domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo 16:Echar la vista atrás

Julián dormitaba sobre el su incómodo asiento en aquel avión.Daba vueltas, intentado sacarse de la cabeza a su mujer.Había aceptado aquel viaje por dos razones, tan contrarias como complementarias: Quería parar de pensar en ella, pero si en algún momento se le ocurría recuperarla, sería más fácil estando en Ucrania.
Aunque la nota no indicaba más que un triste adiós, sabía donde y con quien estaba.Había vuelto a Ucrania, con Sergéi, era como si los estuviese viendo.Juntos, en la cama quizá.Aquel cabrón le daba todo con lo que Julián no podía ni soñar.No estaba seguro de querer verla, pero Ucrania era el sitio perfecto para decidirlo

Con el objetivo de liberar su mente, buscó en la pequeña bolsa donde llevaba sus cosas el libro que González le había cedido.Tenía las cubiertas de piel, las cuales estaban mus sucias.El papel, ya muy amarillento, revelaba la antigüedad de aquel diario, que debía ser original.Comenzó a leer:

1 de enero de 1946
Las cosas empiezan a ponerse feas.Llevo ya varias semanas sin salir de mi casa, una granja a las afueras de Berlín.Pero empiezo a quedarme sin comida.Lamark me ha confirmado mis sospechas: Los americanos están purgando a todos los que lucharon contra las fuerzas aliadas, sobretodo los de la campaña francesa.No quiero ni pensar lo que podrá pasar si paso por Berlín.Hoy he decidido salir de casa, por primera vez en muchos días, para hablar con mis vecinos y saber que piensan hacer ellos.De paso, les felicitaré por el nuevo año, aunque creo que esta vez hay poco que celebrar.


Mi casa, una granja a norte de la zona de Zehiendorf, muy cerca de Grunewald, la cual, según me han contado, ha quedado bajo jurisdicción inglesa.Es una vergüenza como se están repartiendo Alemania.Alguien debería decirles bien alto que no somos tierras vírgenes, que tenemos derechos.Pero prefiero parar de pensar en eso, pues si sigo así, cualquier día de estos cometo una locura.Debo andar con pies de plomo.


Unos soldados con uniformes estadounidenses acaban de llamar a la puerta del vecino.Debo dejar de escribir y apagar las luces.Sé que no podré ocultarme de forma tan infantil mucho tiempo, pero por ahora prefiero que nadie sepa de mi existencia.No será difícil, por que la mayoría de los edificios administrativos de Berlin han sido destruidos, y con ellos, todos los censos, datos militares....
Puede que dentro de poco pueda pasear sin miedo por Berlín, puede que no me juzguen.Pero no estoy seguro de que eso sea lo que quiero.Al menos por el momento prefiero quedarme aqui y esperar a que las cosas se calmen un poco


2 de enero de 1946


He ido a visitar a los Pölsk, una de las pocas familias que sigue viviendo aquí.Si bien ya era una de las zonas menos pobladas de Berlín antes de la guerra, ahora no queda nadie.La mitad de las casas están vacías, y de la otra mitad ya no queda nada, se hundieron durante los bombardeos, la mayoría con sus sorprendidos dueños todavía dentro.Por la noche, las noticias nos dijeron que aún había esperanzas, y por la mañana, el sonido de los bombardeos nos despertaron.... a los que tuvimos más suerte.


El señor Pölsk me ha dicho que teme por su familia.En casa solo vive con su mujer y sus dos hijos pequeños.Pero el hijo mayor se había ido a estudiar a Munich, donde vivían sus tíos.También está muy preocupado por su hermano, que se ofreció voluntario a la defensa de Berlin.Nadie se atreve a decirlo, pero todos sabemos que suerte corrió.No sobrevivió casi nadie a la defensa de Berlin.Y los que lo hicieron, a estas alturas estarán ya en uno de los multiples Kulaks que los soviéticos han tenido la "gentileza" de hacer personalmente para gente como ellos.Gente como nosotros, más bien.Tengo miedo, no paro de pensar que posiblemente ahí fuera halla una cama y un pico con mi nombre, y me estén buscado.Es difícil, por no decir imposible, que lleven la cuenta de todos los colaboradores del Tercer Reich, pero tengo tanto miedo de subestimarles....


