lunes, 26 de diciembre de 2011

Capítulo 10. Destino: Realidad

Eran las 12 de l a mañana, cuando un grupo de personas vestidas con uniformes militares irrumpieron en aquella estancia.Recogieron a Julián, visiblemente nervioso, debilitado tras cinco días de cautiverio.Confuso, Julián comenzó a preguntar.
-¿Quienes sois?Esos uniformes no corresponden a la policía
-No somos la policía, en realidad,no nos envía el estado español
-¿Como que no? ¿Quien os envía? ¿A donde vamos?


Uno de los integrantes de aquel llamado "grupo de rescate", como le indicó un hombre con pinta de oficial, comenzó a hilar una respuesta convincente, cosa que no hizo falta, puesto que en aquel momento Julián vio a su esposa.Era la primera vez que la veía desde que la encontró tirada en el suelo, herida.Corrió hacia ella, sus rápidos movimientos provocaron una alteración del grupo de rescate, que levantaron hacia él sus fusiles.Era evidente que sus rescatadores no confiaban demasiado en él.Julián desistió en su intento de llegar hasta ella y se limitó a mirarla.Se la veía cansada, posiblemente no hubiese podido dormir ni un minuto en sus días de cautiverio, y cojeaba ligeramente, debido a la fea herida de su pierna, que había terminado por infectarse,Pese a todo, mostraba un brillo espectacular.Sus ojos, con un espíritu tan luchador como siempre, contrastaban con sus debilitadas piernas y su aspecto descuidado y derrotista.Posteriormente les vendaron los ojos y les  condujeron escaleras arriba hasta un autobus.A tientas, Julián buscó las manos de su esposa.Al agarrárselas, está se sobresaltó.


-Tranquila ,soy yo.¿Te acuerdas lo que dijimos en la boda?Siempre juntos, pase lo que pase.Yo siempre cumplo mi palabra.
-¿Tengo miedo.A donde nos llevan?
-No lo sé.Espera un segundo, hablaré con ellos.


Se levantó de su asiento, pero unas manos ásperas, que evidentemente no pertenecían a su esposa, frenaron su  intento.Se sentó de nuevo, y preguntó.


-¿A donde vamos? ¿Quien os envía?
-No se preocupe, en breve lo sabrá.Nos dirigimos allí.
-Pero dígame, ¿quien les envía?¿Quienes son? Creo que tengo derecho a....
-¡Usted no tiene derecho a nada!.No sea estúpido, el gobierno le ha ignorado, " no cederemos antes chantajistas".Siempre dicen lo mismo.Solo nosotros le hemos escuchando.Le ruego que no se ponga en plan sindicalista o tendremos un serio problema
-Solo dígame, ¿quien os envía?
-Lo sabrá en breve.Hemos llegado.


Las múltiples ventanas del vehículo se hallaban cerradas, impidiendo así la visión del exterior.Les destaparon los ojos, y un hombre gordo, de unos cincuenta años , escoltado por media docena de guardaespaldas con aspecto de forzudos, se reclinó antes ellos.


-Bienvenido, supongo que será usted el sr. Julián Ballesteros, 
¿no es así?
-Si ,así es.Dígame una cosa, ¿quienes son?¿Por que me han rescatado? ¿Donde estamos?


-Luego habrá tiempo para preguntas, ahora debe seguirme.
El misterioso hombre le condujo a una habitación en penumbra, decorada con banderas de unidades militares, en su mayoría  comunistas.La estancia tenía otra puerta, además de por la que había accedido Julián, situado al fondo  a la derecha.El hombre que le había acompañado, uno de los pocos del grupo que no tenía uniforme militar, le pidió que tomase asiento.Posteriormente, abandonó la estancia, dejando a Julián y a su esposa solos.Tenían muchas cosas que decirse, pero se mantuvieron en silencio.Un silencio atroz, pesado, denso como el acero y que ardía dentro de sus corazones como si de fuego griego se tratase.


Su mujer se giro hacia él.Su mirada le desgarró.Por un momento, sintió un malestar indeterminado, pero intenso como si de un nuevo disparo se tratase.Al principio solo era malestar, pero poco a poco, a medida que pasaban los minutos (que a él le parecían horas) dentro de aquella pequeña habitación, con un millón de preguntas y ni una sola respuesta, ese malestar empezó a convertirse en dolor, en rabia, en furia, estaba encolerizado, furioso con su desconfiada mujer, pero por otra parte sentía cariño por ella, se sentía avergonzado por no haberse quedado allí, con su herida mujer,que lo observaba expectante, tirada en el suelo, sola, abandonada a su suerte.


Esa imagen que rondaba su cabeza una y otra vez parecía salir de una película de terror,de una pesadilla.No había manera de sacarla, pues cada vez que miraba a los ojos de su esposa volvía a ver a aquella aterrorizada mujer, diezmada, herida en la pierna, gimiendo de dolor y como él tenía que desistir en su intento de auxilio por culpa de los dos sabuesos que le perseguían, clavando sobre su espalda sus miradas asesinas, abriendo y cerrando las mandíbulas a modo de desbrozadora y emitiendo unos gemidos saliendo del mismísimo infierno.
Tras recordar esto a Julián se le heló la sangre.Se apresuro a borrar de su cabeza aquella imagen.En ese momento, un hombre de algo menos de cuarenta y cinco años entró en la sala.
Julián tenía un millón de preguntas que hacerle a aquel misterioso hombre, las cuales se agolpaban en su boca, deseando salir para ser contestadas y hallar, al fin, la serenidad que andaba buscando.Pero en vez de eso, se limitó a escuchar


-Buenos días, soy el Señor Valentín González, El Campesino.

Capítulo 9: La Habitación del Pánico




 Julián se despertó en una especie de habitación sin puertas ni ventanas, sin ningun tipo de contacto con el exterior. Aquel habitáculo, le recordaba a el de una cárcel. Concretamente, excluyendo el color blanco nuclear de las paredes, aquella estancia era bastante similar a las de Guantánamo tendría 2x2 metros, en los que tan solo había un colchón mugriento y un agujero en el suelo, el cual suponía, funcionaba a modo de váter.

