba observando la carretera situada al lado contrario donde ellos habían aparcado, divisó dos camiones del ejército brasileño que se detenían junto a la puerta de la vivienda donde ellos estaban.


-El ejército.Pues ellos también han llegado tarde.Ya no hay ni rastro de su objetivo-Respondió otro soldado, iluso.


-Johan, me temo que el objetivo somos nosotros.


Al fondo del pasillo, se oyeron roturas de cristales.Estaban entrando, debían darse prisa.Sin tiempo para pensar, Javier ordenó a sus hombres que subiesen las escaleras.Tuvieron que hacerlo que la boca tapada, ya que los militares brasileños habían tirado algún tipo de gas lacrimógeno que estaba vaciando sus pulmones.Era evidente que aquellos hombres sabían a lo que se enfrentaban.Les habían tendido una trampa.Agarró su fusil, que aguardaba apoyado contra una pared y ascendió corriendo por la escalinata en forma de espiral, la cual le condujo a la tercera planta.Había cundido el caos.Javier nunca había destacado por sus dotes de mando, y no supo manejar la situación.A los pocos segundos, los quince soldados yacían escondidos desordenadamente, distribuidos por la tercera planta de aquel edificio.Tras percatarse de  que era imposible restablecer el orden y comprobar con horror que el gas ascendía rápidamente, se metió en el baño y cerro el pestillo.Aguardó paralizado por el miedo hasta que comenzaron a oírse disparos


Uno a uno, sus hombres iban siendo descubiertos y acribillados.También pudo oír las voces de un par de ellos que gritaban "Me rindo", conservando así sus vidas.Él, sin embargo, tan solo aguardó.Incomprensiblemente, en vez de pensar en una posible ruta de escape o en como reorganizar a sus aterrorizados hombres, se puso a pensar quien le habría traicionado.Debía de haber un topo infiltrado en el gobierno.No podía ser cosa de la organización, se negaba a creerlo.


Las tropas brasileñas fueron golpeando todas las puestas de aquella tercera planta.Javier las fue contando con horror.Cuando los militares llegaron a la del baño, aguantó la respiración, esperando que, al no oír nada, decidiesen no entrar.Obviamente, aquel pensamiento era absurdo, y más cuando Javier había cerrado con pestillo tras sus pasos.Aquella puerta de madera tenía como fin ocultar a sus dueños mientras estos necesitaban intimidad, no para soportar los golpes de militares expertos.Pese a ello, la puerta resistió los continuos golpes y los militares tuvieron que emplear las armas.De una bala reventaron la manilla de la puerta, y de paso, también las esperanzas de Javier que, por un segundo, se había sentido seguro en aquella pequeña estancia.


Con admirable rapidez, abrió la ventana que daba al tejado y se deslizó por ella, justo a tiempo para que los soldados no pudieran localizarle.Durante un instante, se sintió seguro de nuevo.Pero algún soldado aburrido decidió levantar la vista, y contemplo a Javier, que yacía cobre la cubierta, agarrado a la estructura de la chimenea, y de pronto, se vio envuelto en una lluvia de disparos, donde él era el único objetivo y a nadie parecía importarle si le cogían vivo o muerto.


Se pasó de un salto al otro lado de la cubierta, buscando protección.Pero de nuevo, alertados por el ruido de las balas, los hombres que aguardaban al otro lado de la vivienda comenzaron a disparar también.En medio de tal violento tiroteo, Javier decidió regresar de nuevo al interior de la casa, donde, al menos, estaba fuera del alcance de los francotiradores.Comenzó a correr escaleras abajo.Por un instante, no divisó a nadie.Estaba solo y con posibilidades de huir.Pero estaba tan obcecado con la salida, la cual ya podía divisar, que tropezó torpemente contra una mesa, provocando un estruendo que alarmó a todos los soldados.Tan solo unos segundos después se vio en medio del último tramo de escaleras, vigilado por los cañones de tres AK74 que le observaban amenazantes.


Estaba atrapado.Tiró el arma al suelo, y con los ojos llorosos por los restos del gas que los brasileños habían tirado minutos antes, se puso de rodillas.
Estaba rodeado, no tenía elección.

Capítulo 23:Pacto de cortesía

Julián deslizó la mano suavemente entre el contenido de su mochila, en la búsqueda del diario de su abuelo.Desesperado, comprobó que no estaba.Reacio a desistir en su intento, inspeccionó también los otros bolsillos, pero no pudo encontrarlo.Intentó recordar dónde había estado, el la procura de cualquier lugar donde aquel valiosos libro hubiese haber podido desaparecer de repente.Tras abandonar el avión, su memoria se nublaba.Tan solo alcanzaba a recordar pequeños detalles sin importancia que en absoluto indicaban su paradero actual.


Tampoco había demasiadas posibilidades, ya que su trayecto desde el aeródromo de Kiev donde aterrizaron hasta su hotel, situado en la ciudad de Korosten, al oeste de la capital, había estado marcado por  los infortunios.En el mismo lugar donde, suponía, había perdido el diario, en una gasolinera donde el comboy hizo un alto para repostar, también había extraviado su móvil, el cual había sido un regalo de su mujer.


No obstante, si bien el diario había estado guardado cautelosamente, el móvil había sido casi "abandonado", pues el subconsciente de Julián había determinado que aquella manera era la más rápida de deshacerse de todos aquellos objetos que le recordasen la discusión con su mujer unos días atrás.Era extraño, pero según pasaban las horas se sentía más alejado  de su mujer.Sin embargo, la había seguido hasta Ucrania y por sus ojos esperanzados daba la impresión de que la seguiría por el mundo entero.Su parte racional le recordaba cada mañana que aquella era una relación muerta de antemano, condenada al fracaso.


Pero sin embargo, su alma y su lado emocional se habían puesto de acuerdo en aquella ocasión para dificultar aquella operación, conduciéndole hasta Ucrania, a cuatro mil kilómetros de su casa.En aquel momento, Julián se veía superado por las circunstancias, flotando en medio del océano mientras los vaivenes de las olas le dirigían sin patrón aparente, rumbo a lo desconocido.Su mujer, la organización, su familia (de la que no sabía nada desde hacía meses) y por supuesto, su abuelo.Era hipócrita regar que el descubrimiento de un fragmento de la vida secreta de su abuelo le aterraba.Y más cierto también que ahora se encontraba desolado por haber encontrado las respuestas que había buscado durante años y haberlas perdido de nuevo.Dejando a un lado el tema de su mujer, en aquel momento tenía la vida que siempre había querido vivir: luchar por una causa justa sin la sensación de que aquella batalla estaba perdida de antemano.Pero curiosamente, estaba deseando enterrar la cabeza y esperar oculto a que todo aquello pasase.


Decidido a liberar su mente, encendió el televisor.Al hacerlo, pudo comprobar que todas las cadenas estaban o bien en ucraniano o bien en inglés."¡En inglés, siempre en inglés.Somos el tercer jodido idioma más hablado de este jodido planeta y sin embargo, es imposible encontrar una cadena en el extranjero en la que no tenga que suponer el noventa por ciento de las palabras!-Pensó Julián, alterado.


Las noticias que retransmitía la CNN servían como aval a lo que González le había comentado.Había dicho que tras la "caída" de la unión soviética, las tres fuerzas principales habían firmado un pacto de no agresión por valor de 21 años, que caducaba aquella semana, el día en que supuestamente el golpe fascista en Kiev estaba programado.De aquel pacto, solo se ausentaban los anarquistas y los islámicos, quienes siguieron creando caos durante las dos décadas que duró la llamada "Paz de cortesía".Este pacto había sido fruto de la necesidad de reorganización comunista, sumada al "miedo a lo desconocido" que sentían los fascistas, que comprobaban con horror como dos de los tres bandos se aliaban de nuevo contra ellos.Pero dos décadas después, el "Pacto de Cortesía" había perecido, y uno y otro bando debían coger las armas.


El noticiario abría con una noticia desoladora: Hugo Chávez había muerto.Julián no pudo alcanzar a entender si se trató de un explosivo o de un disparo, pero lo que estaba claro era que los fascistas acababan de dar un golpe sobre la mesa, cruzando así la línea de no retorno.Habría que corresponderles pronto o la situación podría ponerse fea.


Acto seguido, otras noticias de importancia desfilaron también por la pantalla de su televisor, la mayoría otras acciones bélicas llevadas a cabo por uno y otro bando en esta "guerra invisible".Se decidió a llamar a González, pues necesitaba saber dónde vivía ese tal Sergéi.Necesitaba encontrar a su mujer.Sabía que posiblemente ella se negase a volver, y estuviese perdiendo el tiempo.Pero sabía que si la dejaba marchar sin ni tan siquiera decirle por última vez que la quería, se instalaría en el fondo de su corazón un peso que le arrastraría hacia la depresión, con la única cura del plomo.Pese a ello, durante un instante, cuando se encontraba ya con la mano puesta en el teléfono de la habitación del hotel, dudó.No sabía si debía hacerlo, pues corría el riesgo de perder todo lo que hasta ahora había conseguido.El señor Ibañez le había prohibido abandonar la ciudad.Pero sabía que si conseguía la dirección de ese tal Sergéi, iría hasta allí, sin pararse a pensar en lo que le hubieran dicho, estuviese donde estuviese y fuese quien fuese el amante que le había robado a su mujer.Sabía que una vez tuviese el arma en su mano, nada le impediría apretar el gatillo.Con la repercusión que podía tener aquello.


No obstante, su cerebro se hartó de intentar evitar lo inevitable, y tras unos segundos de conflicto emocional, se decidió a marcar el número de contacto que González le había proporcionado.
González se hizo esperar, y solo cogió una vez los cuatro primeros tonos estaban consumidos.Sabía que aquella llamada se debía a su mujer, y nunca se le había dado bien hacer de psicólogo.


