martes, 3 de abril de 2012

Capítulo 32: Nuevos Tiempos

Julián se despertó de pronto del coma en el que se había sumido su cuerpo.No tenía forma de saber cuanto llevaba en dicho estado, pero por el terrible dolor muscular que le azotó, a modo de latigazo, la totalidad de su desnutrido cuerpo en el mismo momento en que, osado a la par que incrédulo, decidió levantarse como si nada hubiese pasado,  avaló de forma contundente la teoría de que hacía varios días que había perdido el conocimiento.

Tan intenso fue aquel dolor, que Julián tardó casi un minuto en percatarse que ya no estaba bajo aquel falso techo ucraniano, sumido en medio de un pueblo fantasma y sobre las cabezas de asesinos mercenarios cuyos cargadores llevaban balas con su nombre grabado al fuego.En lugar de aquel precario e indeseable refugio, lo que encontró al abrir de nuevo sus ojos fue una habitación que, aunque simple y de paredes descorchadas, era una auténtica suite, para cualquiera que tuviese el valor de compararla con su lamentable predecesora.

Haciendo un esfuerzo colosal logró ponerse en pie, ante la sonora protesta muscular  a modo de infernales dolores.Miró a su alrededor.Aquella habitación le resultaba familiar, pero su cerebro estaba aún demasiado frío como para asociar la imagen de aquel habitáculo con la de una localización en un mapa, o a un poseedor concreto.En lugar de ello, prefirió arrastrarse hasta la ventana, en busca de nuevas imágenes que facilitasen un poco más el reconocimiento.Pero la respuesta llegó, como casi todo en la vida, por mera casualidad.

En su ansia por alcanzar la ventana mientras luchaba contra sus malogrados músculo, no se percató de que el recorrido a seguir pasaba peligrosamente cerca de una mesa cuya estabilidad estaba ya de antemano puesta en entredicho.El ligero golpe ejercido por el inocente torso de Julián, fue suficiente para que la mesa se tambalease.Afortunadamente, siguió en pie.No así una de las fotos que hasta hace un segundo yacían expuestas encime de ella.Esta se precipito al vacío, e impacto irremediablemente contra el lumbago de Julián, quien propició un sonoro grito de dolor antes de caer exhausto, sometido por los múltiples dolores que padecía, a los pies de los restos de aquella instantánea hecha pedazos.

Se detuvo un segundo, pues comprobó la familiaridad de los rostros retratados en aquella imagen.A la izquierda, estaba él, con un elegante traje de pana.Y a la derecha, ella. Su mujer.

Fue tan solo al ver su rostro cuando empezó a recordar.La discusión, como ella se había ido y él, ahogado en un océano de romanticismo impuesto por la sociedad en general y por Hollywood en particular, había decidido embarcarse en un viaje a la locura.A partir de ahí, las cosas seguían confusas.No por que le faltasen datos, si no por que no era capaz ni de asimilar sus propios actos, los cuales eran más responsabilidad de su estúpido e impulsivo corazón que de su mente, fría y objetiva, quien había observado cada movimiento de aquella jornada desde el exilio de la razón.

Y durante aquella fracción de segundo, el la que esa censura mental que cada uno tiene por el mero hecho de ser humano y que muchos se esfuerzan en denominar benévolamente conciencia, Julián tomó, una vez más, una arriesgada y determinante decisión.

A su juicio, su mujer era la culpable de todos sus problemas.Por ella le habían capturado en aquel caserío.Por ella había sido también "capturado" en Ucrania.No se jugaría el pellejo por tercera vez.Lo tenía muy claro, y sospechaba que la decisión era mutua, por el desconocido paradero de su mujer.Pero no habían sido solo los actos los que le habían impulsado a tomar una decisión tan precipitada.Juliá se dio cuenta de pronto de que desde que su mujer se había marchado, Julián se sentía mucho más libre.No era una sensación nueva, anteriormente también había pensado en dejarlo con su mujer y mandarlo todo a la mierda.Pero en aquella ocasión, todo era distinto.Al contrario que otras veces, Julián no había podido hacer la réplica en su debate interno del sólido argumento de que su mujer ya no le quería, de que no haría daño a nadie si la dejaba.

De pronto, pasó a no sentirse parte de nada, pese a estar comprometido para todo.Su relación con su mujer era ya tan solo un trámite legal, con el cual se marcan las limitaciones y las prohibiciones entre cónyuges y otras personas ajenas a la relación.Pero en ningún caso se marcan derechos.Era evidente que ya a nadie le interesaba seguir con aquella pantomima.Su vida había sufrido un cambio radical y su mujer debía entrar en el paquete de descartes.Era duro, pues Julián sabia que por el mero echo de haber tenido el valor suficiente para pensar aquello sin censurar sus propias ocurrencias, asentaba un precedente, una invitación al   libre pensamiento de cara a su mujer y ver así las dos caras de la moneda.No tenía manera de saber como terminaría aquello, pero sí tenia muy claro que proseguir por el mismo camino ya no era una opción.