 Al despertar Julián se sintió mareado, ausente. Aquello no parecía real. Apenas recordaba  por que estaba allí o que había estado haciendo desde hacía varios días. Las primeras dos horas se las pasó vomitando sobre aquel agujero. Cuando ya llevaba casi ocho horas encerrado en aquel tugurio maloliente, comenzó a recordar. Todo empezó por un fuerte dolor en la pierna, proveniente de aquel trozo de metralla que había impactado contra él el día de su captura. Poco a poco, recordó también la cara de aquel terrible vasco, su intento de huida delante de aquellos terribles perros y como le rodearon y le sedaron. Tras darse cuenta de esto último, sintió temor. Era evidente que no estaba allí por su propia voluntad, y que apenas nadie sabía que se hallaba encerrado. De pronto, en su cabeza apareció la gota que colmó el vaso. Vio la imagen de su mujer, herida en el torso y tirada en el suelo, pidiendo ayuda. Volvió a sentir la angustia de aquellos perros mordiéndole las botas, de los gritos desgarradores de su mujer, de aquella fría jeringuilla en su espalda. Se volvió a marear. Gateó hasta llegar de nuevo al agujero. Tras vomitar de nuevo, se levantó y comenzó a golpear las paredes, pidiendo auxilio. Era consciente de que aquellas paredes debían tener un grosor enorme, y que el vecino más cercano estaba unos 200 metros de aquella habitación. Recordó aquellos golpes en la pared. ¿Donde estaría aquel hombre?¿Sería aquella habitación en la que ahora yacía Julián su última residencia? ¿Seguiría allí, en una habitación contigua a la suya, tan desesperado como él al percatarse de que su última esperanza había caído presa también? Miles de preguntas le rondaron la cabeza, minando su autoestima. Intentaba evitar pensar en lo que pasaría, pensar hasta cuando estaría allí, pues sabía que, en el fondo, ni quería ni podía saber la respuesta. Empezó a  pensar en el confuso devenir de la investigación. ¿Como se había convertido aquel cordial hombre que escribía las cartas en líder de un grupo de asesinos? ¿Que significaban aquellas insignias militares? ¿Y las banderas? Julián se ahogaba en un mar de dudas y la orilla más cercana estaba al otro lado de la pared. Llegó a la conclusión de que dentro de aquella habitación no hallaría respuestas. Durante un largo rato, intentó sin éxito llamar la atención mediante golpes y gritos. A continuación, se rindió. Se tiró exhausto sobre el incómodo colchón y se quedó dormido.
 Diario de prisión, 
Día 1 02:48 
Nunca he creído en escribir un diario. Pero aquí dentro los días pasan muy lentos. Ya llevo 72 horas aquí y nada mejora. Por lo menos, me han dado de comer. Esperaba ver el hueco por el que me han metido la comida, suponiendo que ese sería la forma más fácil de escaparme, pero no he podido.Han esperado a que me durmiese para entrar.Es evidente que me vigilan.No se si habrá una cámara.He estado intentado tapar cualquier hueco por el que pudieran estar observándome, pero no se si funcionará.La verdad es que me siento como un judío en pleno holocausto.Espero que este diario me ayude a evitar volverme loco, pues la cosa no está fácil.Mi vieja libreta apenas tiene 60 hojas tamaño A6, así que espero que vengan a por mi pronto.Estamos a domingo, cuando mañana no me presente a trabajar espero que mis superiores den la voz de alarma.No tengo otra familia que mi mujer, prisionera, pues mis padres no se alarman cada vez que no contesto al teléfono, pues decir que nos vemos una vez al mes es pecar de exagerado.Definiivamente, mis superiores son los únicos que pueden anunciar mi desaparición.Y con lo mal que le caigo a esos cabrones, lo mismo ni lo hacen.Como echo de menos una buena botella, de lo que sea.A este paso creo que me bebería aquella botella de clorhídrico.Estoy cansado, son casi las tres y aún no me han traido la comida.Es evidente que no piensan mostrarme por donde la meten.Voy a dormir un rato y mañana espero poder comer algo.
  Día 2, 6:45 
Los horarios esta mierda no son precisamente ideales.Quería despertarme pronto, para intentar comer caliente, pero la verdad dudo que alguien se moleste en calentar algo.El plato único era una especie de crema de calabacín, siendo positivos.Tenía una pinta horrible, pero es la única comida diaria he intento aprovecharla.En total, llevo ya 76 horas aqui dentro.Lo que daría ahora miso por una ducha fresca, pero no puedo permitirme desperdiciar el agua, pues solo me dan medio litro diario.De todos modos, almaceno un poco cada día, así si estoy aqui un largo periodo, podré ducharme aunque sea una vez.Cada vez que pienso que posiblemente muera aqui, sin que nadie se de cuenta, me desmoralizo. Estoy intentando establecer unas "normas de convivencia conmigo mismo".Cada media hora empiezo a hacer ruido durante unos cuatro o cinco minutos, intentando que alguien me escuche.Por ahora nadie a respondido.Ahora recuerdo varios diarios famosos y conmovedores, como el de Ana frank o Jacques Fesch.Ninguno de los dos fue nunca de mi estilo, pero su situación histórica en el primero y su grandeza literaria en el segundo les hicieron famosos.Si algún día encuentran esto, junto a mi cadáver, caerá olvidad.Esta estancia me está sirviendo, curiosamente, para recordar grandes obras literarias que una vez leí.Ya que hablamos de diarios, mencionaré uno, el diario de Tatiana Sávicheva un libro que pese a tener solo una decena de palabras, conmovió al mundo entero.Mostraba la dureza de la guerra simplemente con una página.El diario, escrito por una niña de más de ocho años, mostraba una frialdad digna de un forense al relatar simplemente el día, la hora y la causa de la muerte de cada uno de sus familiares, sin ninguna connotación sentimental.El diario concluye con una sencilla frase, "ahora solo quedo yo".Ana frank necesitó 300 páginas para conmover solo la mitad que Tatiana.Aunque ahora que lo pienso, no sé que hago conmoviéndome con las penas de los demás, como si no tuviera bastante con estar aqui encerrado.Son las 7, voy a hacer mi ejercicio diario.Si todo va "bien", escribiré dentro de un par de horas
  Día 2, 15:22
He podido hablar con mi mujer.Estoy preocupado por ella.Al golpear una de las paredes, ha contestado.Hemos hablado un poco mediante morse, pero es muy lento y engorroso.Le he dicho que me avise de todo lo que pasa, pues desde su habitación parece poder escuchar lo que pasa fuera.Ahora que no estoy solo me siento distinto.Por un lado, estoy contento de no estar solo aqui dentro, pero por otro, estoy preocupado por ella.Su herida del costado tenía muy mala pinta.Apenas pude verla un segundo mientras corría, pero ha dicho que le duele a horrores y casi no se puede mover.Le he dicho que se la tape muy bien, caer enfermo aqui sería sinónimo de morir.Empiezo a quedarme sin tinta del boli.A estas horas, mis superiores se habrán dado cuenta de que Montaña y yo no estamos, y espero que en breve empiecen a buscarnos.
Día 3. 00:13
 Eran las once y media cuando me he despertado, sobresaltado.Se oyen disparos.He empezado a golpear como un loco las paredes, vienen a por nosotros.O por lo menos, eso creo.El problema es que mientras el tiroteo siga, es evidente que no habrá, nadie vendrá a auxiliarnos y mi mujer está cada vez peor.La herida de su pierna parece tener, por la forma en que ella la describe, una pinta horrorosa. Empiezo a tener un hambre terrible. Aunque claro está, que si ese el irrisorio precio de la libertad, no tendré ningun problema en pagarlo.Le he dicho a mi mujer que haga mucho ruido.Si se van sin nosotros, es evidente que no volverán.Al principio solo se oían armas cortas, pero conforme han ido pasando los minutos, creo haber oido alguna AK e incluso algona M16. No es que sea un esperto en armas ,desde luego, pero creo que se diferenciar los potentes disparos del arma reglamentaria soviética con la joya de los yankiees.Creo que hasta un sordo podría.Desde luego, esto no me suena a la policía.Es verdad que los cuerpos especiales tienen fusiles de asalto, pero desde luego no son AK.Estoy empezando a temer que se trate "solo" de un ajuste de cuentas, y que por lo tanto,  nadie vendrá a por nosotros.








domingo, 25 de diciembre de 2011

Capítulo 8:La casa del monte


Julián se apresuro hacia el despacho de Montaña. Esperaba encontrar algo concluyente, algo que le ayudase. Al encender las luces, descubrió una escena aterradora.Todo el despacho se encontraba revuelto. Cientos de papeles tirados por los suelos, la silla que yacía  en el suelo, con las patas rotas en mil pedazos-El ordenador había desaparecido.y la pantalla, una LG de 12 pulgadas, estaba tirada en el suelo, sobre una de las chaquetas de Montaña empapada con café. En medio de aquel absoluto caos, Julián comenzó a rebuscar.Tras más de media hora se dio cuenta de que todo aquello era muy extraño.No había sonado la alarma, los vecinos no parecían haber oido nada, sin embargo, dentro de aquel despacho parecía que se había producido una terrible tormenta. Le restó importancia.


Al poco tiempo, encontró una carpeta negra que ponía "Caso Campesino". Era evidente que le llevaban ventaja, puesto que el archivador se encontraba casi calcinado por completo. Lo recogió cuidadosamente. Examinó las páginas, pasándolas una a una, mientras rezaba en silencio por que aunque fuese una frase de aquellos informes se hubiese salvado y le ayudase a la hora de decidir el siguiente paso.Aquello parecía un concurso de completar frases.La mayoría se encontraban incompletas.No había ninguna página en la que no tuviera que suponer la mitad de las palabras. Cogió su libreta y se dispuso a apuntar las palabras claves. "Valentín González", "Azkuna Euzárregui",. "Giuesseppe Alonzo"....


Julián no podía entender nada. Estaba seguro de que aquellos nombres eran o bien los objetivos de la banda o sus socios." Si es que existía banda alguna" pensó
Decepcionado, se dio cuenta que lo realmente importante yacía ya demasiado calcinado, ilegible, como si la Alejandría del caso se tratase. Desistió, era imposible leer aquello, demasiado grandes eran los huecos que habían provocado las llamas. Tras apuntar los nombres  en su libreta, decidió dirigirse hacia la dirección remite de aquella carta.Era consciente del peligro que corría, pero por una vez quería hacerse el héroe. se sentía culpable de que Montaña se encontrase secuestrado (y de echo, lo era). Quería incumplir su lema. Julián odiaba, por lo general, hacerse el héroe.No solía arriesgar la vida por nada ni por nadie. Pero Montaña era espacial. Se podría decir que era su único amigo.
Tras llegar a la dirección, encontró la casa aparentemente vacía. La decena de coches que había visto en el google maps no estaban alli. Nada raro, teniendo en cuenta que la foto sería de hace meses. Lo que estaba claro es que algún día allí había habido algo realmente importante. Se asomó por la ventana. Nada. Ni una luz, ni un ruido, ni una sombra.