-Necesito un favor-Dijo Julián, tajante.


-¿De que se trata?-Respondió González, fingiendo intriga.


-Necesito una dirección.El cabrón que está con mi mujer.Se llama Sergéi y es Ucraniano


-¿De verdad?Bueno, es que... como comprenderás, con eso.....


-¡No me toques los huevos, tu localizaste mi casa, y podrás localizar también la suya, a si que por favor, evita tocarme las pelotas, no quiero que me digas lo que no se puede hacer, para eso ya está el puto estado, quiero que me digas lo que coño puedo hacer para encontrar a mi mujer!-Exclamó Julian, alterado.


-Lo que me pides es difícil, compréndelo.


-Escúchame.-Dijo intentando contenerse-.Esto es un favor, te lo pido como amigo ¿vale?.Perdóname, esto es bastante angustioso.Me fastidia no saber dónde está mi mujer, y cada vez que pienso que las últimas palabras que pude decirle antes de que se fuese fueron pronunciadas a gritos y con tono amenazador.... me martiriza.


-No te preocupes, te entiendo perfectamente.Sé que son momentos duros.Pero no quiero que cometas ninguna locura ¿me oyes? haré todo lo posible para encontrarla, relájate.¿Tienes un teléfono o algo que podamos rastrear?


-A decir verdad, no tengo nada.Tan solo sé que es un hombre, llama constantemente a mi mujer.Se llama Sergéi y pasa mucho tiempo en España.


-Ya. ¿Como sabes que se llama Sergéi y que es ucraniano, acaso le conoces?


-No.Lo sé por que lo conoció cuando vino un verano a Ucrania por negocios.A partir de entonces, comenzaron las llamadas y se multiplicaron los mensajes.


-¿Pero como sabes que se llama Sergéi?


-Lo tiene grabado en la agenda telefónica.Pude oir su voz, hace tiempo, cuando lo cogí por error.No tengo  buena memoria, pero su voz, gélida y grave, típica de los paises del este y con un marcado acento ucraniano no se me borrará nunca


-¿Has dicho que lo tiene en contactos?


-Así es, está grabado como Sergéi.¿Sirve de algo?

-Puede que si.La compañía suele tener un registro de contactos en su base de datos.No los almacena en ella, pero si la tarjeta está intacta podemos descargarlos y sabremos el número de ese tipo en unos minutos.


-¿Lo dices en serio?- Dijo Julián con un brillo esperanzado en sus ojos


-Completamente.


-Gracias, la simple idea de no volverla a ver, de haber cortado bruscamente nuestros proyectos de futuro, me horroriza.


-A todos nos horroriza.A mi me dejó mi mujer hace un par de años.No comprendía este trabajo.Nunca lo hacen.


-¿Te has enterado? Se han cargado a Chávez.


-Si.La tregua ha terminado, en unos días se desatará el caos institucional.El mundo arderá ante la atenta mirada de Wikileaks, que comprobará confuso que toda la información que tiene no es ni la décima parte de lo que se yo, que la obtengo sin tener que mancharme las manos.


-¿De verdad posees tanta información?


-Y más.Tengo suficiente información como para colapsar el mundo.Si alguien desvelase todo lo que se, la gente desconfiaría de pronto hasta de sus mascotas.Y si eso ocurriría desvelando mi información, no quiero ni imaginar lo que pasaría si se desvelase toda la información " de los de arriba":


-Ponme un ejemplo.-Julián se mostraba desconfiado ante la, a su juicio, exagerada afirmación de su compañero.


-No debería, pero con usted haré una excepción, parece un buen tipo.¿Se acuerda usted de Kennedy y de su trágica muerte?


-Como olvidarse de aquello.A mi juicio Kennedy ha sido el único presidente justo de toda la historia.


-A ello voy, Kennedy era "demasiado justo".Él quería, según la información que tenemos, la paz para el mundo.
-Eso lo dicen todos.


-Es cierto, pero según nuestros colaboradores en la CIA, durante su mandato Kennedy  fue una simple marioneta a la que los servicios de inteligencia manejaban a su gusto, como hacían con todos los presidente norteamericanos desde hacía un siglo.Pero Kennedy era diferente al resto.Odiaba dejarse dirigir y se lo hizo saber al gobierno.Al ver que no aflojaban su yugo, y que él era solo una personalidad simbólica, decidió revelarse.Escribió él sus propios discursos, que diferían bastante de lo que sus superiores creían correcto.Siendo conscientes de que Kannedy estaba fuera de su control, le mataron.Fue la propia CIA la que acabó con Kennedy.Le hicieron monumentos e instalaciones civiles y militares en su honor, solo para intentar ocultar el daño ya irreparable que le habían hecho a américa y al mundo entero.Son unos asesinos, hablan de implantar democracias en el resto del mundo y no consiguen controlar la suya propia.


-¿De verdad es eso cierto?


-¿Acaso no les cree posibles?


-Desde luego, de los americanos espero ya cualquier cosa.Pero no se, Kennedy era tan bueno....


-Precisamente por eso.En este mundo no hay lugar para los buenos, vete acostumbrando.O lo que es mejor, intenta cambiarlo.-González hizo una pausa, por el auricular se escuchaba como una tercera persona le comentaba algo- Pero eso será mañana.Hoy por lo menos, debes ir a salvar a tu mujer.Te doy la dirección.Tienes suerte, está en tu ciudad.Calle Selezn´ova número 57.


-De verdad, muchísimas gracias.


-Ballesteros, una última cosa.Ten mucho cuidado.

sábado, 25 de febrero de 2012

Capítulo 22:Cuervos Silenciosos

Vicente continuaba caminando tras las pisadas de Sergéi, observando cautelosamente el perímetro de la tienda donde habían decidido hacer un alto, dado a sus sorprendentemente bajos índices de radiación.Aquella situación le estaba destrozando los nervios.Estaba ante un peligro inminente y continuo y tenía en sus manos un arma de calibre considerable.Y sin embargo, aquel fusil M16 no le protegía absolutamente de nada.Su enemigo, la radiación, no se asustaba ante un cañón levantado, ni sufría cuando una bala le atravesaba.Su enemigo era ,aparentemente, invencible.Por suerte, ya no eran los únicos.Al fin habían llegado, con varias horas de retraso, los "refuerzos" de los que Sergéi le había hablado, que en aquellos momentos debían estar peinando el resto del perímetro en busca de la deseada cabeza nuclear.

Sergei caminaba delante, con el arma colgando a sus espaldas y con ambas manos ocupadas en sujetar el contador Geiger que muy probablemente les estaba salvando las vidas.A cada paso que daban, alejándose de aquel punto seguro, los índices de radiación subían a pasos agigantados, provocando así un aumento proporcional de las pulsaciones por minuto del corazón de su compañero.


Al poco tiempo, escucharon disparos en la lejanía.Los pocos pájaros que aún seguían viviendo en la zona, huyeron despavoridos  tras el primer disparo.Pocos segundos después, una ráfaga.Y luego otra.Intentaron comunicarse con los otros grupos mediante radio.Todos contestaban.Menos uno.Un solitario grupo de unas quince personas no parecía atender al insistente reclamo de atención de la solitaria radio que, posada sobre una piedra, seguía emitiendo sonidos al vacío, sin que a nadie pareciese importarle demasiado.


Serguei empezó a ponerse nervioso, apuró el paso y buscó una salida.Pero aquel lugar parecía un laberinto.Decenas de interminables pasillos y una única salida.El edificio en donde se encontraban era una especie de tienda cuyo trastero había sido convertido atropelladamente en vivienda.Pero tras esa vivienda se abrían de pronto incontables corredores sin salida, o que daban a puertas cerradas.Al fin, tras minutos de alteración con los disparos de aquellas M16 acompañados siempre con los gemidos de cansancio de un Vicente cuyo estado físico dejaba bastante que desear, pudieron localizar una salida.


Tras atravesarla, corrieron campo a través directos al origen del ruido.Cada poco tiempo, debían detenerse y dar marcha atrás, debido a que la radiación se disparaba inexplicablemente.Aquellos picos de radiación no eran ni mucho menos mortales a corto plazo, pero tenían claro que hasta que sus vidas no estuviesen en serio peligro, la opción de padecer un cáncer no era fiable.No obstante, era cierto que ambos tenían muy claro que en el caso de verse envueltos en un tiroteo, la alternativa de la radiactividad era mucho menos traicionera que una AK apuntándoles a la cabeza.Cuando el peligro fuese lo bastante acuciante, no había dudas de que huirían.El problema es determinar cuando una situación complicada es real o un simple producto del miedo.


En aquel momento, corrían por  campo abierto hacia el peligro,y Sergéi llevaba ambas manos en el contador Geiger, con lo que el pequeño grupo estaba protegido tan solo por un inexperto Vicente al cual no le paraba de temblar el pulso.En caso de emboscada, Sergei perdería unos preciosos segundos en tirar el contador Geiger y agarrar su M16.Segundos que, por otra parte, eran más que suficientes para que un soldado entrenado les metiese una bala a cada uno entre ceja y ceja.