Hemos estado hablando de nuestro futuro.El señor Pölsk cree que lo mejor sería quedarse.Dice que los americanos están reconstruyendo la ciudad y dando buenos sueldos a todo aquel que colabore.Sinceramente, yo prefiero marcharme.Entiendo sus argumentos, el tiene hijos, familia.Yo no tengo nada desde que salí de españa.Solo tengo esta casa, y ahora está medio derruida por culpa de esa gente que Pölsk de repente parece idolatrar."Estan reconstruyendo la ciudad".Una gran acción, siempre y cuando pasemos por altos quienes la destruyeron.Además, el tiene la ventaja de que sus manos no están manchadas con sangre americana.Y lo que es peor, las suyas están manchadas de sangre alemana.Hay que ser un traidor o un hipócrita para saludar cada mañana a alguien que posiblemente le volase la cabeza a tu hermano.


De nuevo, tampoco es mi caso.No soy alemán, no siento ese peso.Pero tengo amigos, tenía, mejor dicho.En vez de tapar el tremendo agujero que han echo, e están poniendo tablas encima.Intentan que les reconozcamos como héroes cuando hace menos de un año la prensa denominaba como tal a cualquiera que le reventase los sesos a algún americano.Y lo peor no viene de occidente.¿Que clase de venganza se piensan tomar los soviéticos?.Afortunadamente, yo serví en el frente occidental, pero eso no me libra.No creo que se paren a pensar que trincheras defendí.Solamente apretarán el gatillo, con suerte.Harán de Berlín lo que hicimos en Stalingrado.Con la diferencia de que nosotros no tenemos fuerza ninguna para retomar la ciudad, ni tan siquiera calles que todavía controlemos.Ahora somos extranjeros en nuestro propio pais, inmigrantes que acogen por caridad, escoria a la que no matan por lo que diría la prensa el día siguiente.Si Truman no se enterase, estoy seguro de que en menos de dos días estábamos todos muertos, culpables o no.Pero los soviéticos no tienen ese problema.Stalin clama venzganza, y debido a la ausencia de democracia, toda la Unión Soviética la exige también.


Me ha llamado de nuevo Friedrich, no sabía nada de él desde hace meses.Él si que es un superviviente, se las huele a kilómetros.Estaba en la unidad que debía tomar Stalingrado, pero le dijo a Von Mastein que aquella misión era un suicidio.Tan solo consiguió que se riera de él, pero tras múltiples intento, al fin le autorizaron a formar parte de la unidad que debía tonar las estaciones petrolíferas situadas en el Cáucaso.Regresó a casa , mientras los miembros de su unidad original, así como los generales que se habían reído de él, se veían abandonados por Hitler y condenados a una muerte segura.


El echo es que hemos estado hablando de qué hacer, y me ha dicho que tiene un plan.Le he preguntado de que se trataba, pero me ha dicho que no se fiaba de las lineas telefónicas.Era evidente que los americanos habían debido de pincharlas, pues ahorraba mucho trabajo a la hora de saber la opinión real de los ciudadanos, traicionados por uno y otro bando.
Solo me ha dicho que, si bien en Alemania las cosas se iban a poner muy feas, en el resto de Europa la vida seguía, especialmente en algunos países.Hemos quedado mañana en su casa, en el centro de Berlin.Odio tener que ir a la ciudad, pero intuyo que esto es importante.Además, espero poder conseguir algo de comida.En la despensa solo queda comida enlatada, conservas insípidas e intragables que, si dios quiere, acabarán sus días en esa estantería.Es más facl abandonar un lugar cuando no dejas nada atrás.

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