Se decidió a entrar. Con extremo cuidado y con la ayuda de un cincel, abrió la puerta sin mayor problema.
Sujetó fuertemente la pistola con ambas manos.Nunca la había usado en un tiroteo real, pero estaba seguro de que desgraciadamente la racha estaba a punto de echarse a perder.Empujó debilmente la puerta y comprobó que la casa seguía vacía.Espero varios segundo parado, esperando a que sus ojos se acostumbrasen a la siniestra oscuridad. Un encontronazo a ciegas sería el fin.Por su cabeza pasaron imágenes de toda su vida.Sus cumpleaños, sus novias, sus rupturas, su graduación, su boda...... tras un rápido popurri, las imágenes se centraron principalmente en su reciente discusión con su mujer.Una débil lágrima se le resbaló por la mejilla.Sin prestarle importancia a su interior, el cual estaba ya harto de soportar la pesada losa que recaía sobre sus hombros, siguió avanzando.Cuando estaba ya por la mitad del largo pasillo que llevaba a lo que parecía una sala de estar, un estruendo le sobresaltó. Provenía del sótano. Instintivamente, se giró sobré sus espaldas, con un movimiento acrobático que apenas dos minutos antes le habría sido imposible realizar a tal velocidad.Apunto hacia todas partes, buscando el origen del sonido.Provenía del sotano.Agarró la manilla, mientras los sonidos no cesaban, la giró lentamente.La puerta conducía a unas escaleras que descendía hacia un lugar completamente a oscuras.Julián se detuvo a coger la linterna.


-"Sin pilas, joder"-murmuró


Decidió avanzar a tientas hacia el origen del sonido.
Cada vez era más fuerte, era un golpeteo repetitivo, sin vida.Julián siguió avanzando hasta que se encontró con una pared. La golpeó, tenía un terrible presentimiento.Fuera lo que fuese, le devolvió el golpe .
La puerta se cerró de golpe, con un sonido aterrador.Ahora si estaba a ciegas.La tenue luz que entraba por la puerta le había impedido chocar hasta aquel momento.Empezó a ponerse nervioso.Se oyeron pasos.Intentó moverse, pero no podía, el miedo lo había paralizado.Cuando ya era capaz de ver el rostro del hombre que bajaba por las escaleras, echó a correr.Era curioso, apenas podía ver lo que tenía  a medio metro, pero las heridas faciales de aquel hombre las veía tan claras que parecía estar soñando
Su perseguidor comenzó a correr detrás de él, a la vez que vociferaba en un idioma desconocido para Julián.A saltos más que corriendo, se dirigió hacia una especie de puerta entreabierta. 


El pasillo siguiente contaba con una docena de puertas a cada lado.Todas estaban cerradas.Siguió corriendo, su perseguidor le pisaba ya los talones.Al fondo, vio una luz.Atravesó el pasillo como una exhalación y cerró la puerta tras de si.La bloqueó como pudo con una silla, tras comprobar que no era tan fácil como lo pintaban en las películas.Se permitió el lujo de mirar por la cerradura.Estaba alli, era un hombre alto y fornido, de unos cuarenta años, con una barba blanca y unas gafas azul oscuro.Empezó a berrear cosas en un idioma que ahora pudo identificar con toda probabilidad como vasco.Al bajar la mira, contempló algo que le heló la sangre.El vasco sujetaba un kalasnikhov.Le faltaba un dedo en su mano izquierda, y con la derecha sujetaba un puro.Vestía ropa vieja y sucia.Parecía un viejo pirata..Julián se dio la vuelta, inquieto.La puerta que acababa de atravesar le había llevado a una habitación casi vacía.Apenas una mesa de madera descolorida y una especie de mueble bar que, definitivamente, tenía algo más fuerte que el alcohol.Al pasar a su lado pudo comprobar con horror que lo que dicho mueble contenía era, además de jeringuillas, botes con una leyenda, en la que Julián pudo destacar, junto a una decena que no conocía,clorhídrico, sulfúrico y tiopentato de sodio, usado este último como "suero de la verdad", una substancia que provoca desinhibición   y unas irresistibles ganas de hablar en el ser humano.Julián lo conocía muy bien, pues aunque era muy caro, había visto usarlo una vez cuando estaba en prácticas, en una carcel de Madrid.Conocía su baja efectividad, puesto que al sujeto que se le inyecta solo le produce ganas de hablar, y podía estar durante horas contando su vida sin decir absolutamente nada de utilidad.Pero tambien conocía su elevado preio, y su control casi total por parte de los gobiernos mundiales, lo que le hizo sorprenderse al ver una botella con casi un litro en el sótano de una casa ruinosa en un pequeño municipio del norte de españa.


-Es la habitación del pánico, una jodida sala de interrogaciones.Así han sacado estos cabrones toda la información. Y yo creyendo que eran los buenos- Pensó Julián


Quería salir de allí cuanto antes, pues era consciente de que aquella puerta de madera barata bloqueada con una silla vieja y roída no podría aguantar por mucho tiempo a aquel fornido y desquiciado vasco.Miró hacia todas partes rezando para encontrar una salida.Esperanzado a la vez que inquieto, pudo comprobar que tras el había una pequeña abertura, a modo de sucia ventana, que daba a una especie de huerta.El hueco de la ventana apenas tenía medio metro de diámetro, pero suficiente para rejuvenecer las tocadas esperanzas de JuliánEl vasco comenzó a golpear la puerta con una fuera atroz.Julián desplazó la mesa junto la pared y comenzó a retorcerse, intentando violar las leyes de la física para que, de alguna forma, su cuerpo diez veces más ancho se colase por ella.


Finalmente, la puerta cedió.El corazón de Julián latía ahora mil veces más rápido, si cabe.Sabía que a sus espaldas, estaba el vasco armado y con pinta de duro que había visto antes.Le agarró por una pierna y tiró de él.Julían se sacó la pistola del bolsillo y con una habilidad digna de un vaquero, le disparó tres veces a la cabeza.
Lo había echo, había matado a un hombre.
Julián comprobó horrorizado toda la sangre que, tras salir de la cabeza de aquel cadáver, caía sobre su pantalón.No tuvo tiempo para pensar, puesto que ya oía correr a más gente por el pasillo.Haciendo un último esfuerzo, pudo colarse por el diminuto hueco y salir al exterior.


Por un momento, pensó que su pesadilla había acabado.Nada más lejos de la realidad, pues un par de pastores alemanes con pinta de hambrientos empezaron a correr hacia él.Julián empezó a galopar también,  escapándose de aquellos animales con pinta de haber salido de una película de terror.Contra todo pronóstico, se holló otro disparo.En el exterior, con los vecinos durmiendo al rededor.Aquello era surealista.Al poco, Julián pudo comprobar que aquella bala había impactado demasiado lejos como para llevar su nombre.Miró a la derecha, sin dejar de correr-A lo lejos y en medio de la oscuridad de la noche, pudo comprobar un rostro que creía familiar.Era su mujer.Julián comenzó a correr hacía ella.Amartilló la AK que le había robado al cadáver del vasco.Intentó agarrar a su mujer, pero los perros le estaban pisando los talones.Delante de él, a unos 50 metros, una vaya de unos tres metros de altura. 3 metros que serían la diferencia entre la vida y la muerte.Por el camino, una panda de vascos alertados por el ruido se acercaron  a ver lo que pasaba y algunos comenzaron a  disparar, esta vez si hacia Julián.Había llegado ya al muro.Se sentía como un ciudadano alemán de los 80, cuya familia vivía al otro lado del muro y que se pasaba la vida intentando cruzar, arriesgando la misma.Pegó un salto y apoyó las manos en lo alto del muro.Trepó justo a tiempo, uno de los perros le arranco un zapato.mientras el otro se ensañaba contra su pantalón.Ya en lugar seguro, comenzó a reflexionar.


De repente. un terrible dolor le recorrió la pierna, al tiempo que su corazón, fatigado de tal esfuerzo después de años de inactividad, latía cientos de veces más rápido de lo normal.Le habían alcanzado.Un trozo de metralla proveniente de una bala ya de por si perdida había impactado contra su tobillo.Era superficial, no le impedía caminar, pero sangraba a mares.Se hizo un improvisado torniquete con la camisa.En breve tendría que ir al hospital, pero antes debía encontrar a Montaña.
-¡Eh, suéltame sucio cabrón!-Exclamó su mujer.
La tenían.Ella tambien había caído.Con horror, comprobó  que ella no era la única que estaba en problemas.Un grupo de cuatro hombres con pinta de militares rastreaban  la zona en su búsqueda.

-¿Militares?, que coño está pasando aqui......-Pensó Julián

Valoró la posibilidad de huir.De dejar abandonado a Montaña y a su mujer, pero no era capaz.
Se encontraba en aquel momento pensativo, oculto en un matorral, sugetando la AK como si de un peluche de una niña pequeña se tratase.No tenía vergüenza en admitir que en aquel momento estaba al borde del colapso.