Minutos después, cuando ambos habían agotado ya sus fuerzas, alcanzaron al fin el origen del sonido.El grupo que debía acercarse hacia el reactor 4 de la central de Chernóbil, la zona más afectada por la catástrofe, había encontrado resistencia, posiblemente comunista, al tener que cruzar un pequeño riachuelo.La escena no era para nada más tranquilizadora que el rumor de las armas en la lejanía.En el suelo yacía un hombre de unos treinta años herido en el brazo,junto a un cadáver de cuya cara apenas se podían distinguir pequeños trozos de piel, pues la sangre que surgía a borbotones desde el agujero de la parte posterior de su cráneo impedía la visión de toda la parte derecha de su cabeza.Además, nadie había podido hasta el momento localizar al enemigo.Los fogonazos que emitían las armas del enemigo parecían ser tan solo combustiones espontáneas del aire, pues tan solo unas décimas de segundo después de que el francotirador apretase el gatillo, en su posición ya no quedaba nadie.No podían aventurar donde estaban,Y por supuesto,era imposible saber cuantos eran.Ante tal impotencia. Vicente tan solo pudo correr a refugiarse tras una piedra y echar mano de sus escasas lecciones de medicina para realizarle al hombre herido unos primeros auxilios.


-Te pondrás bien.La bala no ha llegado al hueso- Mintió Vicente al comprobar la gravedad de la herida, intentando tranquilizar al malogrado hombre.
Aquella herida ya era bastante grave por si sola, pero combinada con los altísimos niveles de radiación que indicaba el contador Geiger que Sergéi había dejado abandonado en el suelo, aquella herida era, sin ninguna duda, mortal de necesidad.Aquel hombre estaba condenado no ya a una muerte por culpa de la abundante sangre que había perdido, si no por la partículas radiactivas que en aquel momento debían estar ya multiplicándose en el interior de su organismo.


Poco a poco, el encarnizado tiroteo fue disminuyendo su intensidad, hasta tal punto que las ráfagas iniciales se convirtieron ,con el paso de los segundos, en pequeños disparos aislado, y de ahí al silencio absoluto.Tan tranquilizador como desgarrador, pasar en tan solo en unos segundos de un tiroteo a la calma infinita sin ni tan siquiera herir a ningún enemigo.


Tras percatarse de que los enemigos habían abandonado la zona, se incorporaron y se reunieron en torno a los heridos.
-¿Alguien ha echo blanco?-Contestó uno de los desconcertados soldados
-Creo que no.Al menos, no he visto a nadie.Esos tíos saben lo que hacen.-Respondió otro.


Al fondo, otros dos hombres discutían con Sergei, en un idioma que Vicente pudo identificar como Ruso, Ucraniano quizá.


-¡Nos atacan.Hemos localizado al enemigo.Solicitamos apoyo de las demás unidades, no sabemos exactamente de cuantos enemigos hablamos, pero nos están diezmando!-Gritó de pronto la radio


-Recibido, no se mueva, vamos para allí, ¿Cual es su posición?


-Estamos a quince grados norte veintiséis  oeste de la base, cerca de la salida norte de la ciudad.


-Recibido.Aguanten. Ígor, quédese con los heridos, el resto, vamos.Tenemos que llegar antes de que esos cabrones acaben con todos.


Empezaron a andar cara a la dirección que les habían indicado por radio.Durante los primeros cinco minutos un silencio atroz se apoderó del grupo, que avanzaba en medio del frío temor a la muerte, un sentimiento parecido al que debe padecer un cerdo llevado al matadero.Se habían visto con la muerte y no habían alcanzado un acuerdo.Se enfrentaron a su enemigo y nadie ganó.Todos dudaban que ese fuese posible.Nadie habló durante aquellos minutos, pero todos se entendían.De nuevo, la radio les hizo cambiar radicalmente su actitud, así como aligerar el paso:


-¿Donde están¡Les hemos pedido ayuda hace dos horas, joder! ¡Apúrense coño, hay vidas humanas en juego!


Si bien en la primera comunicación apenas se escuchaban disparos alejados ,en este segundo mensaje se podía apreciar perfectamente el miedo en la garganta de aquel soldado.Los disparos se habían acercado de forma alarmante.Empezaron a correr, saltándose todo protocolo de seguridad tanto radiactiva como de cara a aquellos misteriosos enemigos.Al fin, llegaron.Quizá demasiado tarde....o demasiado ciegos.


Cuando al fin alcanzaron el punto que les habían indicado por radio, allí no quedaba nadie.La zona estaba completamente despejada de vida humana, tanto aliada como enemiga.Tan solo un cadáver de uno de los soldados, que yacía tirado en el suelo con un impacto de bala en el lugar donde una vez debió estar situada la oreja izquierda, de la que ya no quedaba nada.Nada más verlo, Sergéi se tumbó sobre su pecho y comenzó a llorar como abiertamente,sin pararse a pensar ni por un segundo si el culpable de aquello podía estar a por allí, agazapado entre los arbustos y con su cráneo en el punto de mira.


-¿Un amigo?-Dijo Vicente.


-Mi hermano pequeño.Juré defenderle siempre y le acabé liando para esta misión.Ahora está muerto, y es todo por mi culpa.-Sergéi continuó sollozando sobre el pecho de su difunto hermano.


-Ha servido una buena causa.Es un héroe.-Intentó consolarle 


-¿De verdad lo crees? Yo creo que ha muerto luchando por los intereses de otros.El apenas tenía veinte años.¿Que iba a saber de política?.Lo queC más me jode es que nadie lo recordará, nadie nos dará el pésame.Somos todos víctimas de una jodida guerra que ni siquiera ha existido.Somos jodidas víctimas de la propaganda.Ми є жертвами пропаганди, Мученики з нізвідки.


-No digas eso.Luchamos por una causa justa y ganaremos, te lo prometo.Lo haremos por tu hermano y por el resto de los caídos a manos de esos rojos.


-¿Ah si, como lo sabes? ¿Te lo han dicho con su basura propagandística?.Te creía un poco más inteligente.Acabaremos muertos o encerrados.¿De verdad merece la pena luchar?¿Cuanto vale un mundo fascista, una venganza a lo que otros recibieron?
Personalmente, mucho menos que mi hermano.Me niego a seguir con esta estupidez.Me iré a mi casa y buscaré un trabajo normal.-Dijo Sergei con los ojos llenos de lágrimas- Esta vez ha sido él, pero la próxima podemos ser cualquiera de nosotros.¿Es que no os dáis cuenta?¿Creéis que mueren otros, que a vosotros no os pasará? No seáis hipócritas por una vez, al menos  no con vosotros mismos.-El diálogo que Sergéi mantenía con Vicente era ya un mitin moral para todo el grupo.


-Perdóneme, pero tenemos una misión que cumplir.Cuando salgamos de aquí me importa una mierda lo que haga, pero mientras esté bajo mi mando, cumplirá mis órdenes, y ahora la misión es salir de aquí cagando leches.-Dijo el responsable al mando,  haciendo gala de un magnífico control del poder, ejerciendo la presión justa para que sus palabras sonasen como un consejo por el bien común y no necesariamente como una orden.


-¿Nos retiramos, señor?-Intervino otro soldado.


-Así es, nos vamos.No hay rastro ni de la cabeza nuclear ni del enemigo.Las tropas están desmoralizadas y tenemos bajas.Es inviable seguir aquí.


-A los de arriba no le va a gustar nada esa decisión, señor.


-Pues que se jodan.Ante todo, soy persona y no permitiré que haya más muertes.Ya tenemos dos, suficiente cargo de conciencia por hoy ¿No cree?


-Desde luego señor, yo solo digo que....


-Menos opinar y más caminar.Nos queda un largo camino y está anocheciendo.No me gustaría tener que dormir otra noche en Prypiat.Vicente, usted lleve el contador Geiger.El resto, cojan un fusil cada uno.Vamos allá, tenemos un camino que recorrer.


El grupo comenzó a caminar de nuevo, sin ni tan siquiera pensar en lo que les rodeaba.Estaban tan desmoralizados que solo pensaban ya en el regreso a casa, aunque su misión hubiese fallado.Tampoco pensó nadie en el estado del tercer grupo con el que no habían logrado contactar.Estaban desaparecidos, y eso dirían si a la vuelta alguien les preguntaba.


Cuando pensaban que su misión había acabado, encontraron dos cadáveres más, apoyados en un árbol.


-¿Que hacían estos dos aquí?-Se preguntó uno de los soldados más jóvenes.


-No estaban aquí, mire al suelo.Han sido arrastrados.-Respondió el general- Vicente, reconozca los cadáveres.Debemos de andar con cuidado.


Vicentese se acercó temeroso hacia los cadáveres.Todo aquello era muy extraño.Ahora que rememoraba, todos los disparos habían sido de sus M16, y nunca habían visto al enemigo.En la otra cara de la moneda, los cadáveres.Era evidente que se estaban enfrentando a un enemigo, pero no tenían pinta de ser los comunistas.Una estúpida idea recorrió la mente del ingenuo soldado: ¿Si fuese un fantasma de una alma en pena, que surca el área de exclusión en busca de su familia?.Era una paranoia, pero nada parecía tener sentido ya.


En ese momento, cuando el soldado plantó la rodilla en el suelo para examinar los cadáveres, una cuerda se tensó en torno a su pierna y le elevó, dejándole suspendido en el aire.Intentó abrir los ojos, pero todo estaba blanco, no entendía nada.Pese a que los oídos le pitaban, pudo escuchar disparos.


Cuando al fin pudo ver lo que sucedía,un sudor frío le recorrió la espalda.Tres hombres armados con fusiles de francotirador Dragunov, protegidos por unos trajes mil veces mejores que la envoltura rudimentaria de papel de aluminio con la que contaba su traje y unas máscaras mucho más avanzadas, ya que él llevaba una típica mascarilla de hospital que apenas le cubrí la boca, le miraban expectante.No pudo entender muy bien lo que decían, pues los oídos aún le pitaban, pero podría jurar que hablaban en español.Tras intercambiar unas rápidas palabras, uno de los hombres sacó un cuchillo muy afilado.Se lo pasó rozando por el cuello, haciéndole un pequeño corte.A continuación, echo el brazo hacia atrás y lo devolvió en fuerza.Creía que iba a morir, pero en el último momento el filo del cuchillo se desvió hacia la cuerda que aún le mantenía dado la vuelta.Calló al suelo, recibiendo al caer un gran golpe en la cabeza.Sin darle tiempo a reaccionar, dos de los hombres le agarraron de los brazos y le pusieron de pie.Miró por última vez a su pelotón (o a lo poco que quedaba de ellos.).Ahora eran solo trozos de carne con ligero olor a pólvora.Hace tan solo unos segundos, había discutido con Sergei.Jamás podría hacerle la réplica a su última frase.Jamás podría volver a hablar con él.


