martes, 31 de enero de 2012

Tema 13: Hasta que la muerte los separe

Ramires les condujo escaleras arriba por un pasillo descorchado.En el piso de abajo, pequeñas habitaciones exentas de cualquier tipo de comodidad, según lo que Julián pudo observar al mirar por la rendija de algunas de las puerta, las cuales,muy lejos de sellar herméticamente la estancia, dejaba acceder a esta una horrible corriente.Las habitaciones, o al menos la mayoría de estas, no contaban con ventanas ni ni ninguna fuente de luz natural.Aquello parecía una casa comunal soviética.Tras atravesar un largo corredor, llegaron a unas escaleras que ascendían hasta la segunda planta.Esta era mucho más espaciosa y luminosa, y Julián  incluso creyó divisar algún televisor.Recorrieron también este corredor.Julián no paraba de mirar expectante a su mujer.Esta cojeaba, herida por una bala que llevaba, en realidad, su nombre.Ahora se sentía confuso.No quería hablar, eso no había cambiado, ¿pero por que y como había llegado ella hasta aquel zulo?.Aún quedaban en su cabeza multitud de dudas, atrincheradas, esperando que la guerra de sentimientos cesase y pudiese, al fin, despejar su mente de dudas e inquietudes.Esa era una opción.O puede que cuanto más supiese, su futuro fuese cada vez más enigmático, como un siniestro agujero negro dispuesto a acabar con todo lo que, hasta ahora, Julián  había creído saber sobre el mundo.


El grupo avanzaba en completo silencio, apenas interrumpido de vez en cuando por un crujido del viejo y malogrado suelo de aquel pasillo.Al final, Ramires se detuvo delante de una de las puertas.Sacó de su bolsillo un gran manojo de llaves, y comenzó a probar.A la tercera, los mecanismos de la puerta empezaron a moverse.Ramires les indicó que entrasen,


-Que pasen buena noche señores.Mañana vendrá el señor González sobre las once, para hablar más directamente de su misión.Comprendemos el shock que debe suponer encontrarse con todo esto de golpe.A decir verdad, desconozco lo que han hablado en esa sala.Pero puedo suponerlo.


-Gracias Ramires, buenas noches a ti también.-Julián se acercó a la puerta.No quería que se fuese, pues aquello supondría quedarse a solas con su mujer.Se veía incapaz de afrontar aquella tarea.Por lo menos, no ahora.


-Por cierto,- prosiguió, en la procura de algo que le hiciese a aquel desconocido hombre quedarse allí en lugar de regresar con su familia.-¿que sabe usted de todo esto?


-Exactamente, ¿de que me está hablando?


-De la organización.Dudo que toda esta gente sepa todo acerca de esto.


-Oh, por supuesto que no.Usted es un afortunado, le han considerado importante  a la par que sensato, y se ha decidido que debía saberlo. El resto son mercenarios. Apoyan la revolución, y se están ganando un suculento sueldo. Solo les pedimos que mantengan la boca cerrada.


-¿Y que hay de usted? ¿Como es que un sirviente sabe tanto de las decisiones de la organización?


-¿Un sirviente? Oh, me temo que ha habido un error. Soy parte de la guardia personal de González. Mientras siga en prácticas, yo seré su superior.


-¿A dicho usted "en practicas"?- Preguntó sorprendido Julián


-Me temo que se hace tarde. Todas sus dudas se las contestará mañana el señor González. Si no le importa, prefiero retirarme. Mañana le traerán sus cosas. Mientras, les deseo que pasen buena noche.


Ramires se retiró entre las sobras del cavernoso pasillo. Antes de que Julián pudiese darse cuenta, ya nada quedaba de él. Resignado, cerró la puerta y se tumbó sobre la cama. Por un momento, su mujer pareció mantenerse indiferente al echo de que ahora Julián carecía de escusas para evitar la más que merecida discusión. Pero tras unos minutos en los que ambos permanecieron inmóviles, pensando en como salir de aquella inquietante situación, comenzó la desintegración de aquel malogrado matrimonio:


-¿No piensas decir nada?


-Lo pienso, pero no lo digo.Lo que por mi mente pasa se deshace con un nuevo pensamiento.Sin embargo, lo que sale por mi boca, solo se soluciona con una bala.


-¿Como puedes ser tan cínico?-Su mujer, o lo que quedaba de esta en su encolerizado cerebro, desató su furia. Tienes a tu mujer herida de bala en una habitación donde unos terroristas han reclamado tu ayuda. ¡Y tu se la has dado!. Esto es increíble. Y después de todo, solo te dignas a esquivar mis preguntas.