-¡Lo tenemos, rodead a ese cabrón!-Gritó alguien a su espalda.


Amartilló la AK y se quedó mirándolos, como si el tiempo se hubiese detenido..Era un grupo de cinco personas, armadas con G36, el arma reglamentara del ejército.Lucían insignias militares.No obstante, Julián tenía un amigo militar, que le había enseñado todas los rangos y sus símbolos, y ninguno de aquellos correspondía al ejército español.En sus hombros lucían una decena de banderas, entre las que Julián pudo destacar la Ikurriña y, sorprendentemente, la de la Alemania Nazi.


Julián estaba a punto de sufrir un infarto.No siquiera estaba seguro de haber cargado aquella AK correctamente.Le gustaban las armas, es cierto, pero nunca había tenido en sus manos ningún fuisil.Lo máximo que había podido disparar, y siempre en un campo de tiro, había sido una mini-Uzi.Acariciaba nervioso el cañón de arma.Era consciente de que los próximos minutos podían cambiar por completo su vida y el no podía hacer nada.
Pensó en lo cómico que debía ser para aquella especie de militares, con sus músculos de culturistas,al  ver a un hombre asustado como un niño pequeño jugando a las pistolitas con una AK.


Tiró el arma y se puso de rodillas, esperando a que alguien acabase con su vida.De repente, sintió un pinchado en la espalda.Se dio la vuelta.Compró con horror que le habían inyectado tranquilizante.Aquella pesadilla aún no iba a acabar.
Julián se derrumbó.Su vida había parado de depender de él

sábado, 24 de diciembre de 2011

Capitulo 7: Revelaciones

Julián se encontraba en aquel momento recostado en el sofá, viendo tranquilamente la televisión. Serían al rededor de las diez de la noche cuando un estruendo proveniente de su habitación le hizo desperezarse. Se balanceó todavía medio dormido hasta la habitación. Al llegar pudo comprobar el origen del sonido; una ventana que posiblemente un par de niñatos hubiesen partido de una pedrada. O eso creyó hasta que registró más a fondo el lugar del crimen. El estruendo provenía de una piedra, la cual estaba rodeada con un trozo de papel. Lo recogió y pudo leer la nota que en su interior contenía:


Querido inspecor:
Empezamos a estar hartos de sus métodos.Le dejamos bien claro que no se lo contase a nadie. Tenemos a su amigo, Manuel Montaña. Se está tomando demasiadas libertades, el señor Patiño es parte crucial de esta investigación. O lo saca inmediatamente de la carcel o esta investigación quedará concluida. Y le advierto que nunca dejo cabos sueltos. Supongo que habrá leido algo del anterior al que le dimos el caso. Pude que no se ahorcase él. Tiene 12 horas para sacar a Patiño de la carcel o será usted hombre muerto. Le advierto que no me temblará el pulso.

A Julián se le heló la sangre.Hasta ahora había tenido al "Campesino" como líder de "los buenos" de héroes que se dedicaban a destapar las mentiras de uno y otro bando.Los había imaginado como una especie de Wikileaks nacional. gente que desinteresadamente trabajaba para la verdad., de la forma más legal posible y sin ánimo de lucro.Ahora comprendía perfectamente de que no había bando bueno.Comprendió de golpe que el mundo bipolar nunca se había terminado, solo que en españa los perdedores se ocultaban, planeando su resurgir.comprendió de golpe que en ese momento era una maropneta entre la espada y la pared.Por un lado, si rechazaba la investigación, le mantendrían la boca cerrada a base de plomo "y aún encima sería un suicidio" pensó.


Por otro lado, si colaboraba con ellos, con gente que no conocía y que cada vez tenía más claro que no eran los héroes que creían ser, al estado no le temblaría la mano a la hora de encerrarle.Y lo peor de todo, si su hipótesis de que nunca había acabado el mundo bipolar era cierta, significa que por todo el mundo había gobiernos y mafiosos deseando hacerse con ellos.Y harían cualquier cosa por tenerlos bajo su podder.Crear la verdad es difícil., pero si un grupo aparentemente neutral hiciese la lista gorda con un par de infracciones, la balanza quedaría inclinada definitivamente y el pueblo vería al ganador como héroes, lo que le daría a este un poder jamás conocido.
Julián estaba ya claramente delirando.Todo aquello era muy surrealista.Como iba adepender el devenir de la historia de un policía aburrido de un pequeño pueblo del norte de españa?


Todo aquello era absurdo, pero el echo era que en aquel momento Julián se encontraba entre la espada y la pared.
Examinó atentamente el documento.Sorprendentemente, esta vez la carta traía remite.Era evidente que el campesino, fuese quien fuese, no sería tan tonto de desvelar por error su paradero.Era evidente que quería que le encontrase.¿Con que fin? ¿Secuestrarlo?. ¿hablarle personalmente? ¿conocer su nivel de fidelidad y compromiso?
Julián vaciló.No podía presentarse así como así en un lugar que no tenía ni idea de que encontraría.Puede que la dirección fuese falsa, o que le estuviesen esperando con fusiles de asalto.Se echó a pensar.


Tras más de dos horas reflexionando, se dio cuenta de que el tiempo pasaba, que el Campesino tan solo le había dado 12 horas que debía aprovechar si no quería tener que decirle a la mujer de Montaña que su marido había muerto por su culpa, y que por ser una investigación privada no tendría ningún tipo de recompensa económica mas allá de la pensión de viudedad. En la comisaría era el propio Montaña el que se encargaba de dar el pésame a las familias, el era físicamente incapaz de hacerlo. La muerte, junto a determinadas canciones, era lo único que lograba increpar su fría personalidad.Ni tan siquiera su mujer alcanzaba a provocar verdaderos sentimientos.


Decidió actuar.Pasar por la comisaría, enterarse de todo lo que sabía Montaña y de no encontrar nada concluyente dirigirse hacia la dirección indicada en el sobre.
Se despidió de su mujer con un seco beso. Antes de salir de casa, comprobó la dirección exacta de la casa en el Google maps. Se trataba de una finca a las afueras del pueblo de Ares. Según las imágenes, se trataba de una pequeña casa, posiblemente ilegal, alrededor de la cual se encontraban una decena de coches."Ideal para una tapadera"-murmuró


-¿Como dices?-Su mujer, que no sabía nada de la peligrosa investigación, llevaba semanas 
espiandole, pues creía que este tenía  un amante.


-No, nada, cariño, no te preocupes.-Mintió Julián


-¿Cariño? ¡y una mierda! ¿Quien es esa zorra? ¡Dime, es tu secretaria? ¡Se que tienes una amante, cabrón, confiésalo!-Su mujer acababa de estallar a llorar.


-¿Una amante? Cariño, te juro que nucnca te he sido infiel...


-¡Y una mierda! Tu tienes una amante, te pasas el día con ella, llegas tarde a casa, mientras yo....


-¿Mientras tú que? Yo me paso el día trabajando.Tu sales a las cuatro. ¿Quieres que me crea que te quedas aqui todos los días, esperándome? Tú eres la que tienes un amante.Lo llevo ocultando todo este tiempo, si prefieres estar con otro hombre me la suda, pero que aún encima tengas los huevos de venir aqui a decirme que yo, que me paso el día trabajando, te soy infiel....


-¿Lo sabías?


-¿El que , lo de ese tal Victor? Si


-¿Desde cuando?¿como lo sabes?-Su mujer no sabía donde meterse, la había descubierto 
y ella  seguía plantándose el farol de la mujer perfecta.


-Desde hace un  par de meses, quizá tres.


-¿Pero como.....?


-Déjalo no tiene importancia.¿Ahora comprendes por que odio hablar?-Julián recogió su maletín y las llaves y se fue sin decir una palabra.