Jamás.Estaba muerto.Y dentro de poco, el también lo estaría.




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miércoles, 22 de febrero de 2012

Capítulo 21:Quitanieves

El diario se fue resbalando por los dedos de un noqueado Julián, quien en aquel momento  se encontraba muy lejos de allí, quizá en algún lugar del pasado, contemplando los oscuros rincones de la vida de su abuelo.Finalmente, el objeto cayó, provocando un enorme estruendo al impactar contra el suelo, y obligando a la gente situada a su alrededor a girar las cabezas hacia el origen de aquel  sonido.En aquel instante, una de las azafatas,rubia, vestida con una minúscula falda que apenas le ocultaba la ropa interior, se acercó hacia Julián, oculta tras su inocente sonrisa."Es la típica niñata estúpida que en vez de comenzar desde el suelo comenzó de rodillas.Tu sonrisa no me embauca, no eres más que una puta"- Pensó Julián para sus adentros. Era evidente que se avecinaba una tarde muy larga, marcada particularmente por los oscuros descubrimientos a cerca de su abuelo.No estaba de buen humor.No podía estarlo.

Lo más curioso, es que cuando hubo terminado de leer aquel párrafo, no dudó ni un segundo de la autenticidad del diario.Parecía como si ya tuviese asumido que su abuelo había tenido una vida oscura.O al menos, una vida, ya que Julián no sabía más que conjeturas acerca de la vida de su difunto abuelo.

-Prepárese para aterrizar.Tomaremos tierra en el aeropuerto de Kiev en menos de diez minutos-Le indicó la joven azafata

Al oír esas palabras, Ibañez, que estaba situado en el asiento contrario al suyo, en la fila de la izquierda, se dispuso a extraer de una pequeña mochila que había llevado al hombro durante todo el trayecto una  pequeña libreta.Lo primero que hizo fue llamar a la totalidad de los pasajeros en torno a su asiento

-Ha llegado la hora de que os explique en que consiste la misión.Venid aquí.

Julián, se percató de aquello como si se tratase del rumor de una playa cercana.Lo oía perfectamente, pero parecía ser la música de fondo de aquella confusa situación que su cerebro estaba atravesando. Anteriormente al descubrimiento de aquel diario, casi desde que era un niño, había echo todo lo posible para asumir que su abuelo era un ladrón o un asesino, preparándose para lo que pudiese venir.Pero era la primera vez que tenía pruebas.Hasta entonces, la presunción de inocencia había liberado su mente.Ahora había pruebas suficientemente claras como para proclamarle culpable.No se replanteó ni un segundo que aquella prueba fuese falsa.En realidad, ni tan siquiera le importaba. Dada la acuciante intriga que sentía hacia su abuelo, del cual nunca había sabido nada, se había preparado para aceptar la primera prueba que encontrase para sentenciarle  .Estaba harto de preguntas, quería respuestas.Otra vez.Siempre obtenía dudas e intriga de cada cosa que hacía.Su vida había dependido siempre de un hilo, y en contadas ocasiones, había decidido ahorcarse con él.Pero hasta ahora siempre  tuvo cordura, o siempre le faltó determinamiento, como se quiera entender.

-La misión se dividirá, como muchos de vosotros ya sabéis, en dos grupos.El grupo "A", llamado "quitanieves" deberá impedir la toma del parlamento.Estará formado por cincuenta personas que patrullarán la zona, y que  solo abrirán fuego en caso de ataque inminente.Otro pequeño pelotón, formado por diez hombres, se situarán en los pisos con salida a la plaza autorizados.El primer pelotón irá armado con Makarovs semi-automáticas y llevarán cámaras de vídeo con las que deberán grabar a los sospechosos.

Pueden retirarse, todos excepto los que forman parte de las unidades de élite.


-¿Unidades de élite?-Le interrogó Julián antes de que pudiese proseguir.Quería liberar su mente, y se percató de que la mejor forma de hacerlo, era vivir en el presente.Siempre había vivido en el pasado, y nunca había obtenido ni una sola respuesta.Debía cambiar de táctica.


-Si, son unidades especiales entrenadas por la ONU y armadas con la última tecnología.No tenemos permitido enviarles a la guerra contra naciones, pero si contra terroristas.Estos hombres acabaron con ETA, en una misión mucho menos pacífica de lo que se cree.


-¿De modo que son la élite mundial,las mejores tropas armadas con los mejores blindajes y armamento que el mundo haya conocido?


-Lo intentamos.Por ahora hemos matado a Bin Laden y acabado cob ETA.No está nada mal.Contamos dos heridos y ningún muerto frente a unos veinte muertos y sesenta heridos que pudimos contabilizar de la suma de ambas organizaciones.-Contestó uno de los militares, con una insignia única, que por su osadía de interrumpir la conversación, pudo identificar como superior.


-Ha decir verdad,nunca había oído nada de vosotros.


-Ese es nuestro objetivo, que nadie sepa nada.Tenemos tanta información que si la liberásemos provocaríamos el caos.Tenemos tanta fuerza que si la liberásemos extinguiríamos la tierra.Normal que no oyese nada de nosotros, supongo que si lo supiese, le costaría dormir cada noche, créame.Yo llevo varios meses sin poder pegar ojo, ni las pastillas me hacen ya efecto.


-Hablan de información.¿A que clase de información se refieren?


-De nuevo, eso es confidencial.Pero le diré que hay mucha gente a la que no le gustaría que se supiese la verdad sobre el 11-S o sobre  lo que hay en la luna.


-Una pregunta, General.-Uno de los militares de menor rango creó una conversación paralela, harto de esperar a que Julián saciase sus ansias de conocimiento.-¿Que hay del resto de grupos armados?¿Nadie sabe de la existencia de esa cabeza?


-Desde luego que si.Suponemos que los Islamistas Radicales no tardarán en aparecer, quizá incluso con tropas pagadas por el estado Saudí o Iraní.Con los anarquistas, está el reciente pacto de no agresión, no se olvide.


-Es cierto, discúlpeme mi General, solo que...¿le puedo preguntar como consiguieron firmar nada con esos sanguinarios?


-No fue fácil.Les hemos prometido que tarde o temprano requeriremos su ayuda, y cuando eso pase, el enemigo vencido con su colaboración se convertirá en una nación anarquista.


-Lo que la llevaría al caos, si me permite opinar.


-Desde luego, pero eso no es asunto nuestro.Nosotros tenemos que asegurar nuestro culo.No hemos condenado a nadie por que someteremos al estado que nos declare la guerra.


-Una pregunta-Interrumpió Julián, siempre atento a todo-si tan potentes son los anarquistas, ¿por que no terminan ellos solos con un estado?


-Los anarquistas funcionan como un virus.Destruyen el país desde dentro, pero necesitan un conflicto en territorio nacional o una situación de descontrol.El anarquismo convierte el descontrol y la desesperación en libertad.Pura demagogia, claro.Pero les funciona.


-¿Acaso ya lo han probado en otras ocasiones?


-En Yugoslavia, pactamos con la OTAN usar el conflicto como escenario de prueba de esa táctica.Convirtieron la potente Yugoslavia en una docena de estados pobres e inocentes.Salió a la perfección.Nos traicionaron en la transición de la Unión Soviética, 
con campañas propagandísticas que revolucionaron a la población en todo el noroeste del país.Pero su poder es tal que tuvimos que vendernos.Y los que no lo hicieron, como Putin, han acabado colaborando con los fascistas.


-¿La OTAN sabe de la existencia de la organización?


-En parte.Sabe lo que le hemos contado.A sus ojos, somos una pequeña organización extraoficial que trabaja para ellos.Nos dan dinero a cambio que ataquemos países tercermundistas.


-Siento decirle que esa es la definición de mercenario.


-No exactamente.Nosotros necesitamos dinero para cumplir nuestros objetivos.Estamos causando mínimas bajas comparadas con las que, suponemos, vamos a salvar.Ahora vengan a mi despacho, el funcionamiento de esta misión es crucial, deben encontrar la cabeza nuclear, acabar con los fascistas y contactar con nosotros, que nos encargaremos de ella.


Julián intentó seguirles,pero un guardaespaldas se interpuso entre él y los componentes de la élite militar.Era evidente que aquel no era su lugar.Regresó a su asiento, y comenzó a pensar en su abuelo, en su mujer, en que estaba a punto de entrar en el ojo del huracán de dios sabe que y en como la vida le había puteado desde el mismo día en que nació.Estaba cabreado.Y temía que su furia aflorase de golpe.No podía pasar, otra vez no.

domingo, 19 de febrero de 2012

Capítulo 20: The devil is alive

Vicente se despertó débil y mareado.Durante un minuto se sintió confuso por aquella sensación, pero al poco comprobó con horror el origen de aquel malestar.No estaba en casa, estaba en Prypiat.Una sonrisa diabólica le asomó por la comisura de los labios.

-¿Está despierto?-Le preguntó Sergei, que estaba situado en el saco contiguo, ambos lejos de donde se encontraban Sánchez y el prisionero.

-Más o menos.¿Que quiere?-Contestó Vicente, molesto.

-Deberíamos empezar a trabajar.Solo he traído dos trajes de protección.Propongo que Sánchez se quede aquí con el rehén.Solo estaremos fuera un par de horas.