-No son terroristas.Defienden unas causas que un día también fueron las mías.Si no seguimos las pautas que nosotros mismo marcamos, entonces, ¿cual es el sentido de la vida?¿A quien beneficia que caminemos todos por el mismo sendero, sin mirar a los lados ni pararse a pensar? Desde luego, a la evolución no.Pero a los caciques que se están llevando la pasta del pueblo, no les agrada en absoluto que un par de "terroristas" como tu les llamas, pisen la hierba y se desaten de sus cadenas.Tenemos la oportunidad de cambiar la historia.Dejarla pasar sería traicionarnos a nosotros mismos.


-¿Tu te estas oyendo? hace apenas un par de días considerarías iluso a todo aquel que siguiese tan al pie de la letra una ideología, fuese cual fuese la misma.


-Hace un par de días si.Pero hoy ya no habla el Julián inspector.Hoy habla el Julián de hace diez años, el Julián que....


-¿Que? Nunca has sido un luchador...


-Me conoces desde hace ocho años, ¿no es así?


-Algo menos, quizá.No te comprendo.


-Verás, ¿recuerdas cuando ahí dentro González me dijo que no admiraba demasiado mis habilidades en combate?


-Si, así es.Y tu le dijiste que debía tratarse de un error, puesto que...


-Pues no, no es ningún error.Hace diez años, no estaba en la universidad.La dejé, y llevaba una vida de la que nunca te he hablado.


-¿Que hiciste? ¿Te drogabas? ¿robabas? cuéntamelo, no hay nada que debas ocultarme.Dime, ¿que hacías pues, si no ibas a la universidad?


-Verás, no fueron tiempos fáciles.Nunca lo son.En la universidad solo había aprendido odio.Odio al sistema capitalista y las funestas ideas que este defiende.Hace diez años...- Julián se sirvió una copa.No quería recordar nada por la maña.


-¿Que hiciste hace diez años? me estás asustando.


-Estoy... quiero decir, estuve, claro..... en 1999, ingresé en los GRAPO.


-¿Como dices? 


-Si, y yo siempre me lo había tomado como un error, pero a medida que pasan los años añoro a ese joven revolucionario, y desde que hace meses empezaron a llegarme los informes, empecé a emocionarme, y....... lo de hoy, ha sido la gota que colma el baso.No pude resistirme más.


-¡Estás hablando de ingresar en los GRAPO como si te hubieses comprado un abrigo de piel! ¿pero de verdad eres consciente de lo que estás diciendo?


-Precisamente por eso ingresé, por que soy muy consciente de como está el mundo y de como se cambia.La moderación no conduce a nada, echa un vistazo atrás. ¿Recuerdas la transición?


-Los GRAPO son ilegales por la constitución, no puedes tomártelos como algo normal.


-Si, la misma constitución firmada por un rey lacayo de franco, la misma que prometía hogares para todos.Mira a tu alrededor.¿Aún no eres consciente de que vives una mentira?


No podía evitarlo.En el fondo, a Julián siempre le había gustado el debate, ese sentimiento de la adrenalina corriendo por su sangre.


-Pues este no es el Julián al que yo quiero.


-Me importa una mierda a que Julián quieras.Además, no seas frívola.Hace mucho que no están conmigo por amor.Para eso ya está el cabrón que conociste en Ucrania, verdad?  Ese tal Sergei que te llama cada mes.


-No se de quien coño me estás hablando.No tengo ningún amante, si a eso te refieres. 


-No, claro que no.¿Que coño hacías en aquel lugar? Me seguías, verdad? Crees que todos somos unos hijos  de puta como tu, y que nos importa una mierda el matrimonio.Te equivocas, aquí la única que tiene un amante eres tu


-Si es así, será por que me siento sola.Nunca estás en casa, joder.


-No, por que estoy ganando el dinero con el que pagas lo viajes que catalogas "de trabajo" y que aprovechas para tirarte a ese cabrón.


-Por favor, han sido muchas emociones, duerme.Mañana hablaremos con más calma.


-No quiero dormir, solo quiero decirle un par de cosas a ese cabrón.


Julián se abalanzó sobre el bolso de su mujer. Sacó de una de las cremalleras laterales el móvil, y empezó a tocar las teclas. No se encendía, debía estar sin batería.Encolerizado, lo lanzo contra el suelo. Tras verlo estallar en mil pedazos, varios de los cuales impactaron contra la cara de su mujer, abandonó la estancia, dejando tras de si el ruido de un potente portazo.

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