Aquella investigación, ademas de poner en peligro su vida y la de su familia, ahora.ponía en duda tambien su matrimonio. Ya tendría luego tiempo para llorar.Ahora tenía que ocuparse de rescatar a Montaña

jueves, 15 de diciembre de 2011

Capítulo 6: El peso de la libertad


Paco se quedó pensativo.Era consciente de que tenía ante sí un reto titánico.Por mucho que su hermano removiese cielo y tierra, era imposible que se hiciese con los 250.000 en 24 horas.Quizá hubiese conseguido alcanzar dicha importante cantidad en un año, quizá en unos meses, pues, a decir verdad, mediante contratos favorables y fraudulentos, su hermano Jaime había conseguido sacarse más de un millón en los  quince años que llevaba en el gobierno autonómico.Había vaciado por completo las arcas de la comunidad, pero su calidad era tal que había aguantado indiferentemente con Socialistas y Populares.Era uno de los funcionarios con más rango de todos los que tenía a cabo la diputación autonómica.Jaime había ayudado economicamente a montar el bufete a su hermano pequeño, y se había sentido siempre como el hermano mayor que era, se había pasado la vida protegiéndolo de la intemperie, de las fatalidades económicas y personales de la montaña rusa de su vida, y lo que a posteriori resultaría más importante: Fue él quien le presentó a María.Si ya se sentía en deuda con su hermano pequeño antes de aquello, tras el asesinato se sentía literalmente culpable.Pero pese a todo, pese a su facilidad para sacar grades cantidades ingentes de dinero sin que nadie se diera cuenta y pese a su afán de protección  hacia su hermano, aquello era una auténtica locura.Paco se quedó pensativo.Debía de tejer el telar con los hilos perfectos y en la situación adecuada, debía componer bien la partitura por que sabía que solo se lo podría decir una vez.
Cuando estuvo listo, le indicó al guardia que le había sido asignado que recibiese al sr. Jaime Patiño adecuadamente y le sirviese un te caliente para contrarestar en frio abismal que, según el telediario, se estaba viviendo en toda españa.
-Hola Jaime
-Espero que sea importante, estaba reunido con el embajador de...
-Créeme le es.Voy a necesitar algo más que un pequeño sustento.Necesito dinero, tengo que salir de aqui.
-Está bien, dime cuanto quieres. ¿Mil? ¿Dos mil? Te advierto de que no soy una ONG, vas a tener que devolverme el dinero o te pararé de fiar, tu deuda asciende a....
-Voy a necesitar algo más que dos mil euros.-Dijo Paco a modo de corte, con el fin de evitar que su hermano hiciese la cuenta, pues era consciente de que posiblemente la deuda ascendía a más de treinta o cuarenta mil..Paco quería pagar, pero las cosas en el bufete no iban bien, y más ahora, que él no estaba...
-Como dices? Te recuerdo que me juego mi puesto de trabajo e incluso la carcel cada día por darte ese "pequeño sustento".
-Es verdad, tienes razón.Lo siento, me he pasado.Pero es que la cosa está fea.
-Me estás asustando, cuanto necesitas?
-Unos.... más o menos.....-La cifra estaba deseando salir, hacerse valer entre los mortales para alimentar su destructivo ego, pero Paco esperaba un momento menos "frontal" para decírselo
-Vamos, hermano! De repente te avergüenzas de pedirme dinero?
-El problema es que lo que te voy a pedir no tiene nada que ver con nada de lo que te he pedido nunca.Necesito un cuarto de millón,doscientos cincuenta mi euros.
-Está bien, veré lo que puedo hacer. ¿Ves como no era difícil? Es verdad que es mucho dinero, pero desde luego no es lo peor que he ec.....
-Para mañana.
-Como dices?
-Que no se trata de una cantidad a pagar ni el año ni el mes que viene.Tengo que pagarlo mañana.
-Pagarlo, a quien? En que lios estás metido? Estás loco, como quieres que consiga esa cantidad?Es una fianza? Que precio le han puesto a tu libertad? -Las preguntas se agolpaban, impulsadas por las cuerdas vocales, salían en fila, a una velocidad cercana a la luz,como si una rueda de prensa del nuevo fichaje del campeón de liga se tratase.
-Escucha, tu eres mi última esperanza.Es cierto que me estoy aferrando a un clavo ardiendo, pero si esto sale bien mañana estaré fuera.Y yo podría decirte lo mismo,¿ que precio le pones TU a la libertad de tu hermano?
-Sigo sin comprenderlo.¿Quien te va a sacar de ahí?¿Como? ¿Por que?
-Se llama Julián Ballesteros, es el inspector de policía de La Coruña.Me ha dicho que me necesita, que soy de vital importancia para una investigación y...
-Pero... ¿como que "te necesita"?¿No te das cuenta? ese tio es un hipócrita, quiere escaparse con la pasta, y de paso denunciarte a la guardia de la prisión por intentar la huida
-No, es enserio, me lo ha  prometido, he visto en su mirada que era sincero,además me enseñó unos informes que....
-El gesto de sus ojos y lo que has leido en unos documentos extra oficiales te sirven para determinar el grado de realidad de lo que dice ese tio?Ahora estás en la carcel, aqui todos mientes, se pelean diariamente y participan en una carrera continua en la que todo vale y cuyo destino es la libertad.
-Déjalo, ya veo de que pie cojeas.Desde que entré en prisión todo fueron auxilios y cuidados, pero ahora que te pido un verdadero favor te desquebrajas...-El tono de la conversación fue adquiriendo poco a poco un término más agresivo.
-No cojeo de ningún pie y lo sabes.Intento evitar que te estafen., solo eso.Llevo desde el dia en que fuiste engendrado detrás de ti, protegiéndote.Y tu en cambio solo me llamas para pedirme dinero?Veré lo que puedo hacer, pero  en principio, no cuentes con mi ayuda.
-Eso quiere decir que no saldré de aqui.Eso quiere decir que cumpliré condena?-Paco se puso de pie, estaba echo una fiera.
-Así es, cometiste un delito y tendrás tu castigo.Ya está bien de sacarte siempre las castañas del fuego.
-Está bien.Cierra  la puerta cuando te vayas, necesito recapacitar-Jaime abandonó la habitación lentamente, como esperando a que las paabras definitiva brotasen de su cuerpo en forma de consuelo.Finalmente, su boca siguió tan seca de palabras como su corazón de experiencias.Se retiró sigilosamente, en un penoso intento de ocultar su espera tras aquella puerta, su búsqueda de las palabras que nunca saldrían.

Paco no se dio cuenta de que Jaime ya había abandonado la habitación, pues estaba de nuevo absorto en sus pensamientos. "Si ni mi hermano es capaz de sacarme de aqui.."


domingo, 11 de diciembre de 2011

10 de abril de 2012



   A decir vedad, no recuerdo nada.No recuerdo como la maté.No recuerdo por que lo hice.Parece como si alguien me hubiese borrado la mente.Solo recuerdo el cadáver de aquella mujer en el suelo, y me veo a mi mismo llorado "yo no he sido, yo no la maté".Llevo ya 8 días en prisión, y de no ser por mi hermano esto sería un infierno.Él me ha conseguido el traslado a Galicia, una celda individual con nevera y televisión, además de una comoda cama y una mesa de escritorio con su silla.Tambien me han dejado traer el portatil, y tengo conexión a internet tres horas diarias.Un sirviente y una enorme colección de libros en varios idiomas completan la escena