Vicente, cuya agilidad mental en aquel momento dejaba bastante que desear, asintió sin ni tan siquiera pensar en lo que Sergei había dicho.Podía haberle propuesto cualquier cosa, que el habría asentido con  el fin de entregarse de nuevo a los brazos de Morfeo.

-Vamos, sal de ahí.-Le ordenó un Sergei ya completamente vestido y preparado, que sujetaba dos mochilas.

-¿A donde vamos?-Preguntó Vicente, ya consciente pero igual de extrañado 

-A trabajar.Quiero irme de este sitio cuanto antes, no me da buena espina.

-Estoy mareado y muy cansado...-Protestó Vicente, como si se tratase de un niño pequeño intentado escabullirse de un examen

-La radiación ya ha comenzado a surtir efecto sobre usted, debemos darnos prisa.

Sergei le tiro una de las mochilas y Vicente.Este la abrió, y acto seguido comenzó a cubrirse con el traje de protección que este contenía.Miró al fondo de la bolsa, en la cual había una linterna, baterías, un contador Geiger, ampollas, y en general, todo lo que los hombres del control les habían dicho que debían llevar.
Una vez se hubo preparado, comenzaron a caminar por las calles desiertas del centro de Prypiat, entre coches y casas abandonadas.

-¿Que se supone que vamos a hacer?-Preguntó Vicente extrañado por el paseo

-Ya se lo he dicho.Vamos a localizar cuanto antes esa cabeza, así podremos irnos.

-¿De que habla? Me habían dicho que era solo una misión de distracción.

-¿De distracción? No sea usted imbécil, nuestra misión es la más importante.Debemos hacernos con la cabeza nuclear que los soviéticos dejaron aquí.

-¿Una cabeza nuclear en Chernóbil? ¡Eso es imposible! se la habrán llevado ya hace años

-Le puedo asegurar que no.La organización no era el punto fuerte de la Unión Soviética.Cuando los americanos provocaron el accidente, nadie se paró a pensar que sería de esa cabeza.Hoy nadie recuerda su emplazamiento exacto, pero se cree que se encuentra a unos dos kilómetros al este de la central, en la otra punta de Prypiat.

-¿Entonces en que consiste nuestra misión, exactamente?

-Debemos localizar y proteger esa cabeza nuclear a toda costa.Y bajo ningún concepto pueden hacerse los rojos con ella.Ante la mínima posibilidad de que eso pase, la explotaremos.

-¿Protegerla? ¿Protegerla de quien?

-De todo el mundo.Todos son conscientes de su existencia.Las mafias del este vienen hacia aquí, así como los islamistas radicales.Pero ellos no son nuestro principal problema.La verdadera amenaza la constituyen los comunistas.Por eso tenemos a Julián Ballesteros.Me han dicho que los rojos andaban buscándole, querían hacerlo el sucesor de González.Ahora está en nuestro poder, y lo quieren vivo, deberán ponerse de rodillas.

-Me temo que usted también a cometido un error.Julián Ballesteros fue liberado.Tenemos a su amigo.

-¿A su amigo? ¡Eso no me sirve de nada joder!.¡Le pedí a la sede central unos mínimos y ni eso!¡Así es imposible trabajar, joder!.-Sergei, quien hablaba un perfecto Español, siguió maldiciendo por lo bajo Ruso, mientras el dúo caminaba entre los bloques de viviendas abandonadas tan repentinamente.

Estaba todo tan bien conservado, que parecía que el tiempo tan solo se había detenido, y esperaba con impaciencia una nueva reanudación para volver otra vez a la vida.Pero aquello no iba a pasar.Prypiat iba a ser radiactiva durante, al menos, otros cien años.Cuando al fin los nietos de los que allí vivieron puedan ir a recoger sus cosas, muy posiblemente se encontrarán escombros.Toneladas y toneladas de escombros inertes e inservibles, que posiblemente contendrán más partículas de radiación que de recuerdos.

-¿Tan solo estamos nosotros? Sencillamente, no me creo sus palabras.¿Han encargado a dos personas un trabajo de tal calibre?

-Oh, por supuesto que no.Nuestro primer reto es reconocer el terreno, y asegurar unas zonas de baja radiación lo más cercanas al presunto emplazamiento posibles, para asentarse.A partir de esta tarde comenzarán a venir camiones cargados de tropas y científicos.Eso si la organización a pagado lo bastante, claro.Si no estaremos solo y condenados a la muerte o al fracaso.

-Aún no comprendo lo que me dice.¿Que sucedió para que, presuntamente, se halle en Chernóbil una cabeza nuclear abandonada?

-¿De verdad no lo sabe? ¿Quien coño es usted? Pedí un experto internacional, no un alumno.Verá, en 1986 los estadounidenses desactivaron las medidas de seguridad mediante un espía que se infiltró en la Unión Soviética.Después, tan solo tuvieron que esperar a que un fallo común o un corte de luz sobrecalentase la central para que esta estallase.Cuando ese fallo llegó, los soviéticos se negaron a cerrar temporalmente la central.Y esta liberó una radiación seis veces superior a Hyroshima.La población fue evacuada en tres horas, sin darles tiempo a sacar nada de sus casas, he inmediatamente se empezó a buscar gente para ayudar a proteger la central.Muchos de estos héroes murieron, y las familias apenas recibieron un seco "gracias" y una estatua común para todos los muertos, situada en Kiev y otra a la entrada de la zona de exclusión.Pero el tema es que la desinformación era común en la Unión Soviética, y apenas una decena de personas sabían donde estaba la cabeza nuclear.No se sabe si por miedo a tener que entrar en la zona de exclusión o por sobornos desde el exterior, pero el echo es que nadie dijo nada.

-¿Y documentos? ¿Acaso nadie tenía en papel la situación de esa base nuclear?

-Desde el principio de la guerra fría, la información empezó a protegerse cada vez más.Los soviéticos decidieron nombrar "pensadores", gente que debía almacenar y procesar esa información, mientras los estadounidenses inventaban el soporte de almacenamiento informático.El tiempo dejó claro cual era el mejor sistema.

-Pero según me han contado, Rusia, quien tiene centenares de cabezas nucleares, colabora con nosotros ¿no es así? ¿no nos pueden proteger con algún misil nuclear?

-Ja,ja,ja-Sergei forzó una risa sarcástica- ¿pretende que un país de iure se ofrezca para defender con misiles nucleares una organización que oficialmente ni tan siquiera existe y que no cuenta con territorio? Debe estar de broma.

-No me refiero a eso.Me refiero que guarden es sus instalaciones la cabeza nuclear, y cuando la necesitemos, que nos la den, con el fin de conseguir esos objetivos comunes que pienso que ambos tenemos

-¿Es usted consciente del caos que se desataría si se supiese que falta un misil nuclear? No son precisamente cosas que desaparezcan fácilmente 

-¿Pero cuanta gente tiene acceso al número de misiles nucleares?No demasiada,  supongo.

-Quizá una decena de personas, entre cargos militares, el presidente del gobierno y de estado......
-¿Y es tan difícil mantener el pico cerrado a una decena de personas?

-Desgraciadamente, si.Recuerde que muchos militares están aquí colocados por los soviéticos, precisamente para mantener su soberanía desde la sombra del territorio ruso.Putin los ha ido sustituyendo, a base de purgas secretas entre los militares y cambios en el gobierno entre los civiles, pero está muy lejos de lograr sacarlos a todos.Rusia no es un aliado seguro, todavía no.Por el momento debemos arreglárnoslas solos.

sábado, 18 de febrero de 2012

Capítuo 19:Es imposible evitar el pasado

3 de enero de 1946
Hoy he vuelto a pasear por las destrozadas calles de Berlin.La última vez, aún ondeaban las esvástica en los edificios.Tan solo han pasado un par de meses, pero parece que el tiempo transcurrido es mucho mayor.Las grandes casas señoriales del centro, yacen ahora convertidas en escombros.Las familias que antes levantaban el brazo efusivamente al paso del Führer, ahora se veden a los aliados que causaron la muerte de miles de compatriotas.En esto se ha convertido Alemania, en un punto de reunión entre rojos y capitalistas, en una región donde las actuales potencias envían a la gente que quieren tener bien lejos.En un cúmulo de gentuza.Vendido, todos se han vendido a esos cabrones.Y los que todavía no lo hemos echo, somos cucarachas. Restos del antiguo régimen cuyo único error fue tentar el poder en beneficio del pueblo alemán.Han jugado a prohibir la justicia.... y han ganado.Siempre ganan.


He estado hablando con Friedrich.Me ha dicho que ha oído que la cúpula del partido que todavía resiste, ocultos tras el beneficio de la desinformación, ha organizado una red que pretende dar huida a los miembros de la SS, bajo el nombre de ODESSA.Con la ayuda de soldados aliados corruptos, cree que podría conseguirnos dos billetes para volver a España.Pero no tengo claro que eso sea lo que quiero.¿Volver a España, después de tanto tiempo?.¿Que habrá sido de mi familia?.Demasiados recuerdos.Pero, a decir verdad, no hay muchas más salidas que me permitan conservar la vida.Aparte de España, están las opciones de Chile y Argentina, pero no será fácil tomar una decisión.Me ha ofrecido colaborar con una organización internacional que tenga como fin garantizar la colaboración entre el estado español y los nacional socialistas en el  exilio.


