miércoles, 29 de febrero de 2012

Capítulo 23:Pacto de cortesía

Julián deslizó la mano suavemente entre el contenido de su mochila, en la búsqueda del diario de su abuelo.Desesperado, comprobó que no estaba.Reacio a desistir en su intento, inspeccionó también los otros bolsillos, pero no pudo encontrarlo.Intentó recordar dónde había estado, el la procura de cualquier lugar donde aquel valiosos libro hubiese haber podido desaparecer de repente.Tras abandonar el avión, su memoria se nublaba.Tan solo alcanzaba a recordar pequeños detalles sin importancia que en absoluto indicaban su paradero actual.


Tampoco había demasiadas posibilidades, ya que su trayecto desde el aeródromo de Kiev donde aterrizaron hasta su hotel, situado en la ciudad de Korosten, al oeste de la capital, había estado marcado por  los infortunios.En el mismo lugar donde, suponía, había perdido el diario, en una gasolinera donde el comboy hizo un alto para repostar, también había extraviado su móvil, el cual había sido un regalo de su mujer.


No obstante, si bien el diario había estado guardado cautelosamente, el móvil había sido casi "abandonado", pues el subconsciente de Julián había determinado que aquella manera era la más rápida de deshacerse de todos aquellos objetos que le recordasen la discusión con su mujer unos días atrás.Era extraño, pero según pasaban las horas se sentía más alejado  de su mujer.Sin embargo, la había seguido hasta Ucrania y por sus ojos esperanzados daba la impresión de que la seguiría por el mundo entero.Su parte racional le recordaba cada mañana que aquella era una relación muerta de antemano, condenada al fracaso.


Pero sin embargo, su alma y su lado emocional se habían puesto de acuerdo en aquella ocasión para dificultar aquella operación, conduciéndole hasta Ucrania, a cuatro mil kilómetros de su casa.En aquel momento, Julián se veía superado por las circunstancias, flotando en medio del océano mientras los vaivenes de las olas le dirigían sin patrón aparente, rumbo a lo desconocido.Su mujer, la organización, su familia (de la que no sabía nada desde hacía meses) y por supuesto, su abuelo.Era hipócrita regar que el descubrimiento de un fragmento de la vida secreta de su abuelo le aterraba.Y más cierto también que ahora se encontraba desolado por haber encontrado las respuestas que había buscado durante años y haberlas perdido de nuevo.Dejando a un lado el tema de su mujer, en aquel momento tenía la vida que siempre había querido vivir: luchar por una causa justa sin la sensación de que aquella batalla estaba perdida de antemano.Pero curiosamente, estaba deseando enterrar la cabeza y esperar oculto a que todo aquello pasase.


Decidido a liberar su mente, encendió el televisor.Al hacerlo, pudo comprobar que todas las cadenas estaban o bien en ucraniano o bien en inglés."¡En inglés, siempre en inglés.Somos el tercer jodido idioma más hablado de este jodido planeta y sin embargo, es imposible encontrar una cadena en el extranjero en la que no tenga que suponer el noventa por ciento de las palabras!-Pensó Julián, alterado.


Las noticias que retransmitía la CNN servían como aval a lo que González le había comentado.Había dicho que tras la "caída" de la unión soviética, las tres fuerzas principales habían firmado un pacto de no agresión por valor de 21 años, que caducaba aquella semana, el día en que supuestamente el golpe fascista en Kiev estaba programado.De aquel pacto, solo se ausentaban los anarquistas y los islámicos, quienes siguieron creando caos durante las dos décadas que duró la llamada "Paz de cortesía".Este pacto había sido fruto de la necesidad de reorganización comunista, sumada al "miedo a lo desconocido" que sentían los fascistas, que comprobaban con horror como dos de los tres bandos se aliaban de nuevo contra ellos.Pero dos décadas después, el "Pacto de Cortesía" había perecido, y uno y otro bando debían coger las armas.


El noticiario abría con una noticia desoladora: Hugo Chávez había muerto.Julián no pudo alcanzar a entender si se trató de un explosivo o de un disparo, pero lo que estaba claro era que los fascistas acababan de dar un golpe sobre la mesa, cruzando así la línea de no retorno.Habría que corresponderles pronto o la situación podría ponerse fea.


Acto seguido, otras noticias de importancia desfilaron también por la pantalla de su televisor, la mayoría otras acciones bélicas llevadas a cabo por uno y otro bando en esta "guerra invisible".Se decidió a llamar a González, pues necesitaba saber dónde vivía ese tal Sergéi.Necesitaba encontrar a su mujer.Sabía que posiblemente ella se negase a volver, y estuviese perdiendo el tiempo.Pero sabía que si la dejaba marchar sin ni tan siquiera decirle por última vez que la quería, se instalaría en el fondo de su corazón un peso que le arrastraría hacia la depresión, con la única cura del plomo.Pese a ello, durante un instante, cuando se encontraba ya con la mano puesta en el teléfono de la habitación del hotel, dudó.No sabía si debía hacerlo, pues corría el riesgo de perder todo lo que hasta ahora había conseguido.El señor Ibañez le había prohibido abandonar la ciudad.Pero sabía que si conseguía la dirección de ese tal Sergéi, iría hasta allí, sin pararse a pensar en lo que le hubieran dicho, estuviese donde estuviese y fuese quien fuese el amante que le había robado a su mujer.Sabía que una vez tuviese el arma en su mano, nada le impediría apretar el gatillo.Con la repercusión que podía tener aquello.


No obstante, su cerebro se hartó de intentar evitar lo inevitable, y tras unos segundos de conflicto emocional, se decidió a marcar el número de contacto que González le había proporcionado.
González se hizo esperar, y solo cogió una vez los cuatro primeros tonos estaban consumidos.Sabía que aquella llamada se debía a su mujer, y nunca se le había dado bien hacer de psicólogo.