Desde aquel día, Paco  contaba tambien con un psicólogo ,Precisamente había sido él quien lo había recomendado hacer un diario, con el fin de evitar volverse loco.Le habían caido diez años,demasiados para pasárselos viendo la tele.
-10 años, me voy a pasar aqui dentro diez jodidos años.3.650 jodidos días con sus putas noches-No paraba de repetirse
-Para de decir eso, o te volverás loco-Le recomendó su hermano
-Ya estoy loco, joder.Me he cargado a mi jodida esposa, ¿no entiendes que ya no soy el tio que se alteraba cuando dejaba el coche mal aparcado? Ahora soy un jodido asesino, y me voy a pudrir aqui dentro.
-A propósito, toma. -su hermano le entregó un papel, con pinta de documento oficial-.He conseguido que te puedan visitar 5 personas durante 7 horas cada una semanalmente.Osease, una hora diaria.Elígelos tu, naturalmente, pero te recomiendo que yo y Manuel -el ya mencionado sirviente-entremos en la lista.Haremos todo lo que nos  pidas.Papá y Mamá me han pedido que los incluyas, pero es decisión tuya...
-Naturalmente que los pondré-Respondió amablemente Paco
-Por cierto, hay un señor fuera, dice que necesita verte.
-Que no entre, seguro que es familiar de María.Lo que me faltaba, tener que discutir ahora con su primo  o cualquier jodido familiar desquiciado....
-No te preocupes, dice que no sabe nada de por qué estás aquí.Parece confundido.Creo que alguien le ha enviado hasta aqui, quizá para una consulta legal.
-Entonces, esto no será una buena carta de presentación-Ironizó Paco
-Ya se lo he dicho, pero insiste en que es urgente.
-Está bien, que pase.
Julián entró en la habitación
-Buenos días, es usted Paco Bentrón?
-Eso dicen.Dígame, ¿a que viene? No quisiera ser deshonesto, pero soy un hombre muy ocupado.
-Sinceramente, dudo que ahora esté tan ocupado como dice.De todos modos, seré breve: Necesito su ayuda
-Siento decirle que me han suspendido de empleo y sueldo de por vida, y ya no podré ejercer cargos públicos.Mi etapa como abogado ha terminado.No obstante, mi bufete está lleno de magníficos abogados elegidos por mi que....
-No se preocupe, afortunadamente no necesito sus servicios.Lo que necesito es.... bueno, ha decir verdad desconozco por que he acudido a usted.
-Siento decirle que no le entiendo, señor... ¿Como ha dicho que se llamaba?
-No lo he dicho, soy Julián Ballesteros, jefe de policía de la provincia de La Coruña.
-¿Un poli?Que grata sorpresa.... -Ironizó  Paco
-Le ruego que me tenga respeto, soy la autoridad y tiene algo que le interesa.
-Perdone, pero llevo ocho días rodeado de polis y no les he cogido cariño, aunque parezca extraño-Paco seguía haciendo gala de su ya habitual tono irónico
-Por favor, le ruego que deje de ironizar, tengo algo muy importante que contarle.Yo tengo lo que usted necesita, y juraría que usted también quiere lo que yo tengo
-Haga el favor de explicarse, señor Ballesteros
-Verá, lea estos informes -Julián extendió la mano, en cuyo extremo se encontraban los informes que le habían llevado hasta allí-.Posteriormente me llegó una carta que indicaba su número de teléfono.Dígame señor Patiño, tengo entendido que usted, además de licenciado en derecho estudió filología hispánica y está haciendo un libro sobre el último siglo de la historia de españa.
-Así es, pero disculpeme, aún no he comprendido que tiene eso que ver con usted.
-Verá, no se por que pero es usted de vital importancia para mi investigación, en cuanto usted, no le creo capaz de aguantar aquí diez años
-¿Por que dice eso?
-Vamos, cree que voy a venir a verle sin saber nada de usted? Tengo su historial,el cual es perfecto, ni una mancha en el expediente, nunca le expulsaron, ni tan siquiera le han pillado nunca copiando....
¿Sabe con quien va ha compartir "comunidad"?No me haga reir,la gente que tiene a su alrededor son ladrones, asesinos en serie, traficantes o mercenarios.Y sin embargo, usted.... a decir verdad, eso aún se me escapa.¿Por que está usted aqui?
-Ja, ja, ja.-La risa fingida de Paco quedó sin embargo muy realista y facilitó la conversación, que hasta aquel momento había estado bañada por un ambiente muy tenso- me está diciendo que tiene en su poder un resumen de toda mi vida y no sabe por que estoy en chirona?
-Tengo entendido que mató a su mujer, pero esa historia me suena bastante extraña, no es usted un tipo violento.
-No, en absoluto lo era.Y creo.... creo que sigo sin serlo.Es más complejo que eso, son factores... factores que se amontonan en el orden correcto, y.... dígame, está usted casado?
-No sabía que había acabado en el diario de Patricia-Poco a poco, Julián se fue contagiando del tono irónico que Paco usaba con tanta soltura.
-¿No era usted el que me recomendó que dejase la ironía? No es usted un ejemplo, que digamos.
-Ni espero serlo, solo dígame.Está dispuesto a trabajar conmigo a cambio de su inmediata libertad?
-Sin dudarlo, pero... ¿como piensa sacarme de aqui? este delito se sale con mucho de su jurisdicción, Julián.¿Le puedo llamar Julián?
-Preferiblemente no, Sr. Patiño.Y con respecto a su pregunta, tengo contactos.
-¿Contactos? a que se refiere con "contactos"
-Digamos que pude hacer que un acta se traspapele.Pude ser, que por una casualidad, determinado juez "se olvide" del veredicto y mañana estés fuera.O también puede ser, si juegas mal tus cartas, te pudras aquí 30 años.
-¿Es una amenaza?
-En absoluto, solo digo que esto es confidencial, no se lo cuente a nadie ¿me escucha? a nadie.
-Solo dígame una cosa, supongo que a ese juez no le fallará la memoria repentinamente, ¿no es así? Al menos, no gratis.
-Dese luego que no.
-¿Y cuanto dice que me va ha costar?


-¿Le está poniendo precio a su libertad?


-En absoluto, pero como ya le he dicho, me han suspendido de empleo y sueldo, no se como voy a conseguir lo que me pida.


-Está de broma? Ya le he dicho que le he estudiado a fondo.Usted tiene una decena de viviendas alquiladas repartidas por Galicia.Aparte de eso, su hermano es tesorero de el ayuntamiento de madrid.Va usted a decirme que no puede conseguir un doscientos cincuenta mil  euros?


-¿Acusa a mi hermano de corrupción?


-Acusar implica no saber la verdad, no tener pruebas.Yo las tengo.Creo que no tiene otra opción.
-¿Me está amenzando?


-No lo tome como una amenaza, tómeselo más bien como un simple consejo.Ya sabe, mañana deme los doscientos cincuenta mil y yo a cambo le daré la libertad.Mire esos informes, son parte del trato.


-La hora de visitas ha terminado-Un vigilante irrumpió en la conversación para recordarles que su conversación había llegado necesaria mente  a su fin.


-Por supuesto, discúlpenos , nos hemos entretenido.
El inspector abandonó la habitación.Cuando Paco se hubo quedado solo, se echo a pensar.Necesitaba el dinero.En el fondo sabía que más de la mitad se la quedaría aquel hombre, Julián,pero ambos sabían que Paco no estaba en situación de negociar.El inspector las tenia todas consigo esta vez.                  


sábado, 10 de diciembre de 2011

Capitulo 5: La balanza y el peso muerto


Paco estaba en aquel momento sobre el cadáver de su esposa.No sabía que hacer.La había matado.Durante más de diez minutos se mantuvo en silencio, mirando el cadáver.No hacía falta saber mucha medicina para darse cuenta de que en casa no tenia ni la más mínima posibilidad de sobrevivir.Y tenía claro que no la iba a llevar a un hospital."Demasiadas preguntas"-Pensó.
En aquel momento, la musiquilla inocente  de su movil le sobresaltó.Era su hermano.Por un momento vaciló.Hasta aquella llamada aún no se creía que todo aquello fuese real, pero tras aquel inocente tono Paco se había percatado de que había matado su mujer.Había pasado a engrosar la lista de mujeres muertas a manos de su pareja.
La miró a los ojos, se hallaba inconsciente, tirada en el suelo.La sangre seguía brotando de la fea herida que mostraba la parte trasera de su cabeza.
El movil sonó de nuevo.Esta vez, se decidió a coger.
-Hola, Paco, te llamaba por.....
-La he matado
-¿Como dices?
-¡Que la he matado joder!Bueno, no he sido yo, no he querido, los papeles....-La alteración se notaba en su voz
-¿Que has matado a quien? Paco, no te entiendo, cálmate por favor.
-A María, tenía otro amante.Me acababa de mostrar los papeles del divorcio.Pero yo no quería, fue un error, te lo juro.Yo la cogí de los brazos y...-Dijo ya, mucho más calmado.
-Escúchame bien, Paco.No has echo nada,¿vale? ella se ha caido.No eres un puto asesino.Era una zorra y te has cabreado, no pasa nada.No eres ningún asesino y eso no va ha cambiar.¿Me oyes?
-La policía.Están aquí.Han llamado a la puerta.He de colgar.Nos veremos.
-¿Que? ¿como que la policía?Paco, escúchame bien, pase lo que pase no abras esa puerta.Me escuchas? Paco,  ¡Paco,Paco!
Ya era tarde.La vecina, alertada por los gritos y su brusco final, habría decidido avisar a la policía
Estaba atrapado.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Capítulo 4:Luces y Sombras