No es mal empleo, sería co-fundador de la organización y haría de España el  centro de  la reconstrucción.Podría al fin evitar aceptar órdenes de generales mercenarios.Sería  yo quien decidiese que hacer.Hemos estado hablando un  rato más.Parece que somos los únicos  que aún resistimos.Antiguos voluntarios, que juraron bandera por amor, sin recibir apenas nada a cambio, ahora le están limpiado las botas a los aliados.Algunas veces pienso que lo mejor sería dar el  chivatazo  y que algunos de esos cabrones se pudran en  un Gulag.Pero eso ya no es asunto mio.La vida nos da unas cartas y debemos jugar con ellas.Algunos somos fieles a lo que el azar nos ha dado, y seguimos unas ideas hasta que acabamos triunfando o muriendo como hombres.Pero otros prefieren abandonar su mano y servir al bando vencedor.Quien no arriesga, no gana.


Hoy he ido a por provisiones.He sido idiota al no darme cuenta que los comunistas habrían instaurado el racionamiento.A decir verdad, lo había ya hace un par de años, pero gracias a mis contactos en las altas esferas del partido, yo no tenía de que quejarme.Pero esta vez he tenido que volver con las manos vacías.Es evidente que el racionamiento es tan solo para hacer un control de la población.Te dan de comer a cambio de tenerte controlado y que no obstaculices al poder,es lamentable. 


Afortunadamente, el mercado negro está en auge, y he podido conseguir una botella de wisky y un paquete de cigarrillos americanos, a precio de oro , por supuesto.También he comprado un reloj suizo, pues estaba realmente barato y la mujer que lo vendía parecía desesperada.Perfectamente comprensible, puesto que los invasores nos están quitado todo lo que tenemos." Entran en nuestras casas, se llevan nuestras cosas, hablan con nuestras mujeres y saludan a nuestros hijos.Hace unos meses, le habría matado allí mismo.Ahora debo hacerles una reverencia al verlos pasar,estoy harto" me dijo Friedrich durante nuestra conversación.
Estoy sediento y cansado.Creo que voy a darle un largo trago a la botella de Wisky y a estrenar mi tabaco.Mañana decidiré que hacer.


4 de enero de 1946


La cabeza me duele a horrores.Al rededor de las ocho de la mañana se han oído disparos muy cerca de aquí.Tras comprobar que no era en las proximidades inmediatas de mi casa, he aguardado oculto bajo mi cama.Tras media hora de la última ráfaga, he decidido salir.Todavía con la ropa del día anterior y la botella de wisky en mano, abrí la puerta de mi casa.El sol me cegó por un segundo, mientras cada milímetro de mi cráneo retumbaba horriblemente.Cuando mi vista se hubo acostumbrado al nuevo nivel lumínico, proseguí.En el jardín de mi vecino, tres bultos yacían tirados en el suelo.Corrí hacia allí, escandalizado.Con horror, pude comprobar todos mis temores.Allí se encontraba el señor Pölsk, o lo que quedaba de él, junto a su mujer y su hijo mayor, el que estaba estudiando en Munich.Esto es lo que hacen con los que deciden aceptar la situación.Se lo dije, pero no me escuchó.¿Por que les habrán matado?


No le sé.Solo sé que desde luego no quiero acabar así.He tomado una decisión, voy ha aceptar ese trabajo.Ha sido una decisión algo precipitada, lo admito.Pero solo de pensar que si reflexiono un par de días más puedo acabar con un tiro entre las cejas, me horrorizo.Los aliados no hacen más que hablar, en la radio siguen criticando el trato en los campos de concentración, pero si paseas por este nuevo Berlín, lo más justo que encontrarás es venganza.Roban a los alemanes y venden sus pertenencias, incluso las más personales como fotos familiares son vendidas como papel, que también escasea.Fusilan a todo aquel que se niegue a jurarles lealtad.Y a los que lo hacen, también acaban matándoles.En esta guerra no hubo ni buenos ni malos, solo vencedores o vencidos.Como en todas, supongo.Voy a llamar a Friedrich, estoy decidido.Me marcho, tampoco dejo demasiado atrás.Un pequeño gato persa que encontré abandonado hace algún tiempo.Nada más, un gato y un montón de ceniza.



8 de enero de 1946


Ha llegado el día.Tras llamar a Friedrich, recogí mis cosas y esperé con impaciencia que llegase la hora.Friedrich ha dicho que no puede contarme demasiado sobre como saldremos de aquí.Tan solo me ha dicho que es gracias a algunos soldados "dispuestos ha recibir donaciones a cambio de ser más permisivo".Lo único que nos queda es dinero sin valor, no se como ha podido sobornarles.Ni aunque se hubiesen quedado todo el capital Alemania podría organizar tal huida, o eso creo.Los militares nunca se venden barato, lo sé por experiencia.En Francia dejamos huir a muchos civiles rumbo a Casablanca a cambio de dinero o pertenencias.Un antiguo amigo mio, del que no sé nada desde el fin de la guerra, incluso dejó pasar a un matrimonio pobre a cambio de pasar una noche con la bella mujer.Al principio ambos se escandalizaron, pero al poco comprendieron que no tenían más remedio que aceptar.


Recuero estos momentos de mi vida con añoro, pese a que en su día fueron realmente duros.Si verse rodeado en campo francés es duro, más lo es cuando te envían a un frente situado el la calle en la que jugabas de pequeño, o donde conociste a tu mujer.Una vez más, yo no tengo esa presión encima.Alemania solo fue una etapa de mi vida, desde el principio supe que no quería morir aquí.Y por culpa de esos cabrones, casi lo hago prematuramente.Pero sigo vivo, y si dios quiere, nunca más tendré que pelear.He estado en dos guerras, en una veintena de combates.Aveces se ganan a veces se pierden.Pero siempre se lucha con firmeza y valor.Yo estuve en el 2º batallón que entró en Paris en Mayo de 1940.En la otra cara de la moneda, asistí al "heroico" (según los demagogos capitalistas) desembarco de Normandía y comprobé con horror como nos retirábamos ante la atenta mirada de los  compatriotas heridos que yacían en el suelo, condenados a una muerte segura.


Esto me está ayudando mucho, pero creo que voy a racionar mi escritura por ahora.Como ya he dicho, el papel es de las cosas que más escasean en este momento, ya que antes de la caída de Alemania ya no había demasiado.Friedrich ha venido a recogerme.En bicicleta, por supuesto.Al parecer el coche fue el "regalo"  de alguno de los soldados.Supongo que también se habrá desecho de su casa, no pensamos volver.No por el momento.


10 de enero 1946


Al fin, estamos en España.Para mi sorpresa, varios cargos políticos han bajado a recibirnos en nombre del gobierno español.Es evidente que Friedrich ha echo los deberes.Me han hablado de mi puesto.Debo hacer de enlace entre la administración Alemana y el estado Español, que será quien maneje por el momento la administración.Es un cargo bastante más modesto de lo que me había prometido, pero no me quejo.Sigo vivo.Y he regresado a mi tierra.Aún estoy muy lejos de casa, pero se me acelera el corazón cada vez que camino entre la gente.No podría soportar encontrármela.Huí por una buena causa, aposté por lo que parecía un valor seguro, y perdí.No se que tal se las habrá arreglado sola, pero tampoco quiero saberlo.


Se que lo hice por nuestro bien, por el bien de nuestros aliados y por el bien del mundo entero.No fui otro "camisa azul" reclutado.Yo me ofrecí voluntario para ayudar al estado alemán en lo que fuera.Tan solo tuve que ir al frente en determinadas ocasiones, como ya he dicho.La mayor parte del tiempo lo pasé trabajando para la administración, pero eso debía huir de nuevo.Me han perseguido ya dos veces y nunca me han pillado.Cuando lo hagan, se tomarán la justicia por su mano.Estoy seguro de que mi nombre figura entre los más buscados, después de Hitler y varios miembros de la SS.Aún no se creen que se haya suicidado.Según ellos, sigue escondido buscando venganza.Que sigan buscando.Mientras busquen su cadáver, los que seguimos vivos huimos.Me parece justo.


Pero dejemos de hablar de Alemania, eso forma ya parte de mi pasado.Como lo fue un día España, pero he vuelto.He vuelto y no estoy solo.Mi misión, el resurgir del fascismo.Porque esta vez hemos perdido,pero nos alzaremos de nuevo.No se donde ni cuando, solo sé que ese día llegará, y cuando llegue, el peso de la  venganza caerá sobre los traidores.


Volver a España me ha echo sentirme libre.Vuelvo a ser yo.Y prueba de esto es que nada más bajar del avión me han llamado de nuevo por mi verdadero nombre: Julián Ballesteros 


miércoles, 15 de febrero de 2012

Capítulo 18:Vacío Mortal

Julián buscó a su alrededor algo que poder usar de marcador.Acto seguido, se acerco a Fidel, responsable de las tropas españolas que participaban en aquella operación, incluido él.Ahora estaba bajo mando militar, era consciente.Aquel hombre no organizaría una misión de rescate por él si algo salía mal, era consciente.Ya no estaba bajo el mando de González, quien parecía alabarle, si no bajo el yugo de un militar con cara de pocos amigos.Al ver que se acercaba, el militar le dirigió una mirada desafiante, como si de alguna manera marcase su territorio.Julián entendió perfectamente aquella señal, pero prosiguió, después de todo, aquel militar era de los suyos:

-¿Es usted Fidel, el responsable de la defensa de Ucrania, no es así?
-Si, soy Fidel Ibañez, responsable de la misión "Árbol caído".Por favor, evite hablar de términos que puedan inquietar a la población.Los nombres en clave son siempre cruciales para ocultar la infromación, independientemente del idioma.Desafortunadamente para la rama militar, el español es el tercer idioma más hablado del mundo.
-Está bien señor Ibañez.Querría hacerle una pregunta.A decir verdad, todo esto me  parece un poco absurdo.Es decir, ¿por que Chernóbil?¿Por que han usado a un amigo mio como cebo?¿cual será mi papel en la misión "árbol caído"?¿Que magnitudes tiene dicha misión?
-En teoría, esa información es confidencial.Pero con usted haré una excepción, sígame.