-Necesito un favor-Dijo Julián, tajante.


-¿De que se trata?-Respondió González, fingiendo intriga.


-Necesito una dirección.El cabrón que está con mi mujer.Se llama Sergéi y es Ucraniano


-¿De verdad?Bueno, es que... como comprenderás, con eso.....


-¡No me toques los huevos, tu localizaste mi casa, y podrás localizar también la suya, a si que por favor, evita tocarme las pelotas, no quiero que me digas lo que no se puede hacer, para eso ya está el puto estado, quiero que me digas lo que coño puedo hacer para encontrar a mi mujer!-Exclamó Julian, alterado.


-Lo que me pides es difícil, compréndelo.


-Escúchame.-Dijo intentando contenerse-.Esto es un favor, te lo pido como amigo ¿vale?.Perdóname, esto es bastante angustioso.Me fastidia no saber dónde está mi mujer, y cada vez que pienso que las últimas palabras que pude decirle antes de que se fuese fueron pronunciadas a gritos y con tono amenazador.... me martiriza.


-No te preocupes, te entiendo perfectamente.Sé que son momentos duros.Pero no quiero que cometas ninguna locura ¿me oyes? haré todo lo posible para encontrarla, relájate.¿Tienes un teléfono o algo que podamos rastrear?


-A decir verdad, no tengo nada.Tan solo sé que es un hombre, llama constantemente a mi mujer.Se llama Sergéi y pasa mucho tiempo en España.


-Ya. ¿Como sabes que se llama Sergéi y que es ucraniano, acaso le conoces?


-No.Lo sé por que lo conoció cuando vino un verano a Ucrania por negocios.A partir de entonces, comenzaron las llamadas y se multiplicaron los mensajes.


-¿Pero como sabes que se llama Sergéi?


-Lo tiene grabado en la agenda telefónica.Pude oir su voz, hace tiempo, cuando lo cogí por error.No tengo  buena memoria, pero su voz, gélida y grave, típica de los paises del este y con un marcado acento ucraniano no se me borrará nunca


-¿Has dicho que lo tiene en contactos?


-Así es, está grabado como Sergéi.¿Sirve de algo?

-Puede que si.La compañía suele tener un registro de contactos en su base de datos.No los almacena en ella, pero si la tarjeta está intacta podemos descargarlos y sabremos el número de ese tipo en unos minutos.


-¿Lo dices en serio?- Dijo Julián con un brillo esperanzado en sus ojos


-Completamente.


-Gracias, la simple idea de no volverla a ver, de haber cortado bruscamente nuestros proyectos de futuro, me horroriza.


-A todos nos horroriza.A mi me dejó mi mujer hace un par de años.No comprendía este trabajo.Nunca lo hacen.


-¿Te has enterado? Se han cargado a Chávez.


-Si.La tregua ha terminado, en unos días se desatará el caos institucional.El mundo arderá ante la atenta mirada de Wikileaks, que comprobará confuso que toda la información que tiene no es ni la décima parte de lo que se yo, que la obtengo sin tener que mancharme las manos.


-¿De verdad posees tanta información?


-Y más.Tengo suficiente información como para colapsar el mundo.Si alguien desvelase todo lo que se, la gente desconfiaría de pronto hasta de sus mascotas.Y si eso ocurriría desvelando mi información, no quiero ni imaginar lo que pasaría si se desvelase toda la información " de los de arriba":


-Ponme un ejemplo.-Julián se mostraba desconfiado ante la, a su juicio, exagerada afirmación de su compañero.


-No debería, pero con usted haré una excepción, parece un buen tipo.¿Se acuerda usted de Kennedy y de su trágica muerte?


-Como olvidarse de aquello.A mi juicio Kennedy ha sido el único presidente justo de toda la historia.


-A ello voy, Kennedy era "demasiado justo".Él quería, según la información que tenemos, la paz para el mundo.
-Eso lo dicen todos.


-Es cierto, pero según nuestros colaboradores en la CIA, durante su mandato Kennedy  fue una simple marioneta a la que los servicios de inteligencia manejaban a su gusto, como hacían con todos los presidente norteamericanos desde hacía un siglo.Pero Kennedy era diferente al resto.Odiaba dejarse dirigir y se lo hizo saber al gobierno.Al ver que no aflojaban su yugo, y que él era solo una personalidad simbólica, decidió revelarse.Escribió él sus propios discursos, que diferían bastante de lo que sus superiores creían correcto.Siendo conscientes de que Kannedy estaba fuera de su control, le mataron.Fue la propia CIA la que acabó con Kennedy.Le hicieron monumentos e instalaciones civiles y militares en su honor, solo para intentar ocultar el daño ya irreparable que le habían hecho a américa y al mundo entero.Son unos asesinos, hablan de implantar democracias en el resto del mundo y no consiguen controlar la suya propia.


-¿De verdad es eso cierto?


-¿Acaso no les cree posibles?


-Desde luego, de los americanos espero ya cualquier cosa.Pero no se, Kennedy era tan bueno....


-Precisamente por eso.En este mundo no hay lugar para los buenos, vete acostumbrando.O lo que es mejor, intenta cambiarlo.-González hizo una pausa, por el auricular se escuchaba como una tercera persona le comentaba algo- Pero eso será mañana.Hoy por lo menos, debes ir a salvar a tu mujer.Te doy la dirección.Tienes suerte, está en tu ciudad.Calle Selezn´ova número 57.


-De verdad, muchísimas gracias.


-Ballesteros, una última cosa.Ten mucho cuidado.

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