Paco  era un hombre singular, atractivo, alto, de pelo oscuro  y bastante delgado, dde ojos grandes y verdes.
Se caracterizaba por  una forma de ser impulsiva, pese a que poseía grandes dosis de inteligencia.
Era algo mayor que Julián (rondaba los 35 años) y lucía una cuidada perilla que le daba un cierto parecido a Trosky.
Al contrario que este, Paco era conformista,en contraste de su  pasado, ya que formó parte de la desconocida revolución estudiantil del 81, siendo uno de los más jóvenes del grupo.Había dejado atrás todo aquello.Solía hacerse pensar que eera demasiado viejo, que no podía aportar nada a la revolución,  pero lo cierto era que el dinero le había tapado la boca. "Los trabajadores mueven el mundo, pero es  el dinero lo que mueve a los trabajadores" decía el siempre,  con aires de filósofo
Paco formaba parte de la cada vez más escasa clase media-alta española.Poseía, además de su casa en las afueras de madrid, una decena de fincas y apartamentos repartidos por galicia, adquiridas fraudulentamente que su hermano, alto cargo del gobierno gallego, sacaba poco a poco de las arcas de la comunidad.
Un amigo íntimo del propio paco se encargaba de realizar el notariado cuando era la Xunta quien compraba la vivienda oficialmente, antes de cedersela a la familia.
Toda la familia de Paco vivía en  aquella apartada comunidad.Paco se había ido a Madrid a estudiar, y tras conocer a María se había quedado alli."Dejarlo todo por María, que estupidez."-Se lamentaba habitualmente.
Aquella mañana, la mecha había prendido.Acababa de tomar la que sin ninguna duda era la decisión más importante de su desgraciada vida.Paco había dormido mal, el café había desgarrado sus intestinos y la cabeza le retumbaba a horrores.Su mujer, que tenía un amante, acababa de enseñarle los papeles del divorcio.
Él se encolerizó de repente.No dijo nada, pero ambos sabían lo que estaba pasando por su cabeza, que asimilaba millones de datos rapidamente, como un gran servidor calculando variables y posibilidades, para hallar una opción que le diese, por lo menos, un 90% de posibilidades de salir ganando de aquella discusión.
En realidad estaba en un callejón sin salida, puesto que ni siquiera él sabía lo que que quería, no sabía que resultado debía salir para denominar la situación como  "salir ganando" de aquella discusión.Cuando su "servidor" mental llegó al 100% de escrutinio, se le iluminó la mente.Primero fue una sensación de derrota, puesto que no había encontrado ninguna solución, pero en seguida vio la posibilidad de "Romper la pared y salir al otro lado".
Encolerizado, sujetándose sus propios brazos para no hacer ninguna tontería, con la mirada fija en la cara de aquella mujer, "MI mujer"- se corrigió.Por su cabeza desfilaban un centernar de imágenes, su boda, sus viajes, su amante, su amante, su amante...... parecía una guerra donde su cabeza intentaba impedir que su corazón cometiese una locura.Pero pasó.
Su mujer, María,que estaba hasta aquel momento al borde del sollozo,  comenzó a llorar, cientos de pequeñas gotas recorrían sus mejillas, sus ojos tenían ahora un brillo especial, un brillo reconciliador.
Pero Paco solo vio su cuerpo, que desde hacía meses parecía conocer toda la ciudad, su anillo, el cual ella ya no tenía en el dedo, y sobretodo los pendientes.Esos pendientes....
Aquellas pequeñas joyas habían sido un regalo suyo de un viaje que ambos hicieron a Venecia.
O bueno, parecidos.Pues aquellos pendientes no eran más que una copia de plastico de las bellas joyas que el le había regalado.Su teoría era que las originales se las habría dejado en la mesilla de noche de algún galán  ,o en algún motel de noche en donde se habría alojado con algún camionero salido...
Los originales, contenían una inscripción escrita en la propia joya, por detrás y con oro derretido."Siempre juntos", decía. "Y una mierda"
No aguantaba más, la sujetó de los brazos y la zarandeó bruscamente, antes de empujarla contra el suelo.Su cabeza impactó en el aire contra la esquina de la mesa del comedor.Se desplomó.Un chorro de sangre comenzó a brotar de su cabeza.
Y no se levantó más

Capítulo 3:Los Informes


Julián se levantó de repente de la taza del váter.Una rápida arcada recorrió su tráquea, llegando segundos después a su malvivida boca, que llevaba meses soportando ese tipo de ataques desagradables.Otra vez más, su cuerpo le recordaba cuanto le quedaba de vida.Desde que empezó todo el tema de la carta casi no recordaba lo que era aquella sensación, puesto que su cuerpo le había dejado casi un mes en paz.Pero de nuevo regresaban.
"¿Estás bien?"- Dijo alguien al otro lado de la puerta
Indudablemente, aquel alguien era el señor Montaña, pues este era el único que se permitía el lujo de tratar al inspector de "tu".El inspector odiaba las cercanías laborales que su amigo tenía con él, pues creía que podía crear síntomas de favoritismos en la comisaría.Se lo había decho en reiteradas ocasiones, pero este nunca le hacía caso.
"Si, gracias Montaña"- le respondió "El inspector amablemente"
Posteriormente, apoyó sus brazos sobre la gélida tapa del váter y antes de poder levantarse, una nueva carcajada volvió a recorrer su cuerpo enfermo.
Nada más salir del baño,regresó a su despacho, esta vez con el ayudante Montaña
Cerró la puerta de nuevo, bajó las persianas y comenzó a hablar:
-Señor Montaña, tengo algo que confesarle-Dijo el inspector
-¿De que se trata?-Respondió
-Hace un mes, llegó al buzón unos documentos altamente prometedores.Se trata de un peligroso caso.Pero no puedo recurrir a la policía nacional.¿Puedo confiar en usted?
-Claro que si, usted ya lo sabe
-Lea, hágame el favor.Necesito ayuda con esto.
Montaña leyó atentamente durante un par de minutos.La expresión de su cara, tras leer primero la carta y luego los primeros informes.Al llegar a un punto, se detuvo y dijo:
-Creo que lo primero sería contactar con el remitente
-Si, pero... como, la carta no tenía remite, ni nigún teléfono ni dirección de contacto alguna.....
-¿Tenía un nombre, no?
-Así es, "El campesino", ¿que querrá decir?-Preguntó el inspector
-Empecemos por ahí, busquemos en google.
-Tiene iniciativa, me gusta.Busque en redes sociales, en la wikipedia, en donde sea.Encuéntrelo y hágamelo saber.Tome esta libreta, apunte todo lo que consiga y luego  llameme.
El inspector cogió su  chaqueta y sin decir nada más, salió de aquel despacho
Nada más salir a la calle, una luz le cegó por completo.Por un momento creyó que iba a caer al suelo, presa de la sorpresa por haberse encontrado tal inmensa luz a la vuelta de la esquina, digna de un astro.De echo, era un astro.El sol brillaba con  un resplandor mayor que el de otros días de primavera, es cierto, pero la pincipal causa de su ceguera era, sin  lugar a dudas, las varias horas que llevaba lellendo aquellos papeles a  la luz de aquella cavernosa y centenaria luz de la lámpara.Miró el  reloj.Eran casi las ocho, llevaba doce horas sin poder parar de leer.Se repuso, y ya completamente recuperado de la ceguera, continuó en la procura de  un taxi.Julián había vendido su coche un par de meses antes,  con el inocente fin de comprarse un piso.Aquello sse había convertido en una verdadera pesadilla a la hora de ir a trabajar.La oficina de policía esta a solo 5 minutos a pie de su casa, según los folletos que aquella novata vendedora les había enseñado a él y a ssu mujer, pero sus piernas podían dar constancia que el número allí expuesto no era más que un resultado directamente proporcional a lass ganas que tenían de venderlo.Resumiendo, aquella "inocente" chica de apenas veinte años le había engañado como a cachorillos.
Abrió  la  puerta de su casa.Comprobó que su mujer no estaba en casa "espero  que esta vez sea con el del banco, que  nos están dando bien por culo con la hipoteca"-  Pensó, intentado, sin suerte, esquivar el bajón que suponía el tener que soportar  que tu mujer esté con otros hombres y tener que fingir que no sabía nada. "Soy gilipollas, romanticamente gilipollas"-Pensó
Nada más sentarse en la mesa de la habitación, alguien llamó a la puerta.
Se levantó a abrir, sorprendido.No tenían apenas amigos, por lo menos no que supiesen donde vivía, con lo que aquella llamada, ya pasadas las diez, le inquietó.Abrió la puerta, y en lugar de su amigo Montaña, quien esperaba encontrar, vió tan solo una nota en el suelo.Buscó a su propietario, inquietado.Al no encontrar a nadie, cogió la nota y cerró de nuevo la puerta.Rompió el sobre y se apresuró a leer la misteriosa carta. "Paco Patiño,981815495."
En  ese momento quedó claro de que se trataba.Llevaba tiempo pensando en cual sería el siguiente paso, dando palos de cieego en un caso , sin ayuda de apenas nadie.Antes de llamar, miró en internet.Quería saber con quien trataría. ¿"El campesino",quizá?
Paco  Patiño era un abogado aficionado a la historia, que estaba escribiendo  una novela sobre la guerra civil y los posteriores echos.Se trataba de una novela histórica,  llamada "Memorias de un fusilado".
Julián no entendía que debía tener que ver aquel hombre con su caso, así que decidió llamarle de inmediato.No sabía que le diría, ni siquiera por que le llamaba.Pensaba no decirle nada de la nota,lo que lo complicaba todavía aún más.Era tarde para pensar, pues la secretaria de aquel hombre cogió eel teléfono mas rápido de lo que Julián esperaba.
-Abogados Patiño, que desea?
-Bueno...yo, Paco, el abogado....-Balbuceó julián



domingo, 4 de diciembre de 2011

Capítulo 2: La oveja negra


El inspector era un hombre normal, de poco más de treinta años.Alto, de pelo claro pero castaño, vivía enamorado de su trabajo.Vestía siempre una americana beige, la cual nunca se quitaba de encima.
Su mayor pasión, era el trabajo.Prácticamente vivía en la oficina.No es que su trabajo fuese nada fuera de lo común, pues Ferrol era una tranquila  ciudad al norte de Galicia, en la que apenas se registraban sucesos.Desde luego no, no era el lugar perfecto para una novela policíaca.Su peor caso había sido un robo a mano armada en un supermercado de barrio.Pero pese a todo, le encantaba su trabajo.Tomar café, revisar informes, interrogar testigos, desafiar a sus superiores (lo cual le había llegado a causar serios problemas, de los que salía gracias a sus habilidades a la hora de interrogar testigos y búsqueda de sospechosos) y mandar en sus subordinados.