Ibañez se levantó de su asiento y se dirigió a la parte trasera del avión.Por el camino, Julián pudo percibir perfectamente la inquietud en las caras de los diferentes soldados españoles que iban a participar en aquella operación.Algunos se entretenía leyendo o escuchando música, mientas los que parecían más noveles, se esforzaban por comprobar una y otra vez que sus equipos estuviesen en perfecto estado.Comprensible, pensó.Cuando estás a punto de jugarte el cuello, lo menos deseable sería que se te encasquillase el arma.

Al final del pasillo, una puerta de caoba daba acceso a un despacho cerrado.No era demasiado lujoso, acorde con el resto del avión, salvo por el echo de la infinidad de medallas y trofeos que adornaban las paredes.Pero no eran todas de la misma persona ni de la misma unidad.Ni tan siquiera eran todas al mérito militar.

-Bonitas condecoraciones.Supongo que es usted de alto rango, ¿no es así?-Preguntó Julián, que había podido apreciar que, mientras aquel hombre parecía saberlo todo sobre él, Julián hacía apenas unos minutos que había conseguido averiguar su nombre.

-Tonterías.Son solo trozos de metal.Solo sirven para imponer sobre los subordinados.Tengo una medalla por participar en una misión de asesinato a Putin, justo después de que nos traicionase.Obviamente, la misión fracasó.Pero pudimos encubrirlo todo de tal forma que hizo imposible que los servicios de inteligencia rusos nos detectasen, pese a que el propio Putin sabía perfectamente que éramos culpables.Y en realidad, yo no hice nada.Vociferé un par de órdenes, pero nunca estuve al pié del cañón.
Les dediqué el premio, pero eso no sirvió de nada.Sigue llevando mi nombre, y para nada me libra del cargo de conciencia que supuso traicionar a uno de los nuestros.Tenía que haber un culpable, o no pararían hasta encontrarlo, aunque fuese falso.E insisto, ese peso genocida que asalta cada noche mi cráneo no se solucionará por un trozo de metal.

-Buena forma de verlo.A decir verdad, nunca estuve muy de acuerdo con todo ese sistema de escalafones del ejército.Pero sigue sin contestarme a mi pregunta.¿Cual es su rango?

-Veo que no se da por vencido, Inspector.¿Puedo seguirle llamando así?

-No nunca me doy por vencido.Y en cuanto a su pregunta, estoy impresionado.Veo que se ha informado bien antes de autorizar mi entrada en esta misión.Siempre preferí que me llamasen así.Me siento bastante incómodo siendo Julián, pero me temo que ahora no soy nada más que eso.

-Siempre me informo antes de permitirle a nadie que se ponga bajo mi mando.Deben de  estar preparados, pero ante todo, han de ser fieles.Y dígame, ¿por que odia su nombre?

-Creía que era yo el que hacía las preguntas aquí.No creo que le interese mi historia personal.

-En absoluto, era pura cortesía.Respecto a mi rango, le diré que es también confidencial.Pero al ser usted una petición expresa de mis superiores, supongo que deberé contestarle.Los rangos no son equivalentes a los del ejército español.Se rigen más bien como los cargos civiles.Soy el responsable de europa del este, uno de los sectores más importantes de todo el globo.

-Excelente, veo que mi insistencia ha servido para algo.Y siguiendo con mi ronda de preguntas, ¿que pinta chernóbil en todo esto?

-Sabemos que en Chernóbil existe un silo de misiles nucleares.Creemos que la catástrofe de Chernóbil fue provocada por el Gobierno Americano para evitar que esos misiles pudiesen ser disparados desde Moscu.Creemos que es eso lo que buscan: Cabezas Nucleares. ¿Se lo imagina?.Una organización con objetivos más perversos que Al-Quaeda y con cabezas nucleares en su poder, es una locura.

-Y según esa teoría, ¿por que no las ha recuperado ya el gobierno ruso?

-Verá, cuando la URSS fue disuelta, se quemaron todos los informes tanto políticos como militares para evitar filtraciones.Era una de las cláusulas imprescindibles.Durante la época soviética se cometieron crímenes, como en todo régimen.Nadie estaba dispuesto a pagar con crímenes de guerra los objetivos.No se sabe donde están esos misiles, tan solo hay leyendas de soldados rasos que patrullaban la zona

-¿Y los militares?La memoria no se puede borrar, hasta donde yo se.La mayoría se los llevaron a la tumba,y los que todavía viven, no son lo bastante idiotas como para decirlo.

-Y mi amigo, el señor Montaña, ¿que pinta en todo esto?

-A decir verdad, eso se nos escapa.Al principio pensábamos que era para atraerle a usted, pero hoy por hoy a quedado claro que no es así.No se ofenda, pero no es usted tan importante.

-Entiendo, ¿cual será mi misión en la operación "Árbol Caído"?

-Verá, he accedido a traerle a Ucrania bajo mi mando por una petición personal, y para nada por una orden.Pero no pienso enviarle al campo de batalla.Busque a su mujer, que me han dicho que es lo que viene ha hacer.Del resto nos encargaremos nosotros, le traeremos sano y salvo a su amigo, se lo prometo.


-Está bien, me quedo más tranquilo.Gracias de nuevo, Ibañez.

Julián regresó de nuevo a su asiento y reabrió el libro que González le había cedido.Sabía que tras aquellas páginas debía de haber algo que le incumbía, he iba a descubrirlo.Nada era por que sí, eso lo tenía claro.

lunes, 13 de febrero de 2012

Capítulo 17:El lugar más cercano al infierno

Vicente manoseaba nerviosamente el volante del coche de , un GAZ alquilado en el aeropuerto de Kiev, mientras los dos militares que custodiaban la entrada a la zona de exclusión repasaban pausadamente la legitimidad de los múltiples papeles necesarios para acceder a su destino final: Prypiat
Aquellos hombres, habían sido recompensados de antemano por la organización, pero pese a ello, se tomaron su tiempo antes de permitirles el paso.Finalmente, uno de los dos soldados, con pinta desarreglada y una enorme barriga, demasiado voluminosa para un militar, les indicó con un gesto que podían proseguir su camino.
Vicente le dedicó a aquel hombre un gesto de amabilidad completamente fingido.Acto seguido, metió la primera y dejó atrás aquel puesto de vigilancia.Afortunadamente, no tendría que volver a volver a pasar por allí en mucho tiempo.De lo contrario, su próximo encuentro se teñiría muy probablemente de rojo sangre.


A medida que el punto de control iba desapareciendo a sus espaldas, a Vicente le volvió a invadir esa sensación de agobio, al go así como si se viese atrapado en una vía de dirección única, en cuyo extremo hubiese igualmente una única y trágica salida: La muerte.
Conforme entraban en el bosque rojo, la vegetación abandonando el verde oscuro típico de los montes del este,. para adoptar poco a poco un tono rojo enfermizo, inequívocamente debido a los altos niveles de radiación.
Sánchez, uno de los dos hombres que le acompañaban en aquella misión, además de obviamente el rehén, no paraba de mirar nerviosamente el contador Geiger.Era evidente que Vicente no era el único al que aquella misión le ponía los pelos de punta.


Tras una hora avanzando lentamente por el cerrado bosque rojo, virgen por olvido, llegaron al fin a un lugar donde los arboles dejaban paso a los edificios medio derruidos de la ciudad de Prypiat.Aquella ciudad superaba toda expectativa que Vicente pudiera haberse echo en los días anteriores a la misión.Mientras en el norte la ciudad se mantenía intacta, como una especie de museo en vivo de la época soviética, con la hoz y el martillo oxidados en la azotea de todos los edificios públicos y con enormes retratos de Lenin y otros héroes soviéticos pintados en las paredes, el sur representaba perfectamente la victoria de la naturaleza sobre el ser humano, con casas completamente engullidas literalmente por los matojos.Pasear por aquellas calles, provocaba en Vicente una extraña sensación.Era cierto que en el mundo había miles si no millones de pueblos abandonados, pero ninguno tan drásticamente, pues Prypiat había sido evacuado en tan solo tres horas, impidiendo así que todos sus habitantes recogiesen sus cosas.La mayoría se había dejado toda su vida allí: fotos, diarios, juguetes, ropa....... y nunca habían podido volver a por ellos.


-Se está haciendo de noche, deberíamos buscar un lugar en el que resguardarnos-afirmó  Sanchez


-Tienes razón.Quizá en uno de esos bloques de edificios-Dejaremos el coche en la puerta.Dudo que nos pongan una multa-Reconoció Vicente, haciendo uso de su  habitual  humor ,sarcástico y macabro a partes iguales.


Tras detener el vehículo a escasa distancia de la puerta, recogió la bolsa que contenía sus cosas, entre otras, una Glock con una bolsa de 10 cargadores, una linterna y mucha comida enlatada, además de una libreta y un boli.Se la colocó al hombre y le indicó a Sánchez que le siguiese con el rehén.


-Mira esto.Es una jodida locura.Hace veinte años aquí vivían casi cincuenta mil personas.Hoy está vacío.




-Si, es como si el tiempo se hubiese detenido.Parece un jodido museo.Restaurantes, locales de ocio, viviendas..... todo está tal cual lo dejaron sus dueños.Debió ser muy duro dejar aquí toda su vida..


-Y que lo digas- Vicente dirigió la mirada hacia dentro de uno de los pisos situados en el primer andar, justo a la derecha de la puerta por la que habían accedido.En en interior, yacían inmóviles y llenas de polvo todas aquellas pertenencias que sus antiguos dueños decidieron abandonar o no tuvieron la ocasión de recuperar.

