Julián se levantó de repente de la
taza del váter.Una rápida arcada recorrió su tráquea, llegando segundos después
a su malvivida boca, que llevaba meses soportando ese tipo de ataques
desagradables.Otra vez más, su cuerpo le recordaba cuanto le quedaba de
vida.Desde que empezó todo el tema de la carta casi no recordaba lo que era
aquella sensación, puesto que su cuerpo le había dejado casi un mes en paz.Pero
de nuevo regresaban.
"¿Estás bien?"- Dijo
alguien al otro lado de la puerta
Indudablemente, aquel alguien era
el señor Montaña, pues este era el único que se permitía el lujo de tratar al
inspector de "tu".El inspector odiaba las cercanías laborales que su
amigo tenía con él, pues creía que podía crear síntomas de favoritismos en la
comisaría.Se lo había decho en reiteradas ocasiones, pero este nunca le hacía
caso.
"Si, gracias Montaña"- le
respondió "El inspector amablemente"
Posteriormente, apoyó sus brazos
sobre la gélida tapa del váter y antes de poder levantarse, una nueva carcajada
volvió a recorrer su cuerpo enfermo.
Nada más salir del baño,regresó a
su despacho, esta vez con el ayudante Montaña
Cerró la puerta de nuevo, bajó las
persianas y comenzó a hablar:
-Señor Montaña, tengo algo que
confesarle-Dijo el inspector
-¿De que se trata?-Respondió
-Hace un mes, llegó al buzón unos
documentos altamente prometedores.Se trata de un peligroso caso.Pero no puedo
recurrir a la policía nacional.¿Puedo confiar en usted?
-Claro que si, usted ya lo sabe
-Lea, hágame el favor.Necesito
ayuda con esto.
Montaña leyó atentamente durante un
par de minutos.La expresión de su cara, tras leer primero la carta y luego los
primeros informes.Al llegar a un punto, se detuvo y dijo:
-Creo que lo primero sería
contactar con el remitente
-Si, pero... como, la carta no
tenía remite, ni nigún teléfono ni dirección de contacto alguna.....
-¿Tenía un nombre, no?
-Así es, "El campesino",
¿que querrá decir?-Preguntó el inspector
-Empecemos por ahí, busquemos en
google.
-Tiene iniciativa, me gusta.Busque
en redes sociales, en la wikipedia, en donde sea.Encuéntrelo y hágamelo
saber.Tome esta libreta, apunte todo lo que consiga y luego llameme.
El inspector cogió su chaqueta y sin decir nada más, salió
de aquel despacho
Nada más salir a la calle, una luz le cegó por completo.Por un
momento creyó que iba a caer al suelo, presa de la sorpresa por haberse
encontrado tal inmensa luz a la vuelta de la esquina, digna de un astro.De
echo, era un astro.El sol brillaba con un resplandor mayor que el de
otros días de primavera, es cierto, pero la pincipal causa de su ceguera era,
sin lugar a dudas, las varias horas que llevaba lellendo aquellos papeles
a la luz de aquella cavernosa y centenaria luz de la lámpara.Miró el
reloj.Eran casi las ocho, llevaba doce horas sin poder parar de leer.Se repuso,
y ya completamente recuperado de la ceguera, continuó en la procura de un
taxi.Julián había vendido su coche un par de meses antes, con el inocente
fin de comprarse un piso.Aquello sse había convertido en una verdadera
pesadilla a la hora de ir a trabajar.La oficina de policía esta a solo 5
minutos a pie de su casa, según los folletos que aquella novata vendedora les
había enseñado a él y a ssu mujer, pero sus piernas podían dar constancia que
el número allí expuesto no era más que un resultado directamente proporcional a
lass ganas que tenían de venderlo.Resumiendo, aquella "inocente"
chica de apenas veinte años le había engañado como a cachorillos.
Abrió la puerta de su casa.Comprobó que su mujer no
estaba en casa "espero que esta vez sea con el del banco, que
nos están dando bien por culo con la hipoteca"- Pensó, intentado,
sin suerte, esquivar el bajón que suponía el tener que soportar que tu mujer
esté con otros hombres y tener que fingir que no sabía nada. "Soy
gilipollas, romanticamente gilipollas"-Pensó
Nada más sentarse en la mesa de la habitación, alguien llamó a la
puerta.
Se levantó a abrir, sorprendido.No tenían apenas amigos, por lo
menos no que supiesen donde vivía, con lo que aquella llamada, ya pasadas las
diez, le inquietó.Abrió la puerta, y en lugar de su amigo Montaña, quien
esperaba encontrar, vió tan solo una nota en el suelo.Buscó a su propietario,
inquietado.Al no encontrar a nadie, cogió la nota y cerró de nuevo la
puerta.Rompió el sobre y se apresuró a leer la misteriosa carta. "Paco
Patiño,981815495."
En ese momento quedó claro de que se trataba.Llevaba tiempo
pensando en cual sería el siguiente paso, dando palos de cieego en un caso ,
sin ayuda de apenas nadie.Antes de llamar, miró en internet.Quería saber con
quien trataría. ¿"El campesino",quizá?
Paco Patiño era un abogado aficionado a la historia, que
estaba escribiendo una novela sobre la guerra civil y los posteriores
echos.Se trataba de una novela histórica, llamada "Memorias de un
fusilado".
Julián no entendía que debía tener que ver aquel hombre con su
caso, así que decidió llamarle de inmediato.No sabía que le diría, ni siquiera
por que le llamaba.Pensaba no decirle nada de la nota,lo que lo complicaba
todavía aún más.Era tarde para pensar, pues la secretaria de aquel hombre cogió
eel teléfono mas rápido de lo que Julián esperaba.
-Abogados Patiño, que desea?
-Bueno...yo, Paco, el abogado....-Balbuceó julián
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