Dándose cuenta de que todavía se encontraba en un lugar desconocido,posado sobre los cristales de un marco roto en mil pedazos he intrigado por el echo de que, en dicho lugar hubiera una foto suya junto a su mujer ,decidió levantarse.Exhausto por tanto esfuerzo tras haberse pasado horas, quizá días, en estado de inconsciencia, se tumbó de nuevo sobre la cama, respiró hondo, y siguió recordando, procurando encontrar alguna pista que revelase su paradero actual.Se palpó el bolsillo, pero no pudo encontrar la nota que recordaba perfectamente haber escrito durante su estancia en el pueblo fantasma.Alguien debía habérsela cogido, lo que revelaba que no había estado solo todo aquel tiempo.


De nuevo, debió interrumpir sus pensamientos, en este caso por el sonido de unos nudillos golpeando contra la puerta de la estancia, a modo de llamada.

-Pase-Contestó Julián, con la voz propia de un hombre que llevaba mucho tiempo sin hablar y sometido a un frío diabólico.

-Buenas tardes.¿Me recuerda? Soy Ramires.-Le contestó educadamente

-¿Ramires?-Juián se detuvo un momento, pensativo a la par que desconfiado.-O, por supuesto.Tome asiento.Aunque la verdad, desconozco si soy yo quien debe ofrecérselo a usted.Supongo que sabrá donde estamos, ¿no es así?-Le interrogó Julián

-Por supuesto.Estamos en la habitación principal, reservada para el presidente.Esta es ahora su habitación.Me he tomado la libertad de decorarla con sus cosas, las cuales encontré en su piso.Espero que no le importe.

-En absoluto, es solo que....

-Comprendo.-Respondió anticipadamente Ramires, contemplando la foto que yacía en el suelo, rota en mil pedazos.

-La habitación principal.¿Donde duerme ahora González, pues?-Preguntó Julián, retomando el hilo de la conversación y evitando así el tema que, creía, era el más incómodo de entre todos los posibles.

-Verá, el hecho es que Gonzalez....no podrá volver-Contestó Ramires, con un nudo en la garganta.

-¿Por que? ¿Le han echado?-Preguntó ingenuo Julián, a quien aún parecía costarle pensar.

-A muerto.- Respondió friamente Ramires.Ahora quien tenía un nudo en la garganta era Julián


-¿Muerto? ¿Que ha pasado?-Le interrogó Julián, escandalizado.

-Verá, fue a recoger sus últimas pertenencias a su antiguo piso, salió sin decir nada y sin escolta.Le abrasaron vivo en su garaje.

-Vaya.¿Que será ahora de la organización? ¿Ya hay substituto?

-¿No sabe usted nada, señor Ballesteros?

-Me temo que no, y llámeme Julián.

-Con mis respetos, es imposible tutearle si el trato no es mutuo.Con respecto a su pregunta, entre las labores de un presidente a nivel nacional figura la elección de su sucesor, quien debe ser aprobado por el congreso internacional.

-¿Y a quien propuso? - Preguntó de nuevo Julián, quien empezaba a mosquearse ligeramente por los continuos rodeos de su camarada

-Originalmente me propuso a mi, pero a los líderes de Cuba, Corea y al PTR no pareció gustarles mi propuesta.Tan solo los chinos apoyaron mi investidura, la cual fue rechazada por unanimidad.

-¿Y después?

-Después llegaste tú, apoyado por informes de nuestro servicio de inteligencia, quienes colaboran con la  CIA, y González vio en ti a un reflejo suyo solo que con veinte años menos.El tipo de líder que él, desde su egocentrismo, siempre habría querido.Dentro de su personalidad revolucionaria, González era todo lo conservador que el primer rasgo permite.No admitía cambios de planes ni de fechas, todo tenía que llevarse a cabo tal cual estaba escrito.El resultado era secundario.

-¿A mi? Vaya, estoy impresionado-Contesto Julián, a quien nada importaban las declaraciones posteriores, basadas claramente en el rencor que Ramires sentía hacia el difunto, pese a que su fallida investidura no era, en absoluto, responsabilidad suya- Supongo que deberé hacer algún tipo de discurso para la votación, ¿no es así?

-No se preocupe, yo lo hice por usted.Bastaron unas declaraciones que tenía de González, y mi aprobado como anterior candidato al puesto, junto con la adornada realidad de que usted estaba "luchando como un soldado raso más contra las fuerzas del mal por remontar el pulso y hacerse de nuevo con el control de Ucrania".Tómeselo como una muestra de fidelidad a su administración.

-Vaya, me ha dejado sin palabras.Supongo que deberé analizar los asuntos urgentes.Por ejemplo, ¿podría facilitarme mapas de la situación en Ucrania?, debo saber detalladamente como está la situación.....

-Calma, presidente.En primer lugar, me gustaría que firmase esto.-Ramires le extendió una especie de contrato de tan solo una página- esto es una autorización para que yo sea su representante  de cara al exterior.He pensado que, quizá, fuese peligroso mostrar de nuevo al público a nuestro presidente.Mire como acabó el anterior....

-Está bien- Julián recogió el bolígrafo que Ramires sostenía en su mano, tras lo cual rubicó el documento- ahora déjeme solo, necesito descansar

-Me temo que eso no será posible.El señor Vladimir Skeist quiere hablar con usted.Según dice, es muy urgente.

-Está bien, que pase-Accedió Julián, a regañadientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario