sábado, 21 de abril de 2012

Presentación "Recuerdos Made in Gazza"

Pese que aún no ha sido publicado (ni mucho menos, la verdad)  Memorias de un Fusilado, se me hace inhumano demorar más la presentación del libro que está absorbiendo mi tiempo en estos últimos días "Recuerdos made in Gazza", la historia de una niña palestina violada por un militar americano que decide tomarse la venganza más de una década después.Aquí os dejo un fragmento del manuscrito en cuestión:


12 de Septiembre de 2001


-¿ Por que hacen eso? Por que nos tratan mal? En la radio han dicho que es por que somos inferiores. ¿Es eso cierto, mamá? ¿Somos inferiores? Yo nos veo iguales, dos brazos, dos piernas, una cabeza... pero a lo mejor es que claro, como soy inferior no puedo ver la diferencia.


-No digas eso. Pues claro que no somos inferiores. Ni superiores, todos somos iguales y hemos sido creados por el mismo dios.


-Entonces.... ¿por que nos odian? Yo no les he hecho nada malo, que recuerde, y si lo he hecho les pido perdón  ¿y papá? ¿hizo papá algo malo?-  Interrogó Sarah a su madre. Ambas sollozaban, pese a que su madre lo hacía en completo silencio, dejando que las lágrimas se deslizasen por sus mejillas, cubiertas por el burka ,hasta llegar al sucio suelo sin ser detectadas.


-Tu padre es.... era- se corrigió, mientras sentía una brisa de realidad no demasiado placentera- un hombre de gran corazón, nunca hizo mal a nadie


 -Pero entonces ¿por que nos tratan tan mal esos hombres?- Preguntó Sarah, desesperada


-Verás, aquellos hombres nos tratan mal por lo que hacen otros. Otros.... como nosotros- aclaró su madre, intentando explicarle a la ingenua niña una situación que ni ella alcanzaba a comprender


-Pero..... ¿por que no nos perdonan? mi profesora dice que no hay que perdonar, que la venganza no es buena .


-Y yo estoy de acuerdo. Perdónales, no saben lo que hacen. Ya verás como dentro de muy poco estaremos todos juntos de nuevo, bien lejos de toda esta barbarie- Intentó consolarla su madre, sin éxito


-Todos no, papá no está. Y nunca volverá


-Nos está esperando en el cielo, junto al abuelo. Muy pronto estaremos con él


-No quiero que me espere en el cielo, yo lo quiero aquí, conmigo, contándome cuentos cuando las bombas caigan, como siempre. ¿Como pretendes que todo siga igual? Él no va a volver.- La niña continuaba llorando . Su madre intentó consolarla, pero antes de que  pronunciar una palabra, Sarah corrió hacia la puerta de la habitación que compartía con sus tres hermanos. Cerró la puerta y dejó que toda su rabia acumulada brotase en forma de potentes sollozos.


En ese momento, su hermano Hásin, con la cara propia de un niño de apenas quince años que hace apenas unas horas acababa de presenciar el asesinato de su padre a manos de hombres cuyos sueldos pagan sus impuestos, abrió la puerta y sin decir una sola palabra se desplomó sobre el incómodo sofá.


-Mamá, he de contarte algo- Dijo muy serio- he tomado una decisión, me voy de casa.


-¿Que te vas? ¿A donde?


-A parar esta barbarie. He hablado con unos amigos, resulta que conocen a un tío que se ha hecho no sé cómo con una docena de kalashnikov y munición para parar un tren.


-¿Que dices? ¡Te lo prohíbo!


-Siento decirte que eres una mujer, no puedes prohibirme nada. Ahora que papá ha muerto, yo soy el responsable de esta familia.


-Precisamente por eso tienes que quedarte. Si no lo haces por ti ni por mi al menos hazlo por tus hermanos. Acaban de perder a tu padre, no soportarían perderte a ti también.


-Lo que hago lo hago no por ti o por Sarah, lo hago por toda palestina. Lo siento mamá, la decisión está tomada. Si muero será marcando con mi sangre la tierra que nos quitaron


-Recapacita, aprende de los errores de tu padre. Por favor, no te vayas, no puedo hacerlo sola- Le suplicó su madre, cuyo llanto era ya perfectamente audible .


-El único error de papá fue permitir  que esos perros judíos pisasen nuestro territorio a cambio de que le dejasen en paz. Por eso ha muerto, esos cabrones no se detienen ante nada.


-No hables así de los judíos- le replicó su madre


-¿Y como quieres que hable? ¿acaso no te das cuenta que el sionismo es un concepto nacionalsocialista?
Nosotros creamos estas ciudades, labramos estas tierra y trajimos animales a un lugar desértico que nadie quería hace miles de años. Y lo hicimos con nuestra sangre y con nuestro sudor. Y ahora vienen las potencias europeas y pretenden usar nuestro territorio como lugar de exilio para toda la mierda, todos los putos judíos que sufrieron a los nazis. Esto es una venganza. Los comunistas se tomaron la suya arrasando Berlín , las potencias europeas consiguieron territorios y los americanos una macro dependencia llamada Unión Europea. Tan sólo los judíos se quedaron sin venganza. Y se la están tomando con nosotros. Somos la moneda de cambio, el blanco fácil. Sabes tan bien como yo que a papá le han matado por lo ocurrido con las torres gemelas. Lo siento, la decisión está tomada.


19  de Agosto de 2012


Sarah se despertó envuelta en sudor. Había vuelto a tener ese sueño. El cadáver de su padre empapado en su propia sangre, el rostro de furia de su hermano con el fusil al hombro y la violación. Siempre la violación. Maldijo por lo bajo su predisposición a estar en el lugar inadecuado en el momento justo.


Sarah era una guapa mujer que acababa de cumplir los 20 años. Lucía un pelo negro que le llegaba hasta las caderas y unos ojos azul celeste capaces de hipnotizar al más osado. Sus labios parecían caídos del mismísimo cielo. Suaves , pequeños, cada vez que habría la boca no era difícil entender un "te quiero" en su expresión. Se consideraba musulmana y practicante, ya que acudía a rezar regularmente tres veces por semana. No obstante, renegaba de costumbres que consideraba anticuadas como el burka. Sus amigos decían que se debía a la falta de un hombre durante los años cruciales de su juventud. Se rumoreaba que, en las intimidades de su hogar, ni tan siquiera su madre llevaba el burka una vez su hermano mayor se hubo marchado. No obstante, todos consideran que sería un pecado censurar aquel rostro, obstaculizar aquel andar de diosa morena. Piel rígida y suave,  piernas eternas y ojos de gata. Su caminar inquietante sembraba la discordia entre cualquier hombre que tuviese la suerte de darle la espalda. Cuando esto ocurría, ella miraba disimuladamente a sus espaldas, mientras mostraba una inocente sonrisa . En el fondo, aquello le encantaba.


Sarah parecía llevar una vida perfecta, lejos de las atrocidades de su pasado. Vivía en Nueva York y era estudiante de derecho de tercer año. Pero en el fondo, su vida seguía destrozada por aquel seísmo ocurrido en su juventud. Nunca había podido mantener relaciones sexuales desde aquello. Eso por no hablar del sueño, aquel constante y fatídico sueño que se repetía periódicamente cada dos o tres días desde el día mismo de su violación, hacía ya 8 años. No obstante, se había acostumbrado a sufrirlo, era ya parte de su rutina. Perderlo sería confirmar que había olvidado por completo su pasado palestino, una traición aún mayor que la que debió sentir su madre cuando le dijo que se iba a estudiar a Estados Unidos, a la cuna de todos los males de su familia.

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