Amaba al trabajo sobre todas las cosas, incluso sobre su mujer.Aunque ella no tenía quejas, puesto que desde hacía ya dos años tenía un amante.Él lo sabía, pero nunca le pareció oportuno hablar.Odiaba hablar, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarse a aquella losa en forma de matrimonio sin futuro que amenazaba con aplastarle cada mañana, pero su respuesta era siempre la misma "hoy no señora dialéctica, la melancolía ha llegado antes".No dudaba de la ya demostrada devoción ciega que ella sentía hacia su marido, "además, que coño, la vida no está para desperdiciar nada,ella me sigue queriendo, y tener alguien al que contarle tus problemas y que te espere con la cena hecha, nunca está de más".Decía la parte más machista y grosera de él cada vez que intentaba encontrar una solución alternativa a la obvia hipótesis de que él la seguía queriendo y ella no.Puede que fuese así, puede que el, como capitán, estuviese obligado a hundirse con aquel barco.Pero en cualquier caso, lo haría como todo, con honor y con la frente bien alta.
Además, acababan de comprarse un piso en el centro, con su  respectiva hipoteca, con lo cual no estaban para gastos.Tendrían que seguir viviendo los dos juntos durante mucho tiempo, bajo el mismo techo


"El  inspector" tenía, naturalmente, un nombre oficial, aunque solo lo usaba para firmar actas, puesto que  lo detestaba.Ni tan siquiera su familia le llamaba por aquel nombre, puesto que él lo había ahogado a base de mares de sinónimos.Aquel nombre era Julián Ballesteros Hermida.
Su odio a aquel nombre era que este había pertenecido a su abuelo, que fue en su día amigo inseparable del caudillo.
Su abuelo, nacido en El Ferrol del Caudillo,vivió apenas dos calles más arriba que Franco,echo que generaba repugnancia en Julián.
Pero la verdad es que ni él ni apenas nadie de la familia sabía la verdadera historia de su abuelo.En su familia se había decretado la ley del silencio, y el abuelo era un tema tabú.Según la abuela, murió fusilado por los republicanos en Neda, en febrero del 39.Pero nadie más de la familia creía en aquella hipótesis, principalmente porque no había republicanos en Neda en el 39, pues los pocos supervivientes estaban más preocupados en huir a Francia sin ser vistos que en fusilar a los traidores.Quizá la edad habría echo que la abuela terminarse por creerse su propa mentira.Pero la duda que todos temían preguntar era obvia, ¿por que mentiría la abuela?¿Quizá intentaba enterrar alguna pena del pasado?¿O se trataría de algo más serio, algo que hubiese echo temblar en su día la seguridad de la familia? Todo el mundo se hacía en la intimidad la misma pregunta.
Para Julián, votante del PSOE a ratos y de IU como norma general, la idea de que su abuelo hubiese combatido en las brigadas fascistas se le hacía repugnante, igual que a la gran mayoría de la familia.
Aunque su familia no era muy grande, apenas podía considerar como familia "cercana" a sus padres y a dos de sus hermanos.Su hermana Sara, residía en Barcelona desde hacía ya diez años, y tan solo hablaba con su hermano durante las eternas cenas de navidad.
Así como con Sara la distancia apagó las buenas relaciones, con Sergio las fundó.Antes de que este se fuera a Nápoles, ambos se odiaban, pues Sergio había decidido tomar el camino fácil, y se había metido en un gurpo de mafiosos que en los ochenta mató de sobredosis a miles de gallegos.Obviamente, nadie en la familia, a parte de Julián, sabía nada de eso.Pero cuando a Julián le llegó el chivatazo de que habían pillado a uno de los responsables de aquel negocio,decidió enviar a su hermano a Italia.Aunque él le había pedido que cambiase de vida, nada más llegar a Italia se metió en problemas.Posteriormente, lo detuvieron durante una redada y pasó seis meses en prisión.Mientras tanto, Julian trato de ocultárselo a sus padres con falso e-mails que en realidad él mismo se enviaba.Auqnue tampoco fue difícil de ocultar, pues Sergio siempre había sido considerado como la oveja negra de la familia.Desobedecía a su madre, insultaba a su padre, pegaba a sus hermanos  (con quince años estuvo a punto de matar de una cuchillada al propio julián).Posiblemente se tratase de un caso de esquizofrenia, pero el dinero, de alguna manera, comvirtió ese peliagudo problema en algo secundario.Pero desde que lo perdió todo, su única medicina para que no se le notase su ya severa esquizofrenia era el alcohol y las mujeres de compañía.Julián, que de alguna manera se sentía responsable de él desde que le había confesado el verdadero origen de su fortuna (auqnue más bien él se lo había sacado a base de interrogarle, usando sus ya presentes dotes de hacer "cantar" a los interrogados) se desvivía para ayudarle, pero cada vez que hablaba con él le veía peor.Le intentó traer de nuevo a españa, el alojó en su casa y le buscó un empleo de mecánico.Pero tampoco salió bien, puesto que terminó en urgencias con un navajazo en el estómago, pues los responsables de aquel cárter al que una vez Sergio había pertenecido le seguían guardando rencor por no haberles pasado el "chivatazo" de que les habían localizado.Tras esto, se fue una temporada a Barcelona, con Sara, pese a la negación de Sergio, que no confiaba en ella desde que en la universidad le había confesado al director unas "irregularidades" en los exámenes finales que le habían causado la expulsión de por vida.
Así vivía Julián, intentando unir a su familia, mientras su propio matrimonio dormía cada noche angustiado, por miedo a morir de repente, por un par de palabras que salgan, incautas, precipitadas, sin darse cuenta que no podrán volver de nuevo.Palabras que se adelanten al "te quiero" palabras que, al caer, hagan un estruendo que haga  retumbar los cimientos de un matrimonio que se caía a pedazos.
Pero desde hacía seis meses, la cosa estaba peor.No se lo había contado a nadie, pero Julián tenía un tumor en el pulmón, un tumor demasiado grande para ser operado,el cual le recordaba cada mañana, en forma de fuertes arcadas y presencia de sangre en el vómito, que la cuenta atrás de su vida se acercaba peligrosamente a su meta.Concrétamente, según los médicos, le quedaban 6 años de vida.Y cada segundo de su vida lo recordaba con angustia.Sabía que cada hora que pasaba en la oficina era una hora menos de vida, pero cuando se proponía salir y hacer otra cosa se daba cuenta de que esa era su vida.
En realidad, si que había una persona que lo sabía.No por que él se lo hubiese contado, si no por que lo había leido en el informe del médico.,ese era Manuel Montaña
Manuel era su único amigo.Su trabajo no le permitía mantener ninguna relación de amistad, (ahí estaba su convaleciente  matrimonio para corroborarlo) y solo el ayudante de Julián, el señor Montaña, podía soportar sus borracheras (que aunque apenas bebía, el mismo reconocía que lo hacía podía tirarse traspuesto un par de días) ha base de Vodka con tequila y sus agonías existenciales.
Julián solo confiaba en Manuel.Cuando él estaba enfermo (solo un par de veces al año, al menos hasta hace seis meses) el se encargaba de todo, casi mejor que el mismo.Julián era un hombre algo enfermizo por naturaleza, le encantaba hacerse poseedor de múltiples enfermedades, y su médico particular, el señor Vermillades, creía que dicha cualidad de ser propenso a creerse poseedor de mutitud de tumores y enfermidades varias, era lo que había terminado por crearle una enfermedad real.Era solo una estúpida hipótesis, pero lo que es un echo es que a Julián le encantaba consultar sus falsos síntomas en internete y eligir la peor en la lista de posibles.