Ambos se quedaron mirando hacia dentro de la estancia, como intentado comprender las condiciones únicas de aquel lugar.Era imposible, no existía ningún lugar en la faz de la tierra abandonado tan estrepitosa pero a la vez tan pacíficamente.Todo estaba como lo habían dejado sus dueños.De vez en cuando, algunas bandas de ladrones se atrevían a entrar en el área y robaban piezas de motores  o antenas de televisión.Pero a medida que dichos ladrones iban enfermando por radiación y los objetos que allí se encontraban se fueron volviendo obsoletos, los ladrones fueron evitando también aquel lugar.Vicente recogió un cuaderno del suelo, y lo abrió por la primera página.Parecía un diario, tenía algo que pudo etiquetar come fechas en cada página.Pero, como era obvio, estaba en ruso.


Como tan solo Sergei, el hombre que la sede de la organización en Ucrania sabía hablar ruso en aquel pequeño grupo, Vicente desistió en su intento.Se dispuso a observar el resto de la estancia.
Las paredes estaban adornadas con pósteres, la mayoría con referencias  a Lenin o al Partido, daban a aquella vivienda un punto de similitud claro con aquellas viviendas inglesas que  Orwell describió en su libro 1984.


-Este es un buen lugar para pasar la noche.Mañana seguiremos buscando.


-¿Lo dice enserio? Esto está hecho una mierda.-Dijo Sánchez, mientras contemplaba horrorizado el penoso estado del lugar donde presuntamente iba a tener que vivir


-Lo sé, ¿que se esperaba? Bienvenido a Prypiat.


En realidad, a Vicente aquel lugar le horrorizaba tanto como al resto, pero sus superiores le habían elegido a él como director de aquella operación, y lo que menos quería era decepcionarles.Su futuro dependía del éxito de aquella misión de distracción.


Y no solo el suyo.Como su misión fallase, la toma de Ucrania lo haría también.Y con él, puede que toda la organización fuese desmantelada.Y todo dependía de él, un español a punto de llegar a la cuarentena y sin ningún logro en la vida."Pura carne de cañón"-pensó

domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo 16:Echar la vista atrás

Julián dormitaba sobre el su incómodo asiento en aquel avión.Daba vueltas, intentado sacarse de la cabeza a su mujer.Había aceptado aquel viaje por dos razones, tan contrarias como complementarias: Quería parar de pensar en ella, pero si en algún momento se le ocurría recuperarla, sería más fácil estando en Ucrania.
Aunque la nota no indicaba más que un triste adiós, sabía donde y con quien estaba.Había vuelto a Ucrania, con Sergéi, era como si los estuviese viendo.Juntos, en la cama quizá.Aquel cabrón le daba todo con lo que Julián no podía ni soñar.No estaba seguro de querer verla, pero Ucrania era el sitio perfecto para decidirlo

Con el objetivo de liberar su mente, buscó en la pequeña bolsa donde llevaba sus cosas el libro que González le había cedido.Tenía las cubiertas de piel, las cuales estaban mus sucias.El papel, ya muy amarillento, revelaba la antigüedad de aquel diario, que debía ser original.Comenzó a leer:

1 de enero de 1946
Las cosas empiezan a ponerse feas.Llevo ya varias semanas sin salir de mi casa, una granja a las afueras de Berlín.Pero empiezo a quedarme sin comida.Lamark me ha confirmado mis sospechas: Los americanos están purgando a todos los que lucharon contra las fuerzas aliadas, sobretodo los de la campaña francesa.No quiero ni pensar lo que podrá pasar si paso por Berlín.Hoy he decidido salir de casa, por primera vez en muchos días, para hablar con mis vecinos y saber que piensan hacer ellos.De paso, les felicitaré por el nuevo año, aunque creo que esta vez hay poco que celebrar.


Mi casa, una granja a norte de la zona de Zehiendorf, muy cerca de Grunewald, la cual, según me han contado, ha quedado bajo jurisdicción inglesa.Es una vergüenza como se están repartiendo Alemania.Alguien debería decirles bien alto que no somos tierras vírgenes, que tenemos derechos.Pero prefiero parar de pensar en eso, pues si sigo así, cualquier día de estos cometo una locura.Debo andar con pies de plomo.


Unos soldados con uniformes estadounidenses acaban de llamar a la puerta del vecino.Debo dejar de escribir y apagar las luces.Sé que no podré ocultarme de forma tan infantil mucho tiempo, pero por ahora prefiero que nadie sepa de mi existencia.No será difícil, por que la mayoría de los edificios administrativos de Berlin han sido destruidos, y con ellos, todos los censos, datos militares....
Puede que dentro de poco pueda pasear sin miedo por Berlín, puede que no me juzguen.Pero no estoy seguro de que eso sea lo que quiero.Al menos por el momento prefiero quedarme aqui y esperar a que las cosas se calmen un poco


2 de enero de 1946


He ido a visitar a los Pölsk, una de las pocas familias que sigue viviendo aquí.Si bien ya era una de las zonas menos pobladas de Berlín antes de la guerra, ahora no queda nadie.La mitad de las casas están vacías, y de la otra mitad ya no queda nada, se hundieron durante los bombardeos, la mayoría con sus sorprendidos dueños todavía dentro.Por la noche, las noticias nos dijeron que aún había esperanzas, y por la mañana, el sonido de los bombardeos nos despertaron.... a los que tuvimos más suerte.


El señor Pölsk me ha dicho que teme por su familia.En casa solo vive con su mujer y sus dos hijos pequeños.Pero el hijo mayor se había ido a estudiar a Munich, donde vivían sus tíos.También está muy preocupado por su hermano, que se ofreció voluntario a la defensa de Berlin.Nadie se atreve a decirlo, pero todos sabemos que suerte corrió.No sobrevivió casi nadie a la defensa de Berlin.Y los que lo hicieron, a estas alturas estarán ya en uno de los multiples Kulaks que los soviéticos han tenido la "gentileza" de hacer personalmente para gente como ellos.Gente como nosotros, más bien.Tengo miedo, no paro de pensar que posiblemente ahí fuera halla una cama y un pico con mi nombre, y me estén buscado.Es difícil, por no decir imposible, que lleven la cuenta de todos los colaboradores del Tercer Reich, pero tengo tanto miedo de subestimarles....


Hemos estado hablando de nuestro futuro.El señor Pölsk cree que lo mejor sería quedarse.Dice que los americanos están reconstruyendo la ciudad y dando buenos sueldos a todo aquel que colabore.Sinceramente, yo prefiero marcharme.Entiendo sus argumentos, el tiene hijos, familia.Yo no tengo nada desde que salí de españa.Solo tengo esta casa, y ahora está medio derruida por culpa de esa gente que Pölsk de repente parece idolatrar."Estan reconstruyendo la ciudad".Una gran acción, siempre y cuando pasemos por altos quienes la destruyeron.Además, el tiene la ventaja de que sus manos no están manchadas con sangre americana.Y lo que es peor, las suyas están manchadas de sangre alemana.Hay que ser un traidor o un hipócrita para saludar cada mañana a alguien que posiblemente le volase la cabeza a tu hermano.


De nuevo, tampoco es mi caso.No soy alemán, no siento ese peso.Pero tengo amigos, tenía, mejor dicho.En vez de tapar el tremendo agujero que han echo, e están poniendo tablas encima.Intentan que les reconozcamos como héroes cuando hace menos de un año la prensa denominaba como tal a cualquiera que le reventase los sesos a algún americano.Y lo peor no viene de occidente.¿Que clase de venganza se piensan tomar los soviéticos?.Afortunadamente, yo serví en el frente occidental, pero eso no me libra.No creo que se paren a pensar que trincheras defendí.Solamente apretarán el gatillo, con suerte.Harán de Berlín lo que hicimos en Stalingrado.Con la diferencia de que nosotros no tenemos fuerza ninguna para retomar la ciudad, ni tan siquiera calles que todavía controlemos.Ahora somos extranjeros en nuestro propio pais, inmigrantes que acogen por caridad, escoria a la que no matan por lo que diría la prensa el día siguiente.Si Truman no se enterase, estoy seguro de que en menos de dos días estábamos todos muertos, culpables o no.Pero los soviéticos no tienen ese problema.Stalin clama venzganza, y debido a la ausencia de democracia, toda la Unión Soviética la exige también.


Me ha llamado de nuevo Friedrich, no sabía nada de él desde hace meses.Él si que es un superviviente, se las huele a kilómetros.Estaba en la unidad que debía tomar Stalingrado, pero le dijo a Von Mastein que aquella misión era un suicidio.Tan solo consiguió que se riera de él, pero tras múltiples intento, al fin le autorizaron a formar parte de la unidad que debía tonar las estaciones petrolíferas situadas en el Cáucaso.Regresó a casa , mientras los miembros de su unidad original, así como los generales que se habían reído de él, se veían abandonados por Hitler y condenados a una muerte segura.


El echo es que hemos estado hablando de qué hacer, y me ha dicho que tiene un plan.Le he preguntado de que se trataba, pero me ha dicho que no se fiaba de las lineas telefónicas.Era evidente que los americanos habían debido de pincharlas, pues ahorraba mucho trabajo a la hora de saber la opinión real de los ciudadanos, traicionados por uno y otro bando.
Solo me ha dicho que, si bien en Alemania las cosas se iban a poner muy feas, en el resto de Europa la vida seguía, especialmente en algunos países.Hemos quedado mañana en su casa, en el centro de Berlin.Odio tener que ir a la ciudad, pero intuyo que esto es importante.Además, espero poder conseguir algo de comida.En la despensa solo queda comida enlatada, conservas insípidas e intragables que, si dios quiere, acabarán sus días en esa estantería.Es más facl abandonar un lugar cuando no dejas